31.8.09

Amor en tiempos virtuales

La mayoría suele asegurar que para enamorarse es necesario conocerse bien antes. Sin embargo, en la era de la tecnología y del mundo virtual, el tradicional “lonchecito”, las discotecas, los cines o los paseos por el parque se han sustituido en muchos casos, por relaciones ‘on-line’ en las que lo que se comparte son largas horas de conversación a golpe de teclado, una que otra fotografía vía e-mail y unas cuantas charlas a través de la Webcam con suerte.

Conocerse, ser amigos, gustarse, seguir conociéndose, enamorarse... ¿Quién no ha pasado por alguna de estas fases en algún momento de su vida? En persona, por carta o por Internet, lo cierto es que, a la hora de la verdad, hay etapas que siempre hay que ir quemando antes de llegar al amor.

Al igual que ocurre con las relaciones “tradicionales”, las que se producen en el ciberespacio también tienen que ir subiendo una serie de peldaños hasta que se consolida. En primer lugar surge la atracción, seguidamente la intriga. Después viene la fase de exclusividad, en la que las dos personas pasan cada vez más tiempo juntas en red; y, a continuación, la fase de intimidad en la que aparece la aceptación incondicional, previa al compromiso final.

La paciencia será la pieza clave para que la relación llegue a buen término. Según los expertos en encuentros on-line “no hay que precipitarse y es preferible comenzar por una amistad, dando a conocer los datos que se consideran relevantes”. Asimismo, advierten que no se dejen llevar por el sentimiento de soledad o la necesidad de ser querido.

Por último, es importante no crearte muchas expectativas cuando conoces a alguna persona en la red, porque la imagen que te has hecho de él o ella en tu imaginación puede cambiar al transportarla al “mundo real”... y llevarte una decepción. No olvides que todo en la vida es un proceso y no hay que precipitarse, lo que no implica dejar de experimentar con nuevas posibilidades de conocer gente y por qué no, de enamorarnos

LA PRIMERA

Legítima sensibilidad y acuerdo posible

Estados Unidos utiliza bases militares denominadas FOLs (Forward Operating Locations) en Comalapa (El Salvador), Aruba/Curazao en las Antillas Holandesas y en Manta (Ecuador), ésta última por cerrar. La base de Manta será reemplazada por siete en territorio colombiano. Y esta decisión de Bogotá y Washington ha producido un debate sin precedentes en la región sobre la seguridad ya no hemisférica- como fue el patrón histórico- sino sudamericana, que es lo nuevo. Este giro en sí mismo tiene connotaciones históricas.

Los FOLs tiene como función básica apoyar la lucha contra el narcoterrorismo a través de enlaces aéreos, navales y terrestres, incluyen además sistemas de detección avanzadas y acciones de inteligencia. Dependen directamente del Comando Sur de Estados Unidos y su instalación forma parte de su estrategia de seguridad global en el hemisferio. Allí empiezan los problemas sensibles del debate actual.

Para la ma-yoría de la países de la región que tienen muy buenas relaciones con Estados Unidos (Brasil, Chile, Uruguay, Argentina y Paraguay), la ubicación estratégica , el número y funcionalidad de las bases y su inserción en la estrategia de seguridad continental de EEUU; ha generado legítimas sensibilidades que van más allá del rechazo ideológico de Venezuela, Ecuador y Bolivia.

En el mundo de la post guerra fría, relajadas las dependencias militares y políticas del pasado, los países sudamericanos tienen mayores espacios de autonomía e independencia en el conjunto de sus relaciones externas. Cuando impulsamos la creación de la Comunidad Sudamericana en el Cusco, hoy Unasur, teníamos en mente aprovechar ese espacio para -sin confrontar con Estados Unidos- crear y consolidar un espacio político, estratégico y de defensa propio de la región. Esta determinación explica que una de las primeras realizaciones de Unasur fuera constituir el Consejo de Defensa. La presencia de fuerzas y equipos militares de Estados Unido en siete bases colombianas, es objetivamente un factor que no converge con el proyecto de un sistema de seguridad sudamericana.

Por otro lado, hasta el momento las FOLs han tenido un estructura invariable en su composición esencial, que es aérea: aviones P-3 Orions, E-2, E-3 Awacs, C PBP-3 CGC-130. Ninguna de esas naves tienen la capacidad de los cargueros C 17 para transportar tropas a distancias que pueden comprender toda Sudamérica. Esto ha incentivado las sensibilidades. Las preocupaciones, pues, son justificadas, por esa razón el presidente Obama -cuya política exterior excluye a mi juicio cualquier hipótesis de intervención en la región- debe haber enviado como su representante especial al Subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental, Christopher McMullen, al Brasil, Argentina y Uruguay para tratar el asunto.

En Unasur no se pudo discutir las cuestiones de fondo, por el formato público que tuvo. Debe hacerse en la próxima reunión del Consejo de Defensa. La solución debería contemplar dos hechos incontrovertibles en un ejercicio de realismo responsable: la legítima sensibilidad de la región y el derecho soberano de Colombia para suscribir acuerdos internacionales. Eso se puede lograr si las partes otorgan al resto de la región garantías jurídicas formales que el personal y el material militar no se utilice fuera del territorio de Colombia ni en acciones transfronterizas.


LA PRIMERA

Bariloche y las bases militares

La Cumbre extraordinaria de Bariloche de los miembros de Unasur, sirvió para ir definiendo las posiciones de los tres grupos de países sudamericanos, en torno a la presencia militar extranjera en el continente sudamericano. Por un lado, el gobierno de Álvaro Uribe de Colombia, que persiste en concentrar el asunto de las bases, con su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico sobre la base de su política de seguridad democrática; Bariloche fue el escenario donde Uribe presentó cifras, resultados, aunque, valgan verdades, más en relación al control territorial que en la lucha contra el narcotráfico, donde los resultados no son buenos.

Veinte años de Guerra contra las Drogas (1989-2009) no ha tenido resultados definitivos ni dentro ni fuera de ese país y por ello varios países latinoamericanos se encuentran en interesantes procesos de reforma legal. Por ello, Uribe justifica el asunto de las bases como un componente fundamental, y en la Cumbre presentó la posición de su gobierno, basada en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, para lo cual pide apoyo y cree que el tema de los convenios corresponde a la soberanía de Colombia.

Contra la posición colombiana está la de los otros países que la rechazan por principio -Paraguay, Uruguay, Chile, Bolivia- o por amenaza –Venezuela, Ecuador-. El presidente Chávez presentó un documento perteneciente al Comando de Movilidad Aérea de los EE.UU donde se plantea un cambio fundamental de doctrina y estrategia sobre lo que deben ser las instalaciones militares norteamericanas en el extranjero (garantizar movilidad de equipos y tropas norteamericanas en el exterior). En tal sentido, es conveniente recordar el incidente de Angostura de marzo del 2008 (bombardeo de territorio ecuatoriano donde había un campamento de las FARC), que habría involucrado información proveniente de la Base Manta en el Ecuador. Para el presidente Chávez, dadas las complejas relaciones con Bogotá por problemas diversos: FARC, frontera, opositores asilados, etc.

De hecho, la posición más coherente, frontal y directa ha sido la del presidente Rafael Correa del Ecuador que desmenuzó los argumentos presentado por Colombia, sobre la naturaleza del conflicto armado colombiano y sus impactos en la frontera de 720 kilómetros, el rol de los vecinos de Colombia, los intereses -abiertos y velados- de EE.UU, los nefastos resultados del denominado “Plan Colombia” (2000-2005) y las implicancias de la suscripción de dicho acuerdo, para la estabilidad y la paz regionales.

En el medio, el presidente García pretendió y consiguió dar un buen uso a los propios mecanismos planteados por la carta constitutiva de Unasur a través de un mecanismo de verificación que pueda visitar las instalaciones. De esta manera, con el acuerdo político de los mandatarios, Unasur logra dos cosas: primero darle buen uso inicial al mecanismo del Consejo Sudamericano de Defensa, de modo que pueda visitar dichas instalaciones militares, y del otro, gracias al esfuerzo de los propios presidentes involucrados, se ha logrado revertir cualquier posibilidad de ruptura, al menos por el momento. De todos modos América del Sur atraviesa los momentos más difíciles de la historia contemporánea, por el conjunto de amenazas que se ciernen sobre ella, desde dentro y desde fuera.

LA PRIMERA

Muerte en el alba

El 13 de diciembre de 1984, los militares cometieron en Putis, Huanta, una de las más siniestras masacres perpetradas en los años de la violencia. En la madrugada de ese día, los soldados capturaron a toda la población. Luego separaron a las mujeres, para violarlas, y obligaron a los varones a cavar lo que sería, prometieron, una piscigranja.

Después mataron a 123 campesinos, hombres, mujeres, niños, ancianos. A todos los acribillaron al borde del hoyo que iba a convertirse en gigantesca fosa común.

El gobernador aprista de Ayacucho, Eduardo Morales, se negó a entregar la bandera nacional que debía ser izada en la Plaza de Armas en homenaje a los asesinados.

Al final, Morales aceptó entregar la bandera, pero con previa constancia de que él se había opuesto al izamiento.

El entierro abarcó los cadáveres de 92 víctimas. Falta ubicar otros 28.

Los ciudadanos que han acompañado en masa al entierro y homenaje a las víctimas expresan no sólo el repudio permanente por ese crimen, sino también la creciente indignación ayacuchana por el trato que se da a los deudos de las víctimas.

Hemos señalado antes que el régimen está incumpliendo el compromiso internacional de indemnizar a esos deudos. Se refugia en supuesta reparación, no a las víctimas, sino a sus comunidades. Es un torpe subterfugio. Las autoridades tienen la obligación de realizar obra social en esos poblados sumidos, casi todos, en extrema pobreza. Putis es ejemplo doloroso.

Las organizaciones sociales del país deben exigir esas reparaciones individuales, que no tienen por qué oponerse a las colectivas.

Para ambos rubros debiera disponerse de dinero rápido.

En más de una ocasión he señalado el parecido perverso de la matanza de Putis con un método empleado por los nazis en los campos de concentración.

El más grande poeta de lengua alemana en la actual posguerra, Paul Celan, lo evocó en su intensa Fuga de muerte.

He aquí un fragmento:

Leche negra del alba la bebemos al caer la tarde / la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche / bebemos y bebemos / cavamos una tumba en el aire donde el espacio no es estrecho / un hombre habita en la casa…/ silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra / ordena tocad para la danza.

Los hitlerianos hacían cavar fosas comunes al compás de violines de músicos prisioneros. Después mataban y enterraban masivamente, como hicieron los cana-llas de Putis.

Celan, nacido en 1920, fue condenado por los nazis a trabajos forzados, mientras sus padres eran asesinados en un campo de concentración. El ejército soviético lo salvó en 1944.

Hay que meditar en las causas y las consecuencias de Putis, y en la conducta del aprismo y sus ministros de Defensa, quienes se niegan a informar sobre la identidad de los oficiales masacradores.


LA PRIMERA

Policía a la deriva

Que la Policía se encuentra en situación crítica no es, lamentablemente, noticia. Esta institución se ha venido deteriorando en los últimos 30 años, empezando con la marginación de la que fue objeto durante el gobierno de Velasco –que llevó a la huelga y saqueos de febrero del 75–. Luego vino la reforma policial durante el primer gobierno de García, que fue un desastre y solo sirvió para promover allegados. Finalmente, los últimos 10 años se ha variado totalmente de política con una frecuencia casi semestral, al cambiarse continuamente de ministros en esa cartera.

Como consecuencia de ello, la fuerza policial el día de hoy difícilmente podría ser peor y los resultados son desastrosos en lo que respecta tanto al aumento de la delincuencia, como a la desconfianza que genera en la población. Ayer publicamos una encuesta que arroja que el 91% de limeños vive en inseguridad, y más de la mitad considera que la Policía no es honrada ni eficiente. En realidad, ya no recordamos cuál fue el último ministro del Interior con una buena gestión, pues todos salen con escándalo y ninguno logra mayor avance en el sector.

