Por: Mariella Balbi Periodista
Uno. El domingo en la noche el cine del bulevar de Asia (así lo llaman) proyecta “Operación Valquiria”, basada en un hecho histórico, el último y el más serio de los 15 intentos fallidos para asesinar a Hitler, el gran dictador. El horario no se respeta y los adolescentes asistentes meten vicio al inicio, no saben o no les enseñaron que se trata del séptimo arte. En los créditos aparece un centro o instituto de la memoria alemán recopilador de esa aciaga historia que le tocó vivir a Alemania. No conozco a un pueblo tan arrepentido por las atrocidades del nazismo y lo demuestran en la práctica, no hay “blablablá”. Fácil imaginar lo que habrá pensado la canciller Angela Merkel cuando el Gobierno Peruano le “choteó” olímpicamente los dos millones de euros para construir el Museo de la Memoria en el Perú. Ella, ellos saben, que sin memoria no hay reconciliación. El Gobierno Peruano quiere el dinero para otra cosa, ¡plof! Se espera la respuesta teutona ante una metida de pata de un régimen que se dice socialdemócrata.
Dos. Las policías femeninas que salieron involuntariamente “semidesnudas” (esa es la calificación de la moral nacional) en You Tube deben haberse replanteado su existencia. Es probable que hayan desechado la confianza y la camaradería de su vida diaria. Meche Cabanillas es honestísima y práctica, seguramente lo hará bien, pero está condenando una actitud espontánea donde no hay malicia, sino algo de disfuerzo (muy de ellas), chanza y una conducta común entre mujeres. O se quiere que salgan de la ducha tapadas de la cabeza a los pies. El cuerpo femenino no es el culpable sino quien explícitamente por fregar cuelga en la web el video en cuestión.
Tres. Ella se separó de su marido después de… 33 años de casada. Vaya paso y determinación. Le vino un cáncer, lo manejó y está espléndida. Es relativamente joven, dinámica y con ganas de vivir. Tiene contacto con su esposo, no hay reproches ni odios, simplemente la libertad y la posibilidad de vivir otra etapa en su vida, ni mejor ni peor, solo diferente.
Cuatro. Luego de un tiempo relativamente corto pero retumbante, ella termina una relación muy a su pesar. Tampoco tuvo malicia para avizorar lo que se venía. A ella sí le cayó, como diría el poeta: “un manotazo duro, un golpe helado”. Pero se recuperará y seguramente encontrará a alguien más íntegro. Cosas de ellas que sin ellos tal vez no ocurrirían.
Uno. El domingo en la noche el cine del bulevar de Asia (así lo llaman) proyecta “Operación Valquiria”, basada en un hecho histórico, el último y el más serio de los 15 intentos fallidos para asesinar a Hitler, el gran dictador. El horario no se respeta y los adolescentes asistentes meten vicio al inicio, no saben o no les enseñaron que se trata del séptimo arte. En los créditos aparece un centro o instituto de la memoria alemán recopilador de esa aciaga historia que le tocó vivir a Alemania. No conozco a un pueblo tan arrepentido por las atrocidades del nazismo y lo demuestran en la práctica, no hay “blablablá”. Fácil imaginar lo que habrá pensado la canciller Angela Merkel cuando el Gobierno Peruano le “choteó” olímpicamente los dos millones de euros para construir el Museo de la Memoria en el Perú. Ella, ellos saben, que sin memoria no hay reconciliación. El Gobierno Peruano quiere el dinero para otra cosa, ¡plof! Se espera la respuesta teutona ante una metida de pata de un régimen que se dice socialdemócrata.
Dos. Las policías femeninas que salieron involuntariamente “semidesnudas” (esa es la calificación de la moral nacional) en You Tube deben haberse replanteado su existencia. Es probable que hayan desechado la confianza y la camaradería de su vida diaria. Meche Cabanillas es honestísima y práctica, seguramente lo hará bien, pero está condenando una actitud espontánea donde no hay malicia, sino algo de disfuerzo (muy de ellas), chanza y una conducta común entre mujeres. O se quiere que salgan de la ducha tapadas de la cabeza a los pies. El cuerpo femenino no es el culpable sino quien explícitamente por fregar cuelga en la web el video en cuestión.
Tres. Ella se separó de su marido después de… 33 años de casada. Vaya paso y determinación. Le vino un cáncer, lo manejó y está espléndida. Es relativamente joven, dinámica y con ganas de vivir. Tiene contacto con su esposo, no hay reproches ni odios, simplemente la libertad y la posibilidad de vivir otra etapa en su vida, ni mejor ni peor, solo diferente.
Cuatro. Luego de un tiempo relativamente corto pero retumbante, ella termina una relación muy a su pesar. Tampoco tuvo malicia para avizorar lo que se venía. A ella sí le cayó, como diría el poeta: “un manotazo duro, un golpe helado”. Pero se recuperará y seguramente encontrará a alguien más íntegro. Cosas de ellas que sin ellos tal vez no ocurrirían.
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