Una de las industrias que presenta reacciones casi instantáneas ante cualquier acontecimiento social, político, económico o de seguridad, es el turismo. Un cambio de presidente, atentado en alguna ciudad, un problema de salubridad o simplemente un comentario boca a boca, pueden hacer que el mundo de los viajes se paralice, afectando la economía de las millones de personas que viven y dependen de esta actividad.
Una de las primeras puertas que tocó la crisis mundial es justamente la industria sin chimeneas. Es lógico que ante una falta de dinero la gente priorice las necesidades básicas dejando para mejores tiempos el placer.
Aunque aún no es un caso dramático, sí resulta preocupante saber que los mercados de turismo vacacional más importantes para el Perú como Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia o España se han reducido considerablemente poniendo en jaque a las agencias y servicios que trabajan en dicho rubro.
Una salida a corto plazo para paliar este fenómeno, es dar mayor énfasis al turismo corporativo por varios motivos:
El primero porque, según proyecciones de CEPAL, Banco Mundial, o indicadores como Stándar and Purse, el país mantendrá un crecimiento económico aproximado del 5% durante 2009, haciendo que los negocios e inversiones sigan llegando, es decir más personas vinculadas a los negocios continúen aterrizando.
El segundo paso sería aprovechar mercados vecinos como Brasil, Colombia, Chile o Bolivia, cuyos ojos inversores están puestos en nuestro país y cuya razón de viaje es más de índole corporativo que de placer. El incremento de frecuencias aéreas entre el Perú y estos destinos (sobre todo hacia Brasil) es un claro indicador de este fenómeno.
Un tercer paso sería recurrir a otros mercados como los países árabes o Dubai, Australia, donde la riqueza extrema hace que sus viajeros estén más que satisfechos de conocer Europa o Norteamérica y quieran hoy por hoy conocer otras latitudes que le son ajenas. La capacidad de gasto per cápita de estos viajeros es superior incluso a los que siempre nos visitan.
Entes como la Organización Mundial de Turismo (OMT) recomiendan poner los ojos en el corporativo. El país tiene los limones, es sólo cuestión de saber hacer limonada.
Una de las primeras puertas que tocó la crisis mundial es justamente la industria sin chimeneas. Es lógico que ante una falta de dinero la gente priorice las necesidades básicas dejando para mejores tiempos el placer.
Aunque aún no es un caso dramático, sí resulta preocupante saber que los mercados de turismo vacacional más importantes para el Perú como Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia o España se han reducido considerablemente poniendo en jaque a las agencias y servicios que trabajan en dicho rubro.
Una salida a corto plazo para paliar este fenómeno, es dar mayor énfasis al turismo corporativo por varios motivos:
El primero porque, según proyecciones de CEPAL, Banco Mundial, o indicadores como Stándar and Purse, el país mantendrá un crecimiento económico aproximado del 5% durante 2009, haciendo que los negocios e inversiones sigan llegando, es decir más personas vinculadas a los negocios continúen aterrizando.
El segundo paso sería aprovechar mercados vecinos como Brasil, Colombia, Chile o Bolivia, cuyos ojos inversores están puestos en nuestro país y cuya razón de viaje es más de índole corporativo que de placer. El incremento de frecuencias aéreas entre el Perú y estos destinos (sobre todo hacia Brasil) es un claro indicador de este fenómeno.
Un tercer paso sería recurrir a otros mercados como los países árabes o Dubai, Australia, donde la riqueza extrema hace que sus viajeros estén más que satisfechos de conocer Europa o Norteamérica y quieran hoy por hoy conocer otras latitudes que le son ajenas. La capacidad de gasto per cápita de estos viajeros es superior incluso a los que siempre nos visitan.
Entes como la Organización Mundial de Turismo (OMT) recomiendan poner los ojos en el corporativo. El país tiene los limones, es sólo cuestión de saber hacer limonada.
LA PRIMERA
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