En estas circunstancias es difícil esperar que se puedan implementar estrategias de largo plazo, como la policía vecinal –que ha sido tan exitosa en otros países–, cuando ni siquiera pueden comprar gasolina sin caer en corruptela. El problema claramente está en la cabeza y mientras no se renueve radicalmente a un cuerpo de oficiales generales que son evidentemente incompetentes, la Policía seguirá a la deriva.

Incluso la evidencia que hemos venido publicando sobre lo ocurrido en Bagua refuerza esta última aseveración. Los generales a cargo decidieron iniciar el operativo pese a que no estaban adecuadamente preparados. Asimismo, se apresuraron sin esperar los refuerzos del Ejército que estaban en camino, y para colmo ya se habría acordado, en principio, que el día que se efectuó el trágico desalojo se iniciaría el despeje pacífico de la Curva del Diablo por parte de los nativos.

Es decir, por donde se vea, la dirección de la operación sufrió de una gran negligencia. Solo queda determinar si los errores que se cometieron fueron por incompetencia o se debieron a la debilidad institucional que no puede oponerse a la presión política. Esperemos que el informe del 'Baguazo’ aclare quiénes fueron los responsables.

PERU 21

666

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


Pocas personas más odiadas por la progresía local que el cardenal Juan Luis Cipriani. Todo lo que dice –el último caso es su opinión respecto al “gallinero” de Unasur– de inmediato es objeto de críticas y burlas por parte de nuestros caviares. Y no solo porque la contracultura que ellos difunden busca demoler los pilares morales de la tradición judeocristiana (y así concretar el sueño marxista de que propiedad privada, familia y tradición moral sean piezas de museo) que Cipriani encarna, sino por otra razón. Los progres sienten profunda aversión por las personas que hablan claro. Y como hablar claro por lo general significa nadar contra la corriente de lo “políticamente correcto”, Cipriani les provoca la misma reacción que el ajo al vampiro (aunque en este caso, para que el símil sea más apropiado, habría que hablar del crucifijo).
En la lista podríamos incluir a otros personajes que también carecen de pelos en la lengua (Rafael Rey, Luis Giampietri y por cierto el ácido columnista Andrés Bedoya Ugarteche, la última bestia negra de la caviarada) exactamente por las mismas razones. Pero detengámonos un momento más en Cipriani, porque con él se ilustra perfectamente la hipocresía y el doble rasero de la argolla izquierdosa. Uno de los “argumentos” más socorridos por los detractores del arzobispo de Lima es que sus intervenciones son políticas. En realidad, como le queda claro a cualquiera con un poco de sentido común, lo que les irrita no es que hable de política sino su posición firme y sin medias tintas frente a los tópicos políticos que trata de imponer el caviaraje. Porque si fueran consecuentes, deberían censurar con el mismo rigor al cura Arana y a otros de su especie, que intervienen en política un día sí y otro también.


Pero, claro, cómo van a criticar a aquellos sacerdotes que siguen el postulado gramsciano de destruir las instituciones desde dentro. A ellos, a los que han hecho de la agitación antiminera y antiempresa privada en general un modo de vida, los defienden a capa y espada. Esos son religiosos comprometidos, modernos, defensores de la ecología y los derechos humanos. Cipriani en cambio es un oscurantista, poco menos que Damián en sotana.

Escapa al espacio de esta columna, pero si quisiéramos hacer un análisis más amplio, en realidad hallaríamos que en la progresía no existe laicismo, sino “cristofobia’. No es que a los rojimios, aquí y en todas partes, les molesten las religiones sino el catolicismo. Se rasgan las vestiduras ante las viñetas de Mahoma y sin embargo miran para otro lado cuando se hace burla y escarnio contra los sentimientos y representantes de la Iglesia. Lo dijimos en muchas ocasiones y lo repetiremos hasta el cansancio: calcular la perfidia caviar es un imposible matemático.


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LA RAZON

Regreso tacneño

Acaban de cumplirse 80 años de la reincorporación de Tacna al seno patrio, tras casi 50 años de ilegal -los chilenos se zurraron en el Tratado de Ancón- y abusivo cautiverio, en medio de relaciones muy tirantes con Santiago debido a que precisamente queremos ampliar el mar tacneño, así que vale la pena contar cómo se recuperó esta provincia y de paso mostrar lo hábil que fue Leguía, quien consiguió esto sin disparar un tiro (antes solía ser muy crítico de Leguía, pero -y reconociendo sus tremendos defectos- vaya que era muy hábil. Estoy por coincidir con Haya en que fue el mejor presidente peruano, incluso sobre Castilla).

Quienes conocen la historia del Perú, saben que cerrar las fronteras, dentro de lo que se podía y sin llegar a guerras, fue una obsesión personal para Leguía, que no podía entender que el Perú no tuviese límites establecidos a casi 100 años de su independencia. Por eso cerró acuerdos con Brasil y Bolivia en su primera administración y con Colombia y Chile en el Oncenio, faltándole sólo Ecuador. Muchos critican que Leguía le haya cedido Leticia (la salida al Amazonas) a Bogotá en 1928, pero en primer lugar no recuerdan que hubo un canje territorial, recibiendo Perú a Sucumbios (que después estúpidamente se lo entregamos a Ecuador y allí éste encontró mucho petróleo), y que dicha maniobra tuvo como objetivo romper la antiperuana alianza colombo-ecuatoriana.

Recién con la espalda norte cubierta es que Leguía podía abocarse a las duras negociaciones con Chile (recuerden que antes no se había podido ejecutar el plebiscito en Tacna y Arica establecido en el Tratado de Ancón) y así no tener abiertos dos frentes. Leguía valoraba esto mucho más que un pedazo de selva, a la que no se le hacía mucho caso en esa época. Además, los yanquis lo presionaron para que le dé la salida al Atlántico a Bogotá por el Amazonas, pues querían pasarle la mano a Colombia, a la que décadas atrás le habían quitado Panamá para hacer el canal. Creo que Basadre, que era antileguiista, no supo valorar esta jugada de ajedrez.

Caído el plebiscito de la misión yanqui Pershing/Lassiter en junio de 1926, por el sabotaje chileno, no quedó más que ir a las negociaciones directas en 1929. Leguía planteó la devolución de las dos provincias/un protectorado tripartito peruano-chileno-yanqui sobre Arica/un protectorado bajo supervisión uruguayo-venezolana/la división de Arica en dos.

Santiago rechazó de plano todas estas iniciativas, con apoyo yanqui, pues Washington creía que una guerra peruano-boliviana era inevitable en cuanto Perú recuperase Arica. Prosperaba la partición, lo que el presidente chileno Ibáñez llamaba la "mitaya": Tacna para Perú y Arica para Chile. Leguía replicó que no podía recibir Tacna sin puerto, y salió entonces la idea del tren, la aduana y el muelle peruanos en Arica (¡lo que recién cumplieron en los acuerdos con Fujimori!). Es que Ibáñez, siendo militar, tenía mejor disposición que el anterior presidente Barros Luco, que decía: "Para Chile no existe el problema de Tacna y Arica. El problema es de Perú, que no tiene ni a Tacna ni a Arica" (¡qué hijo de puta tan prepotente y arrogante!). Es aquí donde Leguía mete el "candado": Arica no puede ser cedida a una tercera potencia sin el previo visto bueno del Perú.

El tacneño Basadre es muy duro con Leguía por este acuerdo, pero es muy fácil hablar desde la galería. Ya recuperar Tacna sin una guerra fue bastante. Incluso el general Ibáñez tuvo serios problemas en Chile por esto y se impuso sólo por ser un dictador.

CORREO

¿Cuánto hielo derritió en la cumbre?

Por Mirko Lauer

Este viernes Alan García perdió la oportunidad de dar una versión 2009 del discurso de Fernando Belaunde (probablemente a una portátil) cuando regresó a Lima de la cumbre de Punta del Este 1963: “Por qué me aplaudes pueblo, si tú me enviaste a Montevideo”. En verdad esta vez no había nadie aplaudiendo en el aeropuerto, pero una performance presidencial como la de Bariloche siempre sube algo los bonos de un presidente.

Las propuestas de García en Unasur fueron de estilo más bien positivo-utópico, pero eso también puede acopiar unos cuantos puntos. Pedir que cesen las compras de armas porque ya se ha comprado demasiadas es algo que nos cae bien, pero rara vez funciona. Proponer inspección multinacional de las bases colombianas podría tener mejor suerte, pero va a tomar su tiempo.

Aun así, el discurso de García en la cumbre logró ubicarse en el centro de las preocupaciones regionales, con un giro propio: integración vs. armamentismo, mutuo respeto entre las diversas ideologías gubernamentales, actitud más serena frente a la percepción del peligro imperialista o populista o izquierdista, o la mala imagen que da a Sudamérica la multiplicación de los conflictos.

En cambio del lado negativo de la contabilidad el viaje de García no parece haber servido para arreglar en firme los ásperos entredichos con Bolivia y Chile. Michele Bachelet por su parte se mantuvo algo distante de la delegación peruana, y pidió para reunirse con Evo Morales, pero nada público salió de ese encuentro, también él medio secretoso. Unasur estaba en otra cosa.
Pero si bien no arregló el tema, al haber definido los términos de una relación más equilibrada con el bloque chavista, García quizás haya calmado una parte de los ímpetus antiperuanos de Morales. Al evitar un apoyo cerrado a Álvaro Uribe, e incluso al haber tomado una leve distancia respecto de él, García acaso ha puesto en marcha un proceso de moderado acercamiento Caracas-Lima.

García va a extrañar esa pascana en Bariloche, pues aquí en casa lo espera la agenda de todos los días: una polémica en torno al gas con fuerte potencial movilizador en el sur, la posibilidad real de un rebrote amazónico, la cuota semanal de asesinados por el narcoterrorismo, o escándalos (reales o ficticios) en el gremio político. Temas en los cuales García por lo general no protagoniza, sino acota.

Para volver a Fernando Belaunde, este alguna vez definió cada año de gobierno como un toro que sale a embestir al presidente. Sabemos que el primer año es el más cómodo. FBT nunca dijo cuál era el más peligroso, pero en el caso de García este cuarto año es un candidato de fuerza: ya todo parece jugado, es tarde para lanzar iniciativas importantes, y todavía no llega la distracción electoral. Los viajes internacionales son, literalmente, una salida.

LA REPUBLICA

Camisea: cuarenta y no veinte

Por Humberto Campodónico

Dice el gobierno que si bien las reservas probadas de los Lotes 88 y 56 de Camisea solo llegan a 8.795 billones de pies cúbicos (bpc), la realidad es que hay mucho más gas. Como prueba, manifiestan que el consorcio Camisea dice que las reservas recuperables llegan a 14 bpc, las mismas que se convertirán en probadas cuando se realicen las inversiones que permitan su extracción y se amplíe la capacidad de transporte de los gasoductos.

Supongamos que así sea. ¿Es que, entonces, con los 14 bpc estaría solucionado el problema del mercado interno y se podría llevar a cabo la exportación? No. Veamos por qué.

El consumo de gas en el mercado interno para el periodo 2005-2025 fue estimado en el 2005 por el Ministerio de Energía y Minas en 4 bpc (Plan Referencial 2005-2014). Pero el crecimiento ha sido tan grande que, dos años después, en el Plan Referencial 2007-2016 el MEM corrigió la cifra: se estimó que el consumo para el periodo 2007-2026 sería de 6.1 bpc, o sea, 50% más (ver suplemento especial sobre Camisea de Otra Mirada, en www.otramirada.pe).

A pesar del aumento, dice el MEM, que el volumen total de reservas (14 bpc) permite cubrir la demanda interna por 20 años (6.1 bpc), más la exportación (4.1 bpc). Por tanto, no hay que preocuparse.

Pero eso no es así. Más bien es aquí que comienzan los problemas para el gobierno, porque no está asumiendo que el abastecimiento al mercado interno debe tener un horizonte permanente de 20 años (como establecía la legislación de 1999, con la que se firmó el Lote 88 en el 2000), sino la “tesis” del horizonte estático de 20 años, que fue la modificación introducida durante el gobierno de Toledo y que permitió que se exporten las reservas del Lote 88.

