Por Mirko Lauer
Hay peruanos emigrantes que participan con éxito, o cuando menos con espíritu cívico, en la política de sus nuevas comunidades. Hasta aquí el ejemplo más destacable en los EEUU era el del abogado católico-conservador Miguel Ignacio Prado (un nieto de Manuel), quien fue candidato republicano a diputado por Nueva York.
El primer peruano de nacimiento elegido al Congreso de los EEUU, ahora en el 2008, es el diputado demócrata James Andrew Himes. El político, hijo de padres extranjeros, se suma al mexicano y a los cuatro cubanos de nacimiento en el actual Congreso. Una rápida mirada muestra que no hemos exportado mucha gente a la política mundial.
Esta semana The New York Times entrevistó a Sergio Bendixen, peruano inmigrante nacionalizado a los 15 años, al que el diario presenta como uno de los hombres más influyentes de la política estadounidense, y a la vez de más bajo perfil. En una frase, él ha sido clave en orientar el voto hispánico en dirección del Partido Demócrata en las pasadas elecciones.
Google no permite rastrear nexos operativos con el Perú, a pesar de que el 20% de la consultoría de Bendixen & Associates es para América Latina desde Miami. La única incursión que menciona Bendixen en su entrevista es la asesoría a la Democracia Cristiana de Venezuela, a la que describe como una experiencia complicada.
Bendixen obtuvo su primera experiencia latinoamericana trabajando con las cadenas de TV Univisión y Telemundo, que es lo que le permitió, declara, volverse un útil consultor para los demócratas. Da la impresión de que su traslado a La Florida obedece tanto a consideraciones de política interna como a un creciente interés por el mercado latinoamericano.
¿Por qué nadie en el Perú lo ha contratado en estos años? Da la impresión de que el auge de Bendixen es relativamente reciente. De otra parte, la experiencia con asesores electorales venidos de fuera en el país no es brillante. Los asesores socialdemócratas alemanes y venezolanos tuvieron éxito en 1985, pero allí concluyó la racha.
Al inglés Mark Malloch Brown no le fue tan bien asesorando al Fredemo en 1990, y a la colombiana Gloria Ramírez no le fue mejor en la campaña de Unidad Nacional del 2006. El caso de Bendixen es algo diferente, pero él mismo en su entrevista señala lo distintos que son los electorados al sur de la frontera.
Sin embargo ese 20% de trabajo en América Latina debe estar acumulando cierta experiencia. Sus servicios incluyen “encuestas, comunicaciones, consultas, investigación multilingüe y grupos de focus”, precisa el NYT. Sin duda será interesante averiguar más sobre el lado peruano de este personaje de la política demócrata.
Hay peruanos emigrantes que participan con éxito, o cuando menos con espíritu cívico, en la política de sus nuevas comunidades. Hasta aquí el ejemplo más destacable en los EEUU era el del abogado católico-conservador Miguel Ignacio Prado (un nieto de Manuel), quien fue candidato republicano a diputado por Nueva York.
El primer peruano de nacimiento elegido al Congreso de los EEUU, ahora en el 2008, es el diputado demócrata James Andrew Himes. El político, hijo de padres extranjeros, se suma al mexicano y a los cuatro cubanos de nacimiento en el actual Congreso. Una rápida mirada muestra que no hemos exportado mucha gente a la política mundial.
Esta semana The New York Times entrevistó a Sergio Bendixen, peruano inmigrante nacionalizado a los 15 años, al que el diario presenta como uno de los hombres más influyentes de la política estadounidense, y a la vez de más bajo perfil. En una frase, él ha sido clave en orientar el voto hispánico en dirección del Partido Demócrata en las pasadas elecciones.
Google no permite rastrear nexos operativos con el Perú, a pesar de que el 20% de la consultoría de Bendixen & Associates es para América Latina desde Miami. La única incursión que menciona Bendixen en su entrevista es la asesoría a la Democracia Cristiana de Venezuela, a la que describe como una experiencia complicada.
Bendixen obtuvo su primera experiencia latinoamericana trabajando con las cadenas de TV Univisión y Telemundo, que es lo que le permitió, declara, volverse un útil consultor para los demócratas. Da la impresión de que su traslado a La Florida obedece tanto a consideraciones de política interna como a un creciente interés por el mercado latinoamericano.
¿Por qué nadie en el Perú lo ha contratado en estos años? Da la impresión de que el auge de Bendixen es relativamente reciente. De otra parte, la experiencia con asesores electorales venidos de fuera en el país no es brillante. Los asesores socialdemócratas alemanes y venezolanos tuvieron éxito en 1985, pero allí concluyó la racha.
Al inglés Mark Malloch Brown no le fue tan bien asesorando al Fredemo en 1990, y a la colombiana Gloria Ramírez no le fue mejor en la campaña de Unidad Nacional del 2006. El caso de Bendixen es algo diferente, pero él mismo en su entrevista señala lo distintos que son los electorados al sur de la frontera.
Sin embargo ese 20% de trabajo en América Latina debe estar acumulando cierta experiencia. Sus servicios incluyen “encuestas, comunicaciones, consultas, investigación multilingüe y grupos de focus”, precisa el NYT. Sin duda será interesante averiguar más sobre el lado peruano de este personaje de la política demócrata.
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