Por: Beatríz Boza
El Estado existe para cumplir una función en la sociedad: proveer seguridad a la ciudadanía, impartir justicia, cuidar la salud pública, garantizarnos identidad, proteger la propiedad, cuidar que la moneda valga, promover la inclusión social, solventar obras y cautelar la solvencia del sistema financiero, entre otras funciones. Ello supone prestar servicios concretos. Como cualquier organización de servicios, el Estado está integrado por personas, quienes atienden a la gente y prestan el servicio. Por eso, para que una entidad pública sea eficiente, son tan importantes los empleados públicos.
Pablo Ferreiro enseña que para que una persona esté motivada a realizar su labor lo mejor posible, debe: 1. Actuar según procedimientos eficientes, que lleven a obtener resultados óptimos en la gestión institucional. 2. Sentirse satisfecha en su entorno laboral, es decir, que encuentre atractiva y motivadora la labor que realiza. 3. Identificarse con la misión, razón de ser de la organización, para poder lograr objetivos comunes: servir al ciudadano.
En línea con la importancia del empleado público, el gobierno creó en junio la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), encargada de aprobar la política de recursos humanos, incluyendo sistemas de capacitación de funcionarios, y nombró presidenta a Nuria Sparch, una tecnócrata con varios años de experiencia destacada en el Estado. La propuesta suena alentadora, pues a diferencia de la empresa privada que cada vez invierte más en desarrollar a su personal, nuestro Estado no tenía una política formal de desarrollo, capacitación y evaluación de capacidades de sus empleados, y menos aún incentivos para su buen desempeño, eficiencia y productividad.
Pero para hacer algo en el Estado, no basta con crear una entidad, dotarla de un mandato legal y un equipo humano capaz; se requieren recursos. El verdadero test del compromiso gubernamental con determinada política se mide en función del presupuesto asignado. Siendo el Estado el principal empleador en el país, con necesidades de capacitación y desarrollo profesional urgentes y atendiendo a que Servir debe contratar a los gerentes públicos que trabajarán en las regiones, el presupuesto que se le asigne es vital.
¿Recuerda que una de las primeras medidas del gobierno fue imponer recortes y topes salariales desfasados de la realidad? Ello implicó S/.100 millones que se destinaron al Fondo de la Igualdad. Sorprende que una parte importante de los ahorros generados por esos recortes salariales no hayan sido asignados justamente para mejorar el desempeño de los propios funcionarios públicos.
EL COMERCIO
El Estado existe para cumplir una función en la sociedad: proveer seguridad a la ciudadanía, impartir justicia, cuidar la salud pública, garantizarnos identidad, proteger la propiedad, cuidar que la moneda valga, promover la inclusión social, solventar obras y cautelar la solvencia del sistema financiero, entre otras funciones. Ello supone prestar servicios concretos. Como cualquier organización de servicios, el Estado está integrado por personas, quienes atienden a la gente y prestan el servicio. Por eso, para que una entidad pública sea eficiente, son tan importantes los empleados públicos.
Pablo Ferreiro enseña que para que una persona esté motivada a realizar su labor lo mejor posible, debe: 1. Actuar según procedimientos eficientes, que lleven a obtener resultados óptimos en la gestión institucional. 2. Sentirse satisfecha en su entorno laboral, es decir, que encuentre atractiva y motivadora la labor que realiza. 3. Identificarse con la misión, razón de ser de la organización, para poder lograr objetivos comunes: servir al ciudadano.
En línea con la importancia del empleado público, el gobierno creó en junio la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), encargada de aprobar la política de recursos humanos, incluyendo sistemas de capacitación de funcionarios, y nombró presidenta a Nuria Sparch, una tecnócrata con varios años de experiencia destacada en el Estado. La propuesta suena alentadora, pues a diferencia de la empresa privada que cada vez invierte más en desarrollar a su personal, nuestro Estado no tenía una política formal de desarrollo, capacitación y evaluación de capacidades de sus empleados, y menos aún incentivos para su buen desempeño, eficiencia y productividad.
Pero para hacer algo en el Estado, no basta con crear una entidad, dotarla de un mandato legal y un equipo humano capaz; se requieren recursos. El verdadero test del compromiso gubernamental con determinada política se mide en función del presupuesto asignado. Siendo el Estado el principal empleador en el país, con necesidades de capacitación y desarrollo profesional urgentes y atendiendo a que Servir debe contratar a los gerentes públicos que trabajarán en las regiones, el presupuesto que se le asigne es vital.
¿Recuerda que una de las primeras medidas del gobierno fue imponer recortes y topes salariales desfasados de la realidad? Ello implicó S/.100 millones que se destinaron al Fondo de la Igualdad. Sorprende que una parte importante de los ahorros generados por esos recortes salariales no hayan sido asignados justamente para mejorar el desempeño de los propios funcionarios públicos.
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