Con el horizonte permanente de 20 años, no solo hay que cuantificar los primeros 20 años, sino también los siguientes 20 años (del 2026 al 2046). Lógico. ¿Acaso vamos a invertir en gasoductos, plantas térmicas, petroquímica, gas domiciliario y vehicular para que todo se termine en el 2026?

Sigamos. Según el MEM, en el 2026 el Perú tendría un consumo de gas de 1,395 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd). Si suponemos (conservadoramente) que ese consumo permanece estático del 2026 al 2046, se consumirían 10.2 bpc adicionales. En total se necesitan, entonces, 16.3 bpc. Y, ojo. En el cálculo del MEM no se incluyeron una serie de inversiones como, por ejemplo, el gasoducto sur andino.

Por eso, el gobierno debe insistir en que el 100% de las reservas actuales y futuras del Lote 88 sean para el mercado interno, como se estableció en el 2000. La renegociación del 2006, de un lado, no respetó la estabilidad contractual firmada en el 2000 y, de otro, ha sido considerada ilegal porque se modificó una ley con un decreto supremo para permitir la exportación. Lo que corresponde, entonces, es corregir esa ilegalidad volviendo al contenido primigenio del 2000.

Eso es lo que este gobierno no está haciendo, pues se contenta con que no se exporte gas del Lote 88 (que revirtió gratis al Estado por un regalo de la Shell) solo del 2010 al 2015. Inadmisible. Hasta ahora, el gobierno ha podido decir que los problemas generados por la ilegal renegociación del Lote 88 que autoriza la exportación son responsabilidad del gobierno anterior. Pero de ahora en adelante, el abastecimiento del mercado interno es de su entera responsabilidad. Y está yendo por el mal camino.

Nota: En el artículo “Agoniza el gasoducto sur andino” se dice que la Ley 26129 prioriza dicho gasoducto. Error tipográfico: se trata de la Ley 29129. Ofrecemos disculpas.

LA REPUBLICA

Camisea: cuarenta y no veinte

Por Humberto Campodónico

Dice el gobierno que si bien las reservas probadas de los Lotes 88 y 56 de Camisea solo llegan a 8.795 billones de pies cúbicos (bpc), la realidad es que hay mucho más gas. Como prueba, manifiestan que el consorcio Camisea dice que las reservas recuperables llegan a 14 bpc, las mismas que se convertirán en probadas cuando se realicen las inversiones que permitan su extracción y se amplíe la capacidad de transporte de los gasoductos.

Supongamos que así sea. ¿Es que, entonces, con los 14 bpc estaría solucionado el problema del mercado interno y se podría llevar a cabo la exportación? No. Veamos por qué.

El consumo de gas en el mercado interno para el periodo 2005-2025 fue estimado en el 2005 por el Ministerio de Energía y Minas en 4 bpc (Plan Referencial 2005-2014). Pero el crecimiento ha sido tan grande que, dos años después, en el Plan Referencial 2007-2016 el MEM corrigió la cifra: se estimó que el consumo para el periodo 2007-2026 sería de 6.1 bpc, o sea, 50% más (ver suplemento especial sobre Camisea de Otra Mirada, en www.otramirada.pe).

A pesar del aumento, dice el MEM, que el volumen total de reservas (14 bpc) permite cubrir la demanda interna por 20 años (6.1 bpc), más la exportación (4.1 bpc). Por tanto, no hay que preocuparse.

Pero eso no es así. Más bien es aquí que comienzan los problemas para el gobierno, porque no está asumiendo que el abastecimiento al mercado interno debe tener un horizonte permanente de 20 años (como establecía la legislación de 1999, con la que se firmó el Lote 88 en el 2000), sino la “tesis” del horizonte estático de 20 años, que fue la modificación introducida durante el gobierno de Toledo y que permitió que se exporten las reservas del Lote 88.

Con el horizonte permanente de 20 años, no solo hay que cuantificar los primeros 20 años, sino también los siguientes 20 años (del 2026 al 2046). Lógico. ¿Acaso vamos a invertir en gasoductos, plantas térmicas, petroquímica, gas domiciliario y vehicular para que todo se termine en el 2026?

Sigamos. Según el MEM, en el 2026 el Perú tendría un consumo de gas de 1,395 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd). Si suponemos (conservadoramente) que ese consumo permanece estático del 2026 al 2046, se consumirían 10.2 bpc adicionales. En total se necesitan, entonces, 16.3 bpc. Y, ojo. En el cálculo del MEM no se incluyeron una serie de inversiones como, por ejemplo, el gasoducto sur andino.

Por eso, el gobierno debe insistir en que el 100% de las reservas actuales y futuras del Lote 88 sean para el mercado interno, como se estableció en el 2000. La renegociación del 2006, de un lado, no respetó la estabilidad contractual firmada en el 2000 y, de otro, ha sido considerada ilegal porque se modificó una ley con un decreto supremo para permitir la exportación. Lo que corresponde, entonces, es corregir esa ilegalidad volviendo al contenido primigenio del 2000.

Eso es lo que este gobierno no está haciendo, pues se contenta con que no se exporte gas del Lote 88 (que revirtió gratis al Estado por un regalo de la Shell) solo del 2010 al 2015. Inadmisible. Hasta ahora, el gobierno ha podido decir que los problemas generados por la ilegal renegociación del Lote 88 que autoriza la exportación son responsabilidad del gobierno anterior. Pero de ahora en adelante, el abastecimiento del mercado interno es de su entera responsabilidad. Y está yendo por el mal camino.

Nota: En el artículo “Agoniza el gasoducto sur andino” se dice que la Ley 26129 prioriza dicho gasoducto. Error tipográfico: se trata de la Ley 29129. Ofrecemos disculpas.

LA REPUBLICA

Estrellitas que sacan chispitas

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Cómo malograr la lucha contra la anemia infantil.

Entre las muchas cosas buenas de salir de Lima de vez en cuando está la posibilidad de enterarse de asuntos que en la capital pasan desapercibidos pero que en algunas regiones –como Ayacucho, donde acabo de estar– pueden convertirse en factores innecesariamente perjudiciales para la ejecución de políticas públicas fundamentales como la lucha contra la anemia nutricional infantil (ANI).

El problema entre manos es muy grave. La ANI la sufre el 56.8% de niños menores de tres años, afectando tanto a las zonas urbanas (53.3%) como rurales (61%). Las regiones más afectadas son Huancavelica (66.9%), Ayacucho (64.6%) y Apurímac (64.2%). Cuando este indicador supera el 40% se considera internacionalmente un ‘problema severo de salud pública’.

La falta de nutrientes en un niño limita su capacidad física, intelectual, social y emocional, produciendo desnutrición crónica y anemia, lo cual limita su capacidad de relacionarse con el entorno y de aprovechar las oportunidades de aprendizaje.

A pesar del gran progreso experimentado en el Perú en los últimos años, entre 2000 y 2007 la anemia solo se redujo en cuatro puntos por la dificultad para la cobertura de nutrientes suplementarios y porque esto se hacía mediante sulfato ferroso, cuyo horrible sabor produce el rechazo de los niños.

Ante ello, ahora se van a distribuir los ‘multimicronutrientes’, que son fáciles de ingerir y no tienen sabor. Acá se han usado en Ica post terremoto, permitiendo reducir ahí la ANI en diez puntos porcentuales. Con la participación de los ministerios de Salud y de la Mujer, Pronaa, Juntos y Wawa Wasis, y el apoyo de la cooperación internacional de PMA, Unicef y OPS/OMS, se va a entregar diez millones de sobrecitos en Ayacucho, Apurímac y Huancavelica para más de cien mil niños de seis a 35 meses.

Hasta ahí todo muy bien, pero el gobierno aprista no tuvo mejor idea que hacer cambiar los envases de los sobrecitos que venían como ‘chispitas’ para convertirlos en ‘estrellitas’. No está mal que un gobierno reciba el cariño de la gente, pero es inadmisible e inmoral que, por lograrlo, arriesgue un programa clave. No solo eleva el costo por el reembolsado, sino que, al politizarlo, puede producir rechazo social y afectar su sostenibilidad futura: dependiendo del resultado, ¿el próximo gobierno entregará escaleritas, ollitas o naranjitas, en lugar de estrellitas?

Alguna comisión del Congreso debería pedirle una explicación a la ministra Nidia Vílchez o, al menos, el Consejo Consultivo de temas sociales del Mimdes, que se instala hoy a las 10 a.m. ,podría debutar sugiriéndole que no politice de un modo tan absurdo programas fundamentales como este contra la anemia infantil.

LA REPUBLICA

La ruta de Unasur

La Organización de Estados Americanos (OEA) es inoperante, burocrática y no deja de acusar un avanzado anquilosamiento. Por eso el espacio multilateral abierto por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) aparece hoy como un foro ideal donde no exista la retórica ni las mociones etéreas, especialmente en el seno de las naciones latinoamericanas. Hizo bien entonces el jefe de Estado del Perú cuando manifestó en Bariloche –frente a sus homólogos- que Unasur debe avanzar un tanto más, precisando que ello pasa por corregir las mecánicas gaseosas –y no vinculantes– que existen en este tipo de cumbres.

Pero además, el presidente Alan García planteó pasos concretos en pro de la transparencia, honestidad e integración de los pueblos sudamericanos. Calificó de vergonzoso el insulto que mientras existen millones de seres humanos que sobreviven apenas con un dólar al día, se haya gastado el año pasado 38 mil millones de dólares en compra de armas de estricto carácter ofensivo y sofisticado. Pero al lado de los viejos principios de soberanía y no intervención en asuntos internos de las naciones, se elevan en el presente sólidamente nuevos derroteros bajo el paraguas de la globalización, la sociedad de la información y la sinceridad fraternal que debe primar entre países unidos por un pasado común, lengua, historia y un futuro que, si bien es promisorio, no está exento de retos y amenazas.

Hace poco el primer mandatario de Ecuador, Rafael Correa, asumió la presidencia pro témpore de Unasur, rol que viene desempeñando con acierto y que, tal parece, continuará ejerciéndolo con seriedad y tino. Hecho que saludamos a la par que formulamos votos para que durante su administración se sienten bases firmes que impulsen vigorosamente a este organismo regional. Pensamos que dos temas deben ser los referentes concretos durante la presidencia del mandatario Correa. Uno es enfrentar sin temor el armamentismo y el segundo prestar atención a la situación de Perú, Bolivia y Chile.

No olvidemos que el presidente de Unasur dijo en días pasados que el tema de la salida al océano del Alto Perú –planteado por el jefe de Estado Alan García tras aludir que La Paz y Santiago tramaban algo escondido bajo la mesa– podría verse en otra cumbre de Unasur porque la cita extraordinaria de Bariloche sólo podía abordar el tema de las bases militares colombo-estadounidenses que motivan la protesta de la Venezuela chavista. Este gesto muestra la buena voluntad del Perú, al poner todas las cartas sobre la mesa en la relación bilateral con Bolivia y Chile, escenario que debe interpretarse al amparo de la situación sui géneris y legítima que nació del Tratado de 1929 (complementario al de Ancón de 1883), firmado entre el Perú y Chile, según el cual ambas naciones deberán ponerse de acuerdo respecto a cualquier salida al mar de Bolivia por Arica.

En consecuencia, mientras esos dos puntos se configuran por los cauces diplomáticos y los mecanismos de Unasur, a la comunidad latinoamericana le corresponde poner en debate tanto el derroche de multimillonarios recursos aplicados a excesivas adquisiciones de armas letales por ciertos países –Chile y Venezuela, en particular– y, de otro lado, llegar a la conciencia latinoamericana para definir la falta de sindéresis que envuelve las relaciones entre Perú, Bolivia y Chile.

expreso

Identidad y cultura en el cine

IMAGINARIOS SOCIALES EN LA COMUNICACIÓN

Por: Isaac León Frías Crítico de cine

¿Qué relaciones se establecen entre las narrativas fílmicas y las diversas culturas que existen en el mundo?

