El derecho es el mejor vehículo civilizado para alcanzar la justicia. Por ello el Perú ha recurrido a la Corte Internacional de Justicia de La Haya, organismo supranacional por excelencia que soluciona diferendos entre Estados, confiando en que se le reconocerá el derecho que le asiste sobre un sector importante del Océano Pacífico, que viene siendo usufructuado indebidamente por un país vecino.
Estamos ante un tema de Estado en el que un equipo multidisciplinario de peruanos está a la vanguardia de la sustentación de nuestra posición de cara a las diversas fases preestablecidas por tan importante tribunal internacional, incluyendo la etapa oral. Son diplomáticos, juristas, historiadores, militares, geógrafos y académicos de otras áreas del saber humano que han venido preparando con responsabilidad y acuciosidad nuestra demanda, así como la memoria y que obviamente continuarán en una labor digna y patriótica para refutar la contramemoria que presentará el país demandado. De manera que queda un trecho largo por recorrer pues este proceso recién empieza.
Ahora bien, siendo conscientes de la delicada misión que el Perú les ha encomendado a estos profesionales, expresamos al agente peruano ante La Haya, a toda esa pléyade de especialistas nacionales y a los juristas de otros países contratados como asesores senior por Torre Tagle, nuestra felicitación más sincera por lo logrado hasta hoy y extendemos nuestro respaldo por lo que deberán hacer hasta que culmine el contencioso, que no dudamos –dados los antecedentes de hecho y de derecho que nos acompañan y que son apreciados también en casos similares acaecidos en otras latitudes– será favorable al Perú. Se estima que no pasaremos del año 2012 sin contar con la sentencia que pondrá solución al diferendo limítrofe marítimo peruano-chileno.
Era tiempo de empujar una salida definitiva a un tema de tantos años, tal como se ha hecho ahora. No debemos llegar al Bicentenario de nuestra Independencia (2021) arrastrando un problema que evidentemente resiente y reduce el horizonte promisorio del siglo XXI. Para coadyuvar al arribo de una veraz alternativa a ese escollo –que ha imposibilitado al Perú y Chile suscribir un tratado de límites marítimos–, la unión sincera y fraterna de los peruanos será insoslayable. Debemos mantenernos así, con un solo designio y una sola voluntad hasta el final. Después de quedar superado este impasse por supuesto que las puertas de la cooperación se abrirán mucho más de lo que están abiertas actualmente. Y como siempre el Perú seguirá coherente a su tradición indisolublemente ligada al camino del derecho y la justicia.
EXPRESO
Estamos ante un tema de Estado en el que un equipo multidisciplinario de peruanos está a la vanguardia de la sustentación de nuestra posición de cara a las diversas fases preestablecidas por tan importante tribunal internacional, incluyendo la etapa oral. Son diplomáticos, juristas, historiadores, militares, geógrafos y académicos de otras áreas del saber humano que han venido preparando con responsabilidad y acuciosidad nuestra demanda, así como la memoria y que obviamente continuarán en una labor digna y patriótica para refutar la contramemoria que presentará el país demandado. De manera que queda un trecho largo por recorrer pues este proceso recién empieza.
Ahora bien, siendo conscientes de la delicada misión que el Perú les ha encomendado a estos profesionales, expresamos al agente peruano ante La Haya, a toda esa pléyade de especialistas nacionales y a los juristas de otros países contratados como asesores senior por Torre Tagle, nuestra felicitación más sincera por lo logrado hasta hoy y extendemos nuestro respaldo por lo que deberán hacer hasta que culmine el contencioso, que no dudamos –dados los antecedentes de hecho y de derecho que nos acompañan y que son apreciados también en casos similares acaecidos en otras latitudes– será favorable al Perú. Se estima que no pasaremos del año 2012 sin contar con la sentencia que pondrá solución al diferendo limítrofe marítimo peruano-chileno.
Era tiempo de empujar una salida definitiva a un tema de tantos años, tal como se ha hecho ahora. No debemos llegar al Bicentenario de nuestra Independencia (2021) arrastrando un problema que evidentemente resiente y reduce el horizonte promisorio del siglo XXI. Para coadyuvar al arribo de una veraz alternativa a ese escollo –que ha imposibilitado al Perú y Chile suscribir un tratado de límites marítimos–, la unión sincera y fraterna de los peruanos será insoslayable. Debemos mantenernos así, con un solo designio y una sola voluntad hasta el final. Después de quedar superado este impasse por supuesto que las puertas de la cooperación se abrirán mucho más de lo que están abiertas actualmente. Y como siempre el Perú seguirá coherente a su tradición indisolublemente ligada al camino del derecho y la justicia.
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