21.7.10

El cielo es el límite

La economía peruana sigue avanzando a una velocidad que continúa sorprendiendo. Al crecimiento del 9% reportado para el mes de mayo ahora se suma el dato que el consumo, claramente, se ha recuperado y al día de hoy se ha superado los 10,000 millones de soles en el monto transado en más de seis millones de tarjetas de crédito que hay en el mercado.

Incluso, la cercanía del proceso electoral no parece preocupar ni al consumidor ni al empresariado, quienes mantienen un fuerte entusiasmo, lo cual debe de asegurar un crecimiento no menor de 7% este año.

Sin embargo, creemos que haría bien el Gobierno en tratar de asegurar los niveles de inversión para que el actual impulso se mantenga. Para ello, debería tomar iniciativas como, por ejemplo, el facilitar que se le dé un uso productivo a las 600,000 hectáreas de tierra eriaza que hay en la costa.

Actualmente, hay cuatro mil peticiones para invertir en proyectos agrícolas esperando por años ya sea una respuesta, o algún favor, en la tortuosa cadena burocrática del Estado. Si hay tanto interés en invertir, por qué no llevar a cabo subastas de tierras eriazas y acelerar el proceso. Si solo la cuarta parte de esa tierra, actualmente muerta, se torna productiva, se le habrá agregado a la economía el equivalente de toda la industria azucarera más Chavimochic.

Por otro lado, nuestra deficiente infraestructura sigue siendo el principal cuello de botella que amenaza el poder lograr altas tasas de crecimiento durante muchos años. Si bien es poco probable que a estas alturas del partido el Gobierno pueda hacer algo espectacular, el presidente García se podría fijar la meta de cerrar, al menos, tres temas en concesiones antes de acabar su mandato.

Primero, para completar el proyecto de una autopista a lo largo de toda la costa, se requiere concesionar el tramo entre Tacna e Ica. Luego, el contar con un operador internacional para el muelle norte en Callao –sin el lastre del sindicato de Enapu– garantizaría un puerto de talla mundial. Finalmente, una planta de tratamiento en La Chira completaría, junto a la de Taboada, la limpieza de la bahía de Lima y así, dentro de unos tres años, finalmente, dejaríamos de arrojar excremento al mar en el cual nos bañamos.

Tenemos como país un enorme potencial de crecimiento. Lo importante es no caer en la complacencia de sentirse satisfecho. Se debe empujar el carro hasta el último día de gobierno.


PERU 21

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