Esta interrogante orienta la búsqueda que Javier Protzel, profesor de la Universidad de Lima y uno de los teóricos de la comunicación social más importantes del país, realiza en su libro “Imaginarios sociales e imaginarios cinematográficos”.

En efecto, el libro rinde cuenta de una búsqueda, de una indagación en un terreno poco explorado en América Latina y prácticamente nada en nuestro país. Protzel se acerca, en primer lugar, a experiencias lejanas, las de la India y Japón, dos cinematografías con mucho arraigo, en las que ofrece algunas pistas para enhebrar los vínculos de algunos filmes con las raíces de las que provienen.

Sigue con dos experiencias autorales, la de Robert Bresson en Francia y la de Alexander Sokurov en Rusia. Viene luego su aproximación a los cines latinoamericanos en los que, para decirlo en sus palabras, las figuras de la desigualdad y del poder se han manifestado de una u otra manera a través del tiempo.

En la parte más enjundiosa del libro, Protzel se interna en el cine peruano y hace una lectura de varios de los títulos que jalonean el desarrollo accidentado de la cinematografía del país, desde “Kukuli”.

El autor es muy cauto en un asunto espinoso que otras veces se menciona con mucha ligereza: prefiere hablar de un cine peruano y no de un cine nacional, por la complejidad de las connotaciones que el concepto de nacional supone. Sin embargo, deja algunas valiosas consideraciones para algún trabajo ulterior que, esperamos, aborde el mismo Javier Protzel.

Porque “Imaginarios sociales e imaginarios cinematográficos” es una propuesta de análisis e interpretación novedosa en nuestro medio, pues no está elaborada desde la crítica o la investigación histórica, sino desde el entramado que ofrecen la sociología, el psicoanálisis y otras matrices interpretativas, sin que en ningún momento se pierda de vista la especificidad del objeto estudiado.

En tal sentido, el trabajo pone en relieve un inusual equilibrio entre el manejo de unas herramientas conceptuales muy sólidas y la mirada de quien ha visto muchas películas y conoce el lenguaje y la trayectoria histórica del cine en América Latina y el mundo.

Digamos que el libro es un afortunado encuentro entre el científico social y el cinéfilo, lo que constituye otra novedad, ya que es poco común, en la región, hallar esos puntos de confluencia sin que se vea afectada alguna de las partes.

No queda sino esperar que una línea de reflexión tan llena de hallazgos y expresada, además, en una prosa impecable, motive a su autor a continuar explorando los mismos territorios u otros más o menos próximos.

EL COMERCIO

Las bases en Colombia

¿DE LA GUERRA FRÍA AL CONFLICTO ARMADO?

Por: Francisco Belaunde M Abogado

Sin duda, las escaramuzas verbales entre el Perú, Bolivia y Chile llaman la atención. Nuestro vecino del sur está obviamente sorprendido e irritado de que, a estas alturas, los fantasmas de la Guerra del Pacífico todavía toquen a su puerta. A veces la historia es muy terca y tiene su propia lógica, independientemente de todos los cálculos y deseos. Sin embargo, el hecho es que hay cauces jurídicos —jurisdiccional por un lado y el de la negociación, por el otro— para llevar a buen puerto los desacuerdos en torno a las reivindicaciones territoriales existentes. El único factor realmente inquietante sería, en todo caso, el frenesí armamentístico chileno. En cambio, el motivo de preocupación para la paz en nuestro continente es, evidentemente, el conflicto ideológico en curso, que podría tener una traducción militar. El régimen de Hugo Chávez tiene en ello un papel protagónico por su propensión a la injerencia en los asuntos internos de otros países. Así, en lo que se refiere a Colombia, cada cierto tiempo aparecen indicios de apoyo chavista a las FARC. Por otro lado, el mandatario venezolano acaba de anunciar acciones para hacer llegar su mensaje a la población del país vecino. Tal intervencionismo, podría constituir, en sí mismo, un motivo para una guerra.

Lo más inquietante es la manera en que Chávez podría actuar, no solo al sentirse acorralado por las evidencias en su contra en cuanto a su conducta respecto del país vecino, sino también ante sus problemas en el frente interno, en particular por el giro cada vez más abiertamente dictatorial de su gobierno. La tentación de la fuga hacia delante puede ser fuerte en estos casos, sobre todo en alguien de quien es difícil decir que constituye un ejemplo de ecuanimidad. Además, las escenografías y poses guerreras pueden terminar saliéndose de control.

El anuncio de la futura utilización de siete bases militares colombianas por Estados Unidos, para ayudar en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, puede generar incomodidad, como de hecho se ha dado, en varios gobiernos del continente, entre ellos el del presidente Lula de Brasil, pero si ha acrecentado los temores de un capítulo bélico es debido, precisamente, al clima de enfrentamiento ideológico.

De todos modos, más allá de las bravuconadas, las posibilidades de una guerra abierta parecen remotas. La cordura tiene buenos restos y el sentido de la realidad debería terminar imponiéndose a las fantasías guerreras, más aun si países, como Brasil, que están muy por encima del pleito ideológico juegan un papel apaciguador.


EL COMERCIO

La responsabilidad de los ministros

UNA CARA VISIBLE ANTE LAS ACCIONES DEL GOBIERNO

Por: Samuel Abad Yupanqui Constitucionalista

Hechos recientes plantean nuevamente el debate sobre los alcances de la responsabilidad ministerial y la forma en que puede hacerse efectiva para garantizar que el poder se ejerza con las limitaciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes establecen. En una democracia, el poder tiene límites y debe ser susceptible de control. ¿Cuál es el alcance de esta responsabilidad?

Los ministros son responsables políticos de los actos que realicen y de los que suscriban con el presidente de la República; es decir, cuando “refrendan” un acto con el jefe del Estado se les traslada automáticamente su responsabilidad.

El presidente nunca es responsable político, lo son sus ministros. El titular de un ministerio dicta las políticas y supervisa su ejecución. Si resultan inoportunas, desacertadas o ineficientes, debe responder por ellas. Esta responsabilidad la hace efectiva el Congreso a través de la censura que, de aprobarse, conlleva su inmediata separación.

¿Qué ocurre si el ministro deja el cargo? Ya no podrá ser censurado. Su responsabilidad política será evaluada por sus futuros electores si estiman que no merece ser nuevamente elegido, es decir, una “responsabilidad difusa”.

Desde la entrada en vigencia de la Constitución de 1993 hasta la fecha, el único censurado ha sido el ex ministro Fernando Rospigliosi.

La responsabilidad constitucional opera si incurre en infracción de la Constitución. En tal supuesto, el ministro podrá ser acusado ante el Congreso y este podrá destituirlo e inhabilitarlo en el ejercicio de la función pública hasta por diez años. Ello puede suceder, incluso, dentro de los cinco años de haber dejado el cargo. A ello el TC denomina “juicio político”, que sanciona las “faltas políticas” cometidas y requiere no menos de dos tercios del Congreso (80 votos) para su aprobación (Exp. 006-2003-AI). Durante la vigencia de la Constitución nunca se ha hecho efectivo contra un ministro.

Finalmente, existe responsabilidad penal cuando cometen delitos en el ejercicio de sus funciones, por ejemplo, un acto de corrupción, y procede hasta cinco años después de haber cesado. La principal consecuencia es que si está en el cargo, este queda en suspenso y el caso pasa a manos del fiscal de la Nación y de la Corte Suprema. Por ello, se le llama antejuicio. Ningún ministro ha sido objeto del antejuicio con la actual Constitución.

Para hacer efectiva la responsabilidad ministerial hay, pues, que pasar por el Congreso. ¿Es posible que su dinámica permita la aplicación de estas medidas? En casi 16 años un solo ministro ha sido censurado. La mala gestión o los indicios de actos irregulares solo han conducido a renuncias y reubicaciones, mas no a la “efectiva responsabilidad de quienes ejercen función pública”, proclamada por el preámbulo de la Constitución de 1979.

En 1939, Manuel Vicente Villarán afirmaba: “Pecados veniales de ministros enemigos han sido calificados de imperdonables atentados, al paso que se ha disculpado y aun aplaudido graves abusos de ministros amigos”. Al releerlo nos preguntamos si esta afirmación continúa vigente.

La tendencia de los últimos años no genera muchas expectativas. Un modelo con un presidente fuerte, pocos controles y débiles partidos, lamentablemente, no vislumbra un cambio.

La reforma del Estado exige una reforma del régimen político que involucre al Ejecutivo y al Congreso. Una propuesta semejante podría ser una tarea del Ceplan si hubiera voluntad para hacerlo. Necesidad existe, pues, de lo contrario, no se garantizará un adecuado equilibrio de poderes y se continuará erosionando la percepción ciudadana sobre la eficiencia de la gestión y responsabilidad públicas.

EL COMERCIO

Agenda pendiente en lucha contra el narcoterrorismo

Luego de la última emboscada perpetrada por facciones senderistas en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), nuevamente ha quedado en evidencia la urgencia de reorientar la lucha contra el terrorismo y su socio el narcotráfico desde una perspectiva integral.

Pasar a ofensiva implica actuar en el ámbito de la estrategia policial militar, así como en el desarrollo de políticas sociales con plazos perentorios que permitan desarticular a quienes pretenden jaquear el Estado de derecho, imponer el terror como antaño y mellar la autoridad de las Fuerzas Armadas y policiales, que en los últimos años han perdido decenas de miembros.

Los diagnósticos son claros: de un lado, el narcoterrorismo controla el VRAE, sin que hasta el momento se haya logrado poner coto a la estructura que muestran a pesar de que desde el 2006 las Fuerzas Armadas iniciaron allí operaciones antiterroristas. De otro lado, según “El mapa del narcotráfico en el Perú”, elaborado por el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, el 98% de la producción de la hoja de coca en las regiones de la sierra y la selva tiene fines ilegales.

Por eso, si en algo coinciden los expertos, no solo es en que estamos repitiendo la fórmula terror-pobreza y que el narcotráfico es la mayor amenaza a la seguridad en el Perú, sino que existen múltiples salidas que no se están aplicando, mientras el ilegal comercio de la droga sigue dominando la economía y la producción agrícola de Ayacucho, Huánuco y también del Cusco, región que cuenta con la mayor cantidad de hectáreas de hoja de coca ilícitas en el país.

Como recomienda el estudio de la PUCP, hay que potenciar los programas de desarrollo alternativo, como las plantaciones de palmito, y replicar el caso de San Martín, departamento que ha reducido sus hectáreas de coca a 1,6%. Pero si algo demuestra esa experiencia es que también se requieren labores de interdicción permanentes para eliminar las pozas de maceración y controlar de insumos químicos, así como erradicar de manera sostenida los cultivos ilícitos.

Evidentemente, estas medidas no se podrán aplicar si previamente no se asegura una estrategia de seguridad que recaía tanto en la Policía Nacional como en las Fuerzas Armadas, para que trabajen codo a codo, la primera responsable en la lucha contra el narcotráfico y la segunda en el combate contra los grupos terroristas.

Esto implica, pues, que el Ejecutivo, a través de sus ministerios, cumplan sus responsabilidades de manera sostenida, empezando por canalizar los recursos que estos programas demandan. Por el momento, resulta realmente preocupante que, como ha confirmado Devida, el aporte del Estado no se haya incrementado y peor que la cooperación internacional se haya reducido entre el 2007 y el 2009 en un 37%, no solo por la crisis internacional sino por la evidente falta de resultados en la lucha contra el narcoterrorismo.

El problema, sin duda, no solo se resuelve con dinero. Se necesita inteligencia, conducción, estrategia y una enorme voluntad política que debe respaldarse en el reciente compromiso adoptado por el presidente García en la cumbre presidencial extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

EL COMERCIO

Elogio de la otra

Yo juraba que me amaba y que no podría vivir sin mí, pero últimamente lo veía raro, demasiado alegre, demasiado amable, demasiado madrugador. Podía imaginármelo sorteando a saltos los charcos de lluvia camino a casa, silbando o tarareando una vieja canción o simplemente con cara de bobo y una sonrisa al desgaire enfrentando la bruma.

