15.5.09

La compra de armas en Chile

Por: Ismael Barrios Abogado

Chile compra armas por muchos motivos. Entre los más importantes, posiblemente esté que tiene vecinos social y democráticamente inestables, vistos como países donde aún existe el riesgo de que gobernantes populistas salgan elegidos como consecuencia del descontento que representa el transcurrir del tiempo sin que se solucionen los principales problemas que nos afectan, relacionados con la pobreza, educación, desigualdad económica, corrupción, control de la natalidad, etc.

Históricamente, los gobiernos populistas ya sean manejados por civiles o militares tienden a tener un pésimo manejo de la economía, que en muchas ocasiones deriva en crisis. En estos casos, las reacciones habituales que han tenido los mandatarios de nuestra región han consistido en distraer a la sociedad empujando el nacionalismo y fomentando los conflictos, cito algunos: conflicto del Beagle en 1971, guerra de Las Malvinas 1982, conflicto del Cenepa 1995, conflicto entre Colombia y Venezuela 2008.

Pero Chile también compra armas porque cuando estas son efectuadas de una manera responsable terminan siendo un buen negocio, tanto para el fabricante como para sus FF.AA. y la sociedad civil que las adquiere. Dos ejemplos recientes: el primero relacionado a la compra que hizo la Armada de dos submarinos Scorpene, construidos por un consorcio franco-español, en el que siendo el primer usuario extranjero de este, se acordó en el contrato el pago de una regalía a la Armada chilena de alrededor de US$3 millones por las ventas futuras que se hagan del mismo submarino a otros países.

El siguiente ejemplo se relaciona a sus aviones de combate F-16, adquiridos a la empresa Lockheed Martin (LM) de EE.UU., donde se acordó una serie de compensaciones económicas que son administradas por la Corporación de Fomento de la Producción, encargada de estudiar en qué sectores y en qué regiones se invertirá el equivalente al dinero gastado en la compra de esos aviones. Esto significa que si la Fuerza Aérea Chilena (FACH) gastó US$650 millones, LM y sus socios, entre otros General Electric (fabricante de las turbinas), se han comprometido a invertir en Chile el mismo monto. Ello involucra transferencias de tecnología para el sector aeronáutico y la creación de nuevos puestos de trabajo en el área civil. Si bien es cierto los programas de compensaciones económicas han avanzando lentamente, ya existen algunos resultados como la instalación del Servicio Aerofotográfico de la FACH y las oficinas del Centro de Servicios Internacionales de soporte para las turbinas que produce General Electric.

La planificación al momento de comprar armamento, realizada de forma conjunta entre las Fuerzas Armadas y el sector de la producción chileno, contrasta con la forma irresponsable y corrupta en que se adquirió equipamiento militar para nuestras FF.AA. durante los años 90, cuando solo salieron beneficiados los que participaron en negociaciones por debajo de la mesa.

EL COMERCIO

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