Como soy lorna ni se me ocurrió sospechar por qué llegaba tarde, como era que cada sábado tenía un bautizo y cada domingo un cachuelo para fotografiar una fiesta infantil.

Una llamada a la medianoche que él contestó en susurros me puso en alerta, el hombre colgó y me dijo sin mirarme “es al flaco Pérez, se le plantó el carro y quiere que lo ayude” y salió raudo cual pájaro abandona su jaula, sin darme tiempo a la repregunta.

Luego vinieron las llamadas telefónicas cortadas súbitamente, yo no terminaba de decir aló cuando el hilo interrumpía su secuencia lógica, las largas sesiones radiales de jazz arrullándolo en el mueble mientras se fumaba un cigarrillo tras otro, los ataques de pánico que lo hacían bajar de la combi presa de una angustia de origen desconocido, los silencios, los desencuentros.

Una amiga me lo contó todo pero él, como cualquier macho que se respete, lo negó todo, dijo que no, que cómo podía pensar eso de él, que jamás, pero había un tono blando en sus palabras, un dejo desvalido en su defensa, un nerviosismo visible, que acabó de un solo tiro con mis dudas.

La otra tomó la iniciativa, me contactó, dijo que quería conversar algo muy urgente, ella tenía frenillo y hablada con frases cortas y muchos ajás, peros y estés; fijamos día y hora, nos reuniríamos en un café, el mismo lugar donde años atrás el hombre me terminó de convencer que éramos el uno para el otro.

No sé si por cobarde o porque el tranquilizante que había tomado en la víspera era de verdad tan fuerte como se lo pedí al boticario, pero lo cierto es que amanecí un par de horas después de la cita.

Nunca conocí a esa otra, porque en el largo camino de la vida a una la esperan muchas otras y a veces sin proponérnoslo ocupamos ese turbulento rol, pero me la imaginaba cuerpona y joven mirando su reloj en el café, enfundada en un jean apretado y mascando chicle, súper entusiasmada con el tipo que en ese mismo momento concluía su papel de reparto en mi vida.

Hoy que hago cuentas y quiero sentir rabia por ese episodio, sólo encuentro gratitud por esa otra que dedicó sus ardores de juventud para librarme de un compadrito calentón.

LA PRIMERA

Máquina defectuosa

César Hildebrandt
Columnista

Dicen que el cerebro humano es una maravilla. Siempre he pensado, en cambio, que es una máquina defectuosa, parte de un diseño que poco tiene de inteligente.

Porque si el cerebro es una maravilla, ¿cómo es posible que no se pueda olvidar a voluntad?

¿Y por qué sólo ciertas anomalías -o algunas drogas- nos permiten ver más allá de lo visible?

¿Y por qué los sentidos están separados en vez de ser variables combinables, lo que nos permitiría conocer qué sabor tiene la felicidad, qué textura la lujuria, qué aroma una jitanjáfora de Reyes?

Más grave aún: ¿Por qué la inteligencia y las emociones están escindidas? ¿No es esa una invitación al crimen que nos formula la naturaleza?

¿Por qué una memoria superlativa puede ser compatible con una mayúscula estupidez?

¿Y por qué la estupidez puede estar engastada sobre un fuerte carácter?

Y socialmente hablando, ¿por qué la política está poblada de fronterizos cuando debería ser el arte que reclutara a los mejores prospectos humanos?

¿Por qué el impulso sexual no tiene un interruptor volitivo que permitiera a algunos curas respetar a sus sacristanes?

¿Por qué nos es tan difícil establecer analogías cuando estas parecen evidentes?

¿Por qué caemos tan fácilmente en el pensamiento binario y en los falsos dilemas?

¿Por qué el pensamiento lateral nos es tan huidizo y por qué la complejidad nos asusta y preferimos el monismo reductor cuando no el maniqueísmo asesino?

¿Por qué la historia es una sucesión de los mismos errores con casi los mismos personajes?

¿Por qué creemos que progresamos cuando miniaturizamos lo que ya teníamos o cuando tendemos redes universales para transmitir, por lo general, los mismos cretinos mensajes del odio que se vuelve miedo y del miedo que se disfraza de odio?

¿Por qué esa máquina defectuosa que es el cerebro no tiene un lóbulo ético, un hipotálamo de la compasión, un hipocampo que nos condujera más allá de la triste, insuficiente y aburrida razón?

¿Por qué quemamos a Servet y creemos, sin embargo, que Dios tuvo varios cónsules y que los seguidores de cada uno de ellos deben seguir matándose?

¿No debiera haber una Federación Mundial de Dioses Homologados?

¿Por qué una teta de Penélope Cruz vale más que una novela de Flaubert?

¿Por qué hemos hecho de la violencia el hábitat psíquico de nuestros niños?

El cerebro humano no es sólo una máquina defectuosa. Es también una máquina perversa.

Perversa porque nos ha hecho creer que es lo mejor de nosotros cuando basta mirar a un perro perdiguero para saber que eso no es verdad. Basta mirarlo con nuestros ojos de cacería y tumba.

Creemos que el cerebro es una fascinante red eléctrica. Pero ese prodigio es el que nos ha guiado por la ruta sin salida del calentamiento global, la guerra como goce, la vulgaridad como virtud y la ignorancia como jactancia.

La verdad es que el cerebro es un óvalo de grasa. Un balón de fútbol americano hecho de lecitina y fósforo. Una entidad sobreestimada que sirve para hacer un nudo de corbata, una bomba atómica, un maíz cruzado con mosquito. Que sirve para todo excepto para el arte de ser felices y de sentirnos prójimos.

LA PRIMERA

Racista tu abuela

Fiel a sí mismo, Aldo M ha pedido que se active la demanda contra Survival de Londres por los hechos de Bagua, apenas se conoció que esta organización de protección de la vida indígena premió a su diario y a su columnista estrella con la medalla al artículo más racista del año, en todo el mundo. Y a Mirko Lauer que se le ocurrió hacer algunas reflexiones filosóficas sobre el racismo lo ametralló sobre su calidad literaria y sobre su pasado velasquista (como si Aldo M tuviera algún arte o producción propia que exhibir o como si viniera de algún pasado antidictatorial aquí nomás durante los años de Fujimori, cuando ya estaba crecidito).

El hecho es que director y columnista han tenido reacciones paralelas: hacer inicialmente como que les resbala, para picarse de inmediato. Para el primero eso significa regularmente atacar al otro pidiendo la represión del Estado (no ven que “Correo” es un patrimonio público), de las empresas (¿cómo se les ocurre contratar a “ese”?) y golpeando en lo personal, donde él imagina que más duele (aspecto físico, nombres o apellidos, pasado político, y nunca los temas que están en debate). El objeto es hacer que el oponente no conteste para que Alditus no prosiga su espiral de ofensas, con lo que logra quedar libre nuevamente en la cancha.

En cuanto a ABU, lo que hace siempre es recurrir a su diccionario personal de excrementos de donde saca material para sus escritos. Por ello después de mostrar una enorme correa comentando que viajará hasta Londres (como no lo hace al centro de Arequipa) para recibir su galardón de máximo racista global, en el párrafo siguiente resuelve el problema de Survival con la fórmula de la sanguijuela comunista, la que necesita de pobres para captar fondos de ayuda, de los que viven. Casi como declararse luchador contra la pobreza porque reclama que vayan cargando napalm en sus aviones, lo que si se ejecuta textualmente nos dejaría sin pobres y sin chamba a Survival y congéneres.

Ya sabemos además que comunista, socialista, progresista, nacionalista, humaliento (que suena pezuñento), indigenista, regionalista, sindicalista, etc., son la misma cosa y que ABU más bien los piropea cuando les dice caca. Y lo mismo con los chunchos que deberían agradecer porque les dice salvajes (lean el diccionario) y los de Puno, porque aún lo de subhumanos es demasiado. Pero lo de fondo es que Bedoya no puede ser racista porque tiene raíces familiares en unos cinco países europeos y algo de sangre árabe, o sea que es mestizo por los cuatro costados, y los racistas son los demás que se creen puros cuando originarios y oriundos somos todos ¿Capichi? O sea el racismo es un invento y cuando uno afirma que hay alguien inferior es porque debe ser inferior, y ningún oenegiento excrementicio le va a impedir decirlo. Y para que entiendan la próxima semana me ocuparé de Ollanta Humala.

LA PRIMERA

La corrupción nuestra de cada día

Una reciente reunión del Instituto Prensa y Sociedad (Ipys) convocó a más de 40 periodistas de investigación latinoamericanos y fue interesante la coincidencia que existe en la mayoría de países con el creciente nivel de corrupción gubernamental que estamos experimentando. El rápido enriquecimiento de parientes muy cercanos de los presidentes de Venezuela, Colombia y Ecuador, así como el explosivo incremento del patrimonio de la pareja presidencial argentina, fueron algunos de los más reveladores casos.

En nuestra región, y especialmente en nuestro país, no parece existir ninguna relación entre política y mercado. Son contados con los dedos de una mano los políticos peruanos que tuvieron alguna actividad exitosa antes de ingresar al Congreso o al Gobierno. La enorme mayoría nunca había destacado o estaba incluso quebrado. Sin embargo, luego de entrar –y aunque no sea reelegido– ya nunca más busca trabajo. La política se ha convertido, junto con el narcotráfico, en una de las actividades que más rápidamente enriquece a individuos sin que haya sido evidente la manera cómo lo lograron.

Por eso, ha sido realmente lamentable la decisión de Lourdes Flores de presidir una aerolínea con accionistas que son cuestionados, al ser la única líder partidaria que trabaja para ganarse la vida. Ella nunca ha recurrido a oscuras fundaciones para financiar costosas actividades alrededor del mundo o a cónyuges con inexplicados y suculentos honorarios. Por ello, el polvo que está levantando su equivocada decisión no solo afectará su credibilidad electoral, también desvía la atención del resto de políticos, la mayoría de los cuales no podría justificar sus ingresos. Paradójicamente, su falta de criterio en elegir asociados terminará desprestigiando a los pocos políticos que trabajan, y fortaleciendo a los que viven muy cómodamente de la nada.
Por otro lado, esta creciente corrupción alrededor del presidencialismo latinoamericano está yendo de la mano con cada vez más frecuentes ataques a la prensa, que son los únicos que pueden denunciarlos. En Venezuela, las cadenas de televisión y de radio están siendo atacadas abiertamente por el Gobierno desde hace un buen tiempo. Mientras que, en Ecuador y en Bolivia, es evidente el clima de censura. En Argentina se está debatiendo una Ley de Medios para que el Estado, en la práctica, los controle vía accionariado. En nuestro país, la fallida 'Ley Mordaza’ fue otro ejemplo de esta tendencia regional a intentar silenciar medios.

Incluso, la orden dictada ayer por el presidente Correa en contra del programa de Laura Bozzo, al margen de su contenido, es otro ejemplo de prepotente censura. Mañana Correa también decidirá que es 'basura’ algún programa que denuncia los negociados de su hermano y lo sacará del aire. Justamente esto ocurre en Ecuador cuando en nuestro país se está dando marcha atrás en la anunciada reforma del canal del Estado. El directorio compuesto por independientes nunca fue nombrado ya que el partido de gobierno no quiere perder el control de un medio por el cual pagamos todos los peruanos.

PERU 21

Mirada a provincias

Un enterado observador que viaja mucho por provincias me decía que las empresas privadas cometían un tremendo error al buscar asumir ellos labores estatales con el argumento de que el Estado es muy lento y la empresa privada mucho más rápida para ejecutar (lo que a menudo también es un mito inflado. En la vida me he cruzado con cada empresa privada lentísima para tomar decisiones).

Según mi amigo, lo que va a suceder es que ahora la presión popular manipulada por agitadores va a caer directamente sobre las acobardadas empresas privadas, que no tienen la fortaleza del Estado para soportar los chantajes y las violencias de estos violentistas, citándome el reciente ejemplo de Yuncán. Para mi interlocutor, lo que ha ocurrido allí es una gran corruptela, porque al final se va a gastar el dinero del fideicomiso en fertilizantes en lugar de obras.

Pero aun, mi fuente sospecha que detrás de esto hay unos dirigentes pendejos que, tras provocar todo el despelote con demagogia, van a comprarle los fertilizantes a los campesinos a precios de remate -porque éstos prefieren tener efectivo para gastos inmediatos o simplemente para emborracharse- y revenderlos haciendo pingües ganancias. Me reta incluso a confirmar esto el próximo año con un análisis para verificar si la cosecha fue mucho mejor este año. Me apuesta "doblecontransencillo" que no. Para él, detrás de todo disturbio provinciano no sólo hay politiquería radical, sino también grandes negocios (el "Baguazo" se lo atribuye a los traficantes de madera, junto a las ONG que viven del cuento de provocar laberintos).

También me comentaba que él había detectado que el fujimorismo en provincias solía ser particularmente fuerte en zonas de mucha actividad comercial, como Juliaca, Huánuco o Huancayo (y tal vez Chiclayo), pues los emergentes mercaderes provincianos son un fenómeno de los 90 tras el fin de la inflación.

En cambio, el humalismo es fuerte en zonas fronterizas, aunque sean comerciales, donde hay reservistas que son elementos jóvenes a menudo desempleados y chauvinistas.

Y me confirma que los elementos más radicales suelen generarse alrededor de las universidades provincianas, que suelen ser fábricas de gente mal preparada y muy resentida por la ideologización, que lamentablemente el marxismo violentista aún no se ha erradicado totalmente de la currícula universitaria provinciana. Es que no hubiera existido Sendero Luminoso de no ser por esa nefasta Universidad de Huamanga, que más generó cuadros extremistas en lugar de profesionales calificados. En eso se gastan los impuestos. Esta agitación urbana también es estimulada por los maestros que siguen las corrientes más lunáticas del SUTEP. Allí habría que hacer alguna limpieza, pues no sólo son pésimos profesores sino encima unos matones callejeros.

Finalmente, me comentaba que otro problema es que la retórica en provincias supera a los propósitos en radicalismo, que no son tan extremistas como suenan, pero que lamentablemente eso atiza más las pasiones. Básicamente, lo que quieren es obras y reconocimiento (así como negociados y llegar a ser congresistas).


CORREO

30.8.09

¿Cuánto hielo derritió en la cumbre?

Por Mirko Lauer

Este viernes Alan García perdió la oportunidad de dar una versión 2009 del discurso de Fernando Belaunde (probablemente a una portátil) cuando regresó a Lima de la cumbre de Punta del Este 1963: “Por qué me aplaudes pueblo, si tú me enviaste a Montevideo”. En verdad esta vez no había nadie aplaudiendo en el aeropuerto, pero una performance presidencial como la de Bariloche siempre sube algo los bonos de un presidente.

Las propuestas de García en Unasur fueron de estilo más bien positivo-utópico, pero eso también puede acopiar unos cuantos puntos. Pedir que cesen las compras de armas porque ya se ha comprado demasiadas es algo que nos cae bien, pero rara vez funciona. Proponer inspección multinacional de las bases colombianas podría tener mejor suerte, pero va a tomar su tiempo.

Aun así, el discurso de García en la cumbre logró ubicarse en el centro de las preocupaciones regionales, con un giro propio: integración vs. armamentismo, mutuo respeto entre las diversas ideologías gubernamentales, actitud más serena frente a la percepción del peligro imperialista o populista o izquierdista, o la mala imagen que da a Sudamérica la multiplicación de los conflictos.

En cambio del lado negativo de la contabilidad el viaje de García no parece haber servido para arreglar en firme los ásperos entredichos con Bolivia y Chile. Michele Bachelet por su parte se mantuvo algo distante de la delegación peruana, y pidió para reunirse con Evo Morales, pero nada público salió de ese encuentro, también él medio secretoso. Unasur estaba en otra cosa.
Pero si bien no arregló el tema, al haber definido los términos de una relación más equilibrada con el bloque chavista, García quizás haya calmado una parte de los ímpetus antiperuanos de Morales. Al evitar un apoyo cerrado a Álvaro Uribe, e incluso al haber tomado una leve distancia respecto de él, García acaso ha puesto en marcha un proceso de moderado acercamiento Caracas-Lima.

García va a extrañar esa pascana en Bariloche, pues aquí en casa lo espera la agenda de todos los días: una polémica en torno al gas con fuerte potencial movilizador en el sur, la posibilidad real de un rebrote amazónico, la cuota semanal de asesinados por el narcoterrorismo, o escándalos (reales o ficticios) en el gremio político. Temas en los cuales García por lo general no protagoniza, sino acota.

Para volver a Fernando Belaunde, este alguna vez definió cada año de gobierno como un toro que sale a embestir al presidente. Sabemos que el primer año es el más cómodo. FBT nunca dijo cuál era el más peligroso, pero en el caso de García este cuarto año es un candidato de fuerza: ya todo parece jugado, es tarde para lanzar iniciativas importantes, y todavía no llega la distracción electoral. Los viajes internacionales son, literalmente, una salida.

LA REPUBLICA

Camisea: cuarenta y no veinte

Por Humberto CampodónicoDice el gobierno que si bien las reservas probadas de los Lotes 88 y 56 de Camisea solo llegan a 8.795 billones de pies cúbicos (bpc), la realidad es que hay mucho más gas. Como prueba, manifiestan que el consorcio Camisea dice que las reservas recuperables llegan a 14 bpc, las mismas que se convertirán en probadas cuando se realicen las inversiones que permitan su extracción y se amplíe la capacidad de transporte de los gasoductos. Supongamos que así sea. ¿Es que, entonces, con los 14 bpc estaría solucionado el problema del mercado interno y se podría llevar a cabo la exportación? No. Veamos por qué. El consumo de gas en el mercado interno para el periodo 2005-2025 fue estimado en el 2005 por el Ministerio de Energía y Minas en 4 bpc (Plan Referencial 2005-2014). Pero el crecimiento ha sido tan grande que, dos años después, en el Plan Referencial 2007-2016 el MEM corrigió la cifra: se estimó que el consumo para el periodo 2007-2026 sería de 6.1 bpc, o sea, 50% más (ver suplemento especial sobre Camisea de Otra Mirada, en www.otramirada.pe). A pesar del aumento, dice el MEM, que el volumen total de reservas (14 bpc) permite cubrir la demanda interna por 20 años (6.1 bpc), más la exportación (4.1 bpc). Por tanto, no hay que preocuparse. Pero eso no es así. Más bien es aquí que comienzan los problemas para el gobierno, porque no está asumiendo que el abastecimiento al mercado interno debe tener un horizonte permanente de 20 años (como establecía la legislación de 1999, con la que se firmó el Lote 88 en el 2000), sino la “tesis” del horizonte estático de 20 años, que fue la modificación introducida durante el gobierno de Toledo y que permitió que se exporten las reservas del Lote 88. Con el horizonte permanente de 20 años, no solo hay que cuantificar los primeros 20 años, sino también los siguientes 20 años (del 2026 al 2046). Lógico. ¿Acaso vamos a invertir en gasoductos, plantas térmicas, petroquímica, gas domiciliario y vehicular para que todo se termine en el 2026? Sigamos. Según el MEM, en el 2026 el Perú tendría un consumo de gas de 1,395 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd). Si suponemos (conservadoramente) que ese consumo permanece estático del 2026 al 2046, se consumirían 10.2 bpc adicionales. En total se necesitan, entonces, 16.3 bpc. Y, ojo. En el cálculo del MEM no se incluyeron una serie de inversiones como, por ejemplo, el gasoducto sur andino. Por eso, el gobierno debe insistir en que el 100% de las reservas actuales y futuras del Lote 88 sean para el mercado interno, como se estableció en el 2000. La renegociación del 2006, de un lado, no respetó la estabilidad contractual firmada en el 2000 y, de otro, ha sido considerada ilegal porque se modificó una ley con un decreto supremo para permitir la exportación. Lo que corresponde, entonces, es corregir esa ilegalidad volviendo al contenido primigenio del 2000. Eso es lo que este gobierno no está haciendo, pues se contenta con que no se exporte gas del Lote 88 (que revirtió gratis al Estado por un regalo de la Shell) solo del 2010 al 2015. Inadmisible. Hasta ahora, el gobierno ha podido decir que los problemas generados por la ilegal renegociación del Lote 88 que autoriza la exportación son responsabilidad del gobierno anterior. Pero de ahora en adelante, el abastecimiento del mercado interno es de su entera responsabilidad. Y está yendo por el mal camino.Nota: En el artículo “Agoniza el gasoducto sur andino” se dice que la Ley 26129 prioriza dicho gasoducto. Error tipográfico: se trata de la Ley 29129. Ofrecemos disculpas.

LA REPUBLICA

Construir un país más integrado y digno

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.pe

La verdad y la reconciliación todavía pendientes.

AYACUCHO.- La violencia desatada por Sendero Luminoso en los años ochenta causó miles de muertos por todo el país, pero fue aquí en esta región donde no solo empezó la espiral sangrienta sino donde los estragos fueron mayores que en ningún otro sitio del Perú.

Estos se sienten hasta ahora, y con más fuerza en estos días en que, coincidiendo con el sexto aniversario de la entrega al país del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), se procedió ayer, en Putis, al entierro de 92 féretros con los restos de los masacrados en ese poblado hace 25 años.

Estos fueron llevados anteayer a Huanta, donde se realizó una sentida y triste ceremonia en el marco de un duelo que también se percibe en Ayacucho, ciudad en la que estuve participando en un evento de Unicef con periodistas de la región.

En muchas partes del país, el terrorismo ya es percibido como un hecho del pasado, pero aquí –y en buena parte del sur andino– el drama persiste porque hay mucha gente que no ha encontrado a sus muertos, y que siente que no se ha hecho justicia, que se oculta la verdad y que la reparación aún no llega.

Por ello, se equivocan los que creen que lo mejor es olvidar lo ocurrido, pues verdad y justicia son componentes ineludibles para poder voltear esta página negra de la historia peruana.

Ello necesita un cambio de actitud de muchos. Uno es el gobierno, que sigue ocultando información sobre masacres como las de Putis; y ofrece expresiones inaceptables como las del ministro de Defensa Rafael Rey, o del gobernador Eduardo Morales, el representante del presidente Alan García en Ayacucho, quien boicoteó las actividades de familiares de las víctimas.

El sector vinculado a la CVR también debería dar señales de apertura. Por ejemplo, un documento que, con la información aparecida en los últimos años, lleve a rectificaciones indispensables como en la acusación al general Eduardo Bellido si se tiene en cuenta el reportaje de Ricardo Uceda en Poder.

Se deben dar todas las señales necesarias para que no se interprete que el informe de la CVR es contra las FFAA, como algunos desalmados han querido hacer creer con fines subalternos. ¿Se le podría dar el premio de DDHH de este año a algún militar que, por su comportamiento, lo merezca?

Lo que se requiere es tender puentes entre peruanos valiosos que deben dejar de oír a los extremistas y cabezas calientes de ambos lados de este debate y que se encargaron de petardearlos. El Museo de la Memoria es una oportunidad magnífica para hacerlo y para empezar a construir un país más integrado y digno.

LA REPUBLICA

Drogas y delito común

En Chiclayo, un hospital de EsSalud fue asaltado por delincuentes comunes; en Ica, ocho antisociales despojaron a medio centenar de alumnos de sus celulares, relojes, laptops y dinero; en el Callao, dos bandas juveniles de ladrones resolvieron sus diferencias en las calles, por supuesto a mano armada y a tiros, muriendo varios de ellos. Estos hechos acusan el grado de descomposición al que está llegando la sociedad y ponen de manifiesto que el delito está fuera de control. Pero en esta oportunidad queremos incidir –y llamar la atención– sobre una de las causas principales que motiva a la gente inescrupulosa a delinquir: el consumo de drogas. Está demostrado, a través de estudios y estadísticas elaboradas seriamente por instituciones peruanas y extranjeras, que la mayoría de robos, asaltos y crímenes es protagonizada por personas adictas a algún narcótico, quienes ante el vicio de consumir pasta básica, marihuana, clorhidrato de cocaína o sustancias sintéticas requieren cada vez más dinero para adquirirlas. Es más, inclusive cometen ilícitos estando bajo los efectos de esos estupefacientes. De manera que si no atacamos contundentemente este problema, muchos serán los agraviados y los medios de comunicación, por cierto, vamos a continuar dando cuenta de la interminable retahíla de hechos delictivos, por lo general sangrientos y letales, que suceden en nuestras ciudades.

En este punto saludamos la alerta dada por el Instituto de Estudios Internacionales (IDEI). En documento recientísimo –titulado “El mapa del narcotráfico en el Perú”– IDEI señala que un efecto directamente proporcional al aumento del tráfico ilícito de drogas es el incremento de los niveles de violencia, dentro de lo cual la “red delincuencial” tiene entre sus filas a adolescentes de trece, catorce o quince años de edad, quienes se inician en el consumo de drogas para luego participar en robos menores hasta integrar pandillas. Y después –con el paso de algún tiempo– acaban conformando bandas criminales que cometen golpes mayores como asalto a bancos, fábricas, casas de cambio, o incluso secuestros. No es pues coincidencia que, al momento de ser detenidos, muchos facinerosos adultos tienen alucinógenos con los que “se dan valor” para robar, violar o asesinar.

Lima y provincias viven en zozobra. La amenaza de las drogas se ha convertido en una terrible realidad. Al número exponencial de delitos, que aumenta día a día, se agrega ahora la ferocidad y salvajismo de los criminales-drogadictos, quienes no respetan un hospital, una universidad, una Iglesia. Ni la vida misma. Recordemos que muchos autores de esos delitos se iniciaron en el crimen consumiendo drogas, y que su violencia se incrementó por la apetencia compulsiva e irrefrenable –propia de adictos– a conseguir el dinero suficiente para agenciarse de más drogas. Un delincuente adicto es más agresivo que el antisocial que no lo es; y de las decenas de miles de adictos que hay en el país, se estima que muchos ellos están relacionados al ambiente del crimen (promiscuidad, desunión familiar, etc.), por lo que para esos sujetos robar, raptar, violar o matar es el signo diario de su existencia. De no adoptarse medidas ante el problema droga y delito, cualquiera de nosotros –mañana o más tarde– será una víctima más de sus tropelías.

expreso

Ángeles de la guarda

Por: Rosa Montero Escritora

Soy bastante cobarde ante el peligro físico, y quizá por eso profeso una sobrecogida y apasionada admiración por los seres heroicos capaces de arriesgar la vida por una causa justa. Cada vez que alguna de estas personas es abatida por sus enemigos, como ahora ha sucedido con Natalia Estemírova en Chechenia, siento un duelo personal, como si me hubieran matado a alguien cercano. Y en realidad es así, porque, aunque yo ni siquiera conocía la existencia de Natalia hasta que supe de su asesinato, las Estemírovas y Politkóvskayas y demás personas formidables y anónimas son los guardianes del planeta, es decir, son los verdaderos ángeles de la guarda, seres hermosos que trabajan incesantemente desde lo invisible para protegernos del horror y la negrura, para defender la vida y los valores éticos. ¿Cómo no vamos a sentirlos próximos?

Gracias a su constante sacrificio, el mundo es un lugar un poco menos aterrador. Muchos de estos pacíficos guerreros mueren violentamente, pero hay muchísimos más que salen victoriosos del combate. Por cierto que eso, sobrevivir, no resta ni un ápice de la grandeza de sus batallas Siempre he pensado que se necesita mucho más coraje para vivir asumiendo el riesgo que para morir. La verdadera heroicidad es tragarse el miedo todos días y que ese bolo no te calle la boca.

Como es natural, uno no nace héroe, y, además, estoy segura de que ninguno de ellos quiso verse situado en ese lugar. Por lo general, uno se va metiendo en el compromiso de la lucha inadvertidamente, paso a paso, tomando 100 pequeñas decisiones moralmente correctas, pero poco convenientes para tu bienestar. ¿Qué hace que, frente a una misma situación de abuso y dolor, solo una persona entre 100.000 termine asumiendo un compromiso que puede ser mortal? En primer lugar, sin duda se trata de gente con gran capacidad de empatía, individuos que se conmueven con el dolor del otro; además, deben de ser tipos activos, responsables, de fuertes principios éticos; por último, probablemente son esa clase de personas que, desde pequeñas, acostumbran a cuidar de los demás. Pero todo esto no serviría de nada si, además, no tuvieran un temple especial, la serenidad, la fortaleza psíquica, el valor para aguantar el miedo. Estoy segura de que hay muchos hombres y mujeres que, teniendo todas las características anteriores, abandonan la batalla porque los rompe el pánico. Y aquí estamos los demás, en deuda con todos estos ángeles. Recuerdo a Taslima Rasrin, por ejemplo, la escritora bengalí que tuvo que exiliarse de su país perseguida por una fatwa por sus valientes críticas al machismo y al fanatismo religioso.

La entrevisté en un hotel de Suecia, escondida y protegida por policías, y aunque se mostraba enormemente entera, el simple ruido de una puerta cercana que el aire cerró hizo que Taslima pegara un respingo y se quedara lívida. Eso es vivir martirizada por un miedo más que comprensible; y, sin embargo, Taslima ha seguido escribiendo, ha seguido denunciando, ha seguido luchando. Y también recuerdo a la mexicana Lydia Cacho, espléndida guerrera contra las mafias de pederastas. Hay muchas, muchísimas mujeres heroicas. Y luego hablan del sexo débil.

También hay hombres, desde luego. Como el misionero español Chema Caballero, que, desde 1999, dirige en Sierra Leona el mejor centro de rehabilitación para niños soldado que hay en toda África, y que actualmente es el testigo principal contra ese carnicero llamado Taylor, el señor de la guerra responsable de los niños mutilados a machetazos y de tantas otras monstruosidades que han sucedido en aquel rincón del mundo. Hace falta un asombroso coraje para aguantar allí, como Chema lo hace, en el ombligo mismo del horror. Y hay otros héroes, en fin, que no combaten contra los torturadores y los verdugos, sino contra su propio instinto de supervivencia. Como el doctor ugandés Matthew Lukwiya, que, a la cabeza del hospital Saint Mary, al norte de Uganda, combatió la última epidemia del feroz ébola, esa terrible y muy contagiosa enfermedad que mata por medio de grandes hemorragias, con los agonizantes sangrando por todos los poros de su cuerpo. Durante los tres meses que duró la epidemia, 12 sanitarios del hospital murieron contagiados (otros héroes); y el último en enfermar fue el propio Matthew. El médico también padeció esa muerte atroz, como sin duda sospechaba que pasaría; pero su esfuerzo contuvo y acabó con la epidemia, salvando así miles de vidas. Todo esto sucedió en el año 2000 y hoy casi nadie se acuerda de él fuera de Uganda. Por eso a mí me gusta mencionarlo. Es mi pequeña manera de agradecer la inmensa generosidad de todos estos ángeles de la guarda.

EL COMERCIO

Más allá de la diablada

UNA CULTURA QUE NO SABE DE FRONTERAS

Por: Fernando de Szyszlo Artista

Los pueblos no se ciñen necesariamente a las fronteras que personas y circunstancias les trazan muchas veces arbitrariamente. Las fronteras y los países que se crearon o fusionaron al final de la Primera Guerra Mundial todavía no han terminado de causar problemas. Quizás el ejemplo más doloroso y flagrante de los resultados que pueden acarrear decisiones circunstanciales ha sido el desmembramiento de Yugoslavia con su trágica secuela.

En el caso, más frívolo y menos grave, de las desmesuradas y lamentables protestas bolivianas por la paternidad de un baile folclórico llamado la diablada no ha llegado la sangre al río, ha quedado simplemente bordeando el ridículo al apelar a autoridades internacionales para deslindar un hecho que cualquier —no digo historiador— lector de historia da por entendido que es un hecho evidente que este baile pertenece a una región del Altiplano que abarca pueblos que hoy forman parte de tres países: el Perú, Bolivia y Chile.

Ya en 1775 el obispo de Trujillo Baltasar Martínez Compañón encarga una serie de dibujos sobre costumbres de su obispado, en ellos figura ya una “danza de los diablicos” en que participan como personajes San Miguel y siete diablos que representan los pecados capitales. Todo hace pensar que la diablada es una danza que funde raíces precolombinas con influencias cristianas. Hay bailes de diablos registrados en Cataluña desde el siglo XV hasta llegar a un auto sacramental de Calderón de la Barca del siglo XVII, todos sobre el tema de la lucha del bien contra las fuerzas del mal personificadas en los demonios.

Donde permanece con más fuerza esta tradición es en los pueblos de origen y lengua aimara que habitan mayormente alrededor del lago Titicaca a ambos lados de la frontera entre el Perú y Bolivia. Es lamentable, pues, que el señor Evo Morales reclame la propiedad de algo que no le pertenece a ninguno de los dos países, sino a los pueblos aimaras sin importar de qué lado de la frontera entre el Perú y Bolivia habitan.

De otra parte, últimamente hemos estado viendo, sobre todo en la televisión internacional, que se celebran los dos siglos de independencia en varios países de América del Sur. Hemos seguido las ceremonias en las que el presidente Evo Morales conmemora el bicentenario de la independencia de su país, rebautizado por él en el 2009 como Estado Plurinacional de Bolivia. Aquí surge una primera duda: cómo Bolivia puede festejar 200 años de independencia cuando hace 200 años no existía.

Su primer nombre, República Bolívar, fue cambiado, según cuenta la tradición, a propuesta de un diputado que habría dicho: “Si de Rómulo, Roma, de Bolívar, Bolivia”. Lo que el día de hoy es el Día Nacional de Bolivia, es el 6 de agosto, pues ese día en 1825, fue que la Asamblea General de diputados de las provincias del Alto Perú declaró la independencia y su nombre fue cambiado a República de Bolivia.

Tengamos presente que estamos hablando de 1825 o sea un año después de la Batalla de Ayacucho y cuatro años después de la proclamación de la independencia del Perú.

Chuquisaca, que desde 1776 no pertenecía al virreinato del Perú sino al del Río de la Plata, fue el sitio donde en 1809 se produce una sublevación contra la dominación española, fue uno de los hechos precursores de los movimientos independentistas en América del Sur, como lo fue la trascendente rebelión, un tanto anterior, de Túpac Amaru II en 1780 o los otros varios casos de manifestaciones independentistas en toda la América del Sur.

La ambición de ejercer el poder y perpetuarse en él se manifiesta en todos los niveles, puede darse en personas cultas y refinadas como en otras carentes de toda preparación. Esta circunstancia se agrava cuando el sujeto dispone de casi inagotables medios económicos que le permiten usar todos los caminos para lograr sus fines. En América Latina vivimos una época en que nos ha tocado ser testigos y víctimas de ese género de circunstancias.

Es penoso ver cómo ambiciones políticas y deseos por permanecer en el poder pueden socavar la profunda vinculación de los pueblos de estas regiones, lazos que sin duda son más reales y más importante que los gobernantes que inevitablemente son pasajeros.

Escudados con el pretexto de combatir la miseria, la desigualdad y la injusticia soliviantan a masas que han vivido oprimidas por esas mismas inaceptables condiciones y aprovechan su inocencia y su desinformación para apropiarse de las libertades y las instituciones para ponerlas al servicio de sus fines autocráticos. Lo que importa es mantener a la gente desinformada, para ello suprimen toda opinión que no sea que de ayuda a sus intenciones. Es preciso subrayar que nada de esto mejora la real situación de las gentes que siguen en la pobreza y en la ignorancia mientras que sus jefes se enriquecen y corrompen todo lo que hay a su alrededor.

Es necesario reconocer que son esas pequeñas ambiciones y esa falta de visión y de fidelidad al destino de estos pueblos lo que ha impedido su progreso. A pesar que desde México hasta el estrecho de Magallanes, han sido pueblos que crearon unas culturas riquísimas, civilizaciones autónomas que inventaron la agricultura y que más tarde, después de la conquista continuaron progresando con el aporte de lo que trajeron los conquistadores en materia de ciencia y desarrollo.

La Universidad de San Marcos en Lima, la Universidad de México y la de Santo Domingo son casi un siglo más antiguas que la Universidad de Harvard, la más antigua de Estados Unidos. Cuando los pueblos indígenas de Norteamérica eran cazadores y recolectores para su diario sustento, los astrónomos mayas conocían la periodicidad de los eclipses y tenían su propio calendario. La irrigación, el manejo del agua y la agricultura en andenes de los incas todavía deslumbran a los especialistas y en materia textil ninguna cultura ha superado a los antiguos peruanos.

Sin embargo han sido los caciques locales los que con su ceguera, su abrumadora falta de generosidad, su incapacidad de pensar a largo plazo los que nos han mantenido en pequeñas rencillas, frustrados, viendo a gentes de todas las regiones del mundo conseguir su desarrollo, suprimir la pobreza y dar los servicios fundamentales de salud y educación a sus habitantes.

Cuando, como hoy, en el Perú vemos una luz creciente al final del túnel surgen inevitablemente los interesados, dentro y fuera del país, en que las cosas no cambien.

EL COMERCIO

¡La ciudadanía exige seguridad y orden!

Las últimas semanas han sido particularmente perturbadoras del orden y la tranquilidad social, lo que explica el clamoroso e indignante pedido de la ciudadanía, dentro y fuera de las encuestas, para poner fin a esta ola de violencia criminal.

No solo en Lima, sino en varias ciudades del país se han producido numerosos robos y atracos sangrientos, además de secuestros y balaceras a plena luz del día, que han puesto en serio riesgo la propiedad y el derecho a la integridad y la vida de los peruanos.

Al grave y creciente problema de las pandillas juveniles, que afecta grandes sectores urbanos, se agregan otras patologías sociales, como los recurrentes enfrentamientos entre mafias delictivas que a punta de pistola pugnan por controlar los sindicatos de construcción civil, con otro saldo de muertos y heridos.

Luego, sea en la avenida La Marina en Lima o en el hospital principal de Chiclayo, la percepción es que nadie está seguro en nuestro país, lo que incrementa la desconfianza y obliga a redoblar las medidas de protección. Si hasta al hijo del director general de la Policía Nacional le quisieron robar el carro, ¿qué podemos esperar el resto de los simples mortales?

Detrás de todo esto hay la constatación de que algo está fallando en la entraña misma del tejido social y en la acción gubernamental, lo que obliga a replantear la estrategia para enfrentar la rampante criminalidad. Según el ordenamiento constitucional corresponde al Estado garantizar derechos fundamentales a la vida, la integridad, la propiedad y el libre tránsito, entre otros.

¿Qué está pasando aquí? Si bien cabe responsabilidad primaria a los padres de familia, los maestros y al sistema educativo, que deben reflexionar seriamente sobre la manera de formar a los niños, es obvio que el Gobierno tiene que asumir su responsabilidad en varios niveles.

Ante todo, ¿cómo es posible que, según las propias investigaciones policiales, la mayoría de asaltos, robos y secuestros sigan siendo planeados por mafias que operan desde las mismas cárceles? Esto es realmente intolerable y debe obligar al Ministerio de Justicia a revisar la política penitenciaria. ¿Dónde quedó la prohibición de usar celulares dentro de los penales? ¿Quiénes son los funcionarios responsables de conculcar esta norma quién sabe por qué oscuras razones? ¿Y dónde queda el objetivo rehabilitador, totalmente arrasado por el hacinamiento y la corrupción de los penales, convertidos en universidades y centros de planificación de crímenes?

En este problema de superpoblación el Poder Judicial no puede eludir su responsabilidad. Y el Congreso tendría que revisar las normas, para hacerlas más duras y ejemplares, sobre todo cuando está de por medio el ensañamiento y reincidencia. A las bandas hay que desbaratarlas, lo que debe ser entendido también por los fiscales que, por injustificables razones, a veces dejan sin piso la esforzada acción policial y liberan a los delincuentes.

En cuanto al Poder Ejecutivo, los últimos cambios en la cartera del Interior demuestran la improvisación y orfandad de un enfoque técnico para repotenciar la prevención, la inteligencia y las acciones operativas. No puede ser que, por cuestiones personales, cada ministro que llega cambie todo lo que hizo el anterior. El mejor homenaje a la Policía Nacional, que hoy celebra su día, debe ser devolverle su honor, su integridad y su eficiencia.

Se necesita un consejo de seguridad, multidisciplinario y con un enfoque integral que revise la política y cuente con asesoría técnica de alto nivel para evitar que nos volvamos una sociedad aún más violenta e insegura. Y la ineficiencia y la corrupción en los estamentos policiales debe ser denunciada y castigada tantas veces cuando sea necesario, para restaurar el principio de autoridad y devolver orden y tranquilidad a las calles. Es lo que, con pleno derecho, demandan los ciudadanos de todo el país.

EL COMERCIO

29.8.09

Aldo Mariátegui se enamoró de Malapalabrero (primicia, chocherita)

Emos, anarcopunks, Adamo girls and Callao Cartel boys: el director de Correo, Aldo Mariátegui, se ha enamorado del Malapalabrero. Hace escribir sexual points and indirectas a sus mastines de caramelo -porque se deshacen en el intento, también-, en sus “Chiquitas” publicó que yo me visto como un drag queen, creyendo que es insulto, de su macho cabrío porque hasta los más machos se enamoran y avísenle al tío que con ésta su periódico va para el bicampeonato universal de racismo 2010, esta vez otorgado por mis causitas del MHOL –oh, Juan Carlos Ferrando, desata sobre él la furia altisonante de las lentejuelas metraka-, qué se creerá Alditus, si el drakuinismo es una expresión actoral entretenida, bro! Pero qué fijación con el tema sexual en mí, quisiera saber si le gusta también mi sexy lunar que parte mi labio superior a la mitad, mi bigote mexicano, mi chivita aprisionada bajo el arco lascivo labial inferior, mi nariz cuchillo árabe que lo partirá en dos, será. Qué febril pesadilla ha presentado en sus sábanas de estrella alanista y su esposa seguramente llamó a primeros auxilios afincados en una sex shop y le dijeron en diagnóstico: “Malas Palabras, rules”. ¿Qué hago? Ayúdenme, no sé chotear a salidos del clóset y menos con cargo de hámster de la ultra derecha peruviana. Okei, Aldito, sé más ‘friendly gay’ con tu manera de pensar, puedes usar palabras que hay muchas en el bodoque de la Real Academia de la Lengua que no lesionen a terceros: no denigres, no discrimines, no aplastes, no machaques, no te queda el papel de bacán conmigo porque yo sí te remacho en mi líricafaiter, enemicon mínimo, fúmate todos tus lobis y de los de tu esposa y me alucinarás “el demonio varón” y guarda ahí que otras nominaciones se acercan como zorros nocturnos hacia el periódico que diriges, llámame si quieres drakuinear, causirri, tal vez así aprendas a escribir, yia.

LA PRIMERA

García y la Unasur

El señor Alan García tiene el sentido de la diplomacia que podría haber tenido un mamut en plena era del hielo.

Ayer se largó de la cumbre de la Unasur dos horas antes de que terminara y dejó como representantes a un funcionario de quinta y a la muy secundaria, aunque respetable, señora Judith de la Mata.

Como si al Perú no le interesara que su presidente estuviera en las deliberaciones finales de una cita tan importante.

Como si no tuviéramos fronteras con Colombia ni selva que proteger ni soberanía que hacer respetar.

Como si fuéramos Uruguay, cuyo presidente, Tabaré Vázquez, también se fue prematuramente sin que nadie lo echara de menos.

Pero así es Alan García. Dijo lo suyo, que fue interesante, y desairó el debate. Como hace aquí. Como si le fuera imposible admitir que la discusión es también insumo de la democracia.

La cita de la Unasur demostró que en Latinoamérica es donde ahora se libra la guerra fría más abierta y brutal.

Colapsado el sistema que imaginó Marx, despilfarró Lenin y degeneró Stalin, ya no quedan dos imperios disputándose áreas de influencia. Queda uno solo ajustando las tuercas de su dominio. Un dominio sin posible respuesta militar (por lo menos en el marco de las armas convencionales).

Pues bien, ese imperio ha empezado a pasar lista en ese patio trasero que ayer no parecía tener tanta importancia.

Y ayer se vio, con más claridad que nunca, que Perú y Colombia gritan “¡presente!” cuando esa lista se pasa. Y que todos los demás murmuran o se callan. O protestan, como hicieron Chávez, Correa y Morales.

Qué dividida está América Latina. Qué envenenado su ambiente. Y cuántas mentiras se dicen en su nombre.

Álvaro Uribe, por ejemplo, habla de “los bandidos de las FARC” –y tiene razón en varios sentidos- pero se olvida de los bandoleros que él protegió en Antioquia, de los paramilitares que interpretaron sus deseos y de los abiertamente milicos que se sumaron al genocidio de la Unión Patriótica.

Los jóvenes de Latinoamérica deben enterarse de que, en 1985, las FARC y el Partido Comunista de Colombia, juntos bajo el nombre de Unión Patriótica, quisieron hacer vida política legal y a la luz de las ánforas.

Y lo hicieron. Y en 1986 llegaron a obtener el 3 por ciento de los votos. Que no era mucho pero que les significó tener cinco senadores, nueve representantes a la Cámara, catorce diputados departamentales, 351 concejales municipales y 23 alcaldes.

¿Y qué pasó luego?

Pues que empezó el genocidio de la Unión Patriótica. Genocidio es una palabra que la derecha colombiana y el catolicismo macartista de sus fuerzas de choque conocen muy bien. ¿Les suena lo de Gaitán y el bogotazo de 1948?

De modo que las elecciones de 1986 fueron usadas para localizar a los líderes de izquierda que habían apostado por el juego democrático.

Y una vez localizados esos líderes resultaron asesinados (o desaparecidos) por sicarios que obedecían a planes de exterminio de las Fuerzas Armadas de Colombia (Plan Esmeralda, Plan Baile Rojo, Plan Cóndor, Plan Golpe de Gracia).

Tres mil militantes de la Unión Patriótica fueron asesinados en Colombia desde el año 1986 (243 sólo en ese año). La masacre incluye decenas de concejales, la totalidad de sus diputados de representación nacional, cientos de dirigentes sindicales y campesinos y dos candidatos a la presidencia: Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo. En 1996, la presidenta de Unión Patriótica, Aída Abella Esquivel, se salvó de milagro de un atentado con cohetes y tuvo que marchar al exilio.

Todo eso contribuyó al encarnizamiento de las FARC y al endurecimiento salvaje de sus métodos. Pero lo que resulta indiscutible es que la llamada democracia colombiana no tolera que la izquierda crezca bajo su sombra.

De resultas de lo cual puede decirse que las FARC no son un accidente surgido de la intolerancia sino una consecuencia inevitable de las políticas de exterminio que la derecha colombiana, ahora con Uribe a la cabeza, ha practicado desde siempre.

Nadie le dijo a Uribe que tiene las manos manchadas de sangre. Ni que su segunda reelección es abiertamente tramposa. Desde esa perspectiva, la reunión fue una expresión de delicadísima diplomacia regional.

Lo que sí le pidieron fue que garantizara que las bases estadounidenses que tolerará serán para “uso doméstico” y que no amenazarán a ningún país vecino.

Pero lo cierto es que esa garantía sólo la podría ofrecer el presidente Barack Obama. Y, hasta donde sabemos, el señor Obama todavía no se ha integrado a la Unasur.

Lo del narcotráfico pareció, más que nunca, un pretexto para que el ojo del águila americana nos mire a su gusto desde sus aviones y parafernalias electrónicas. El secretismo en relación al acuerdo Obama-Uribe no hace sino acrecentar sospechas.

Colombia es un ensayo de Israel latinoamericano. Y Chávez, Correa y Morales son el islamismo a abatir.

¿Y el Perú? Bueno, nosotros, gracias al doctor García, somos tan irrelevantes como Jordania.


LA PRIMERA