22.7.10

¡Mamita, Cherman!

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Macartismo en el Perú de Alan García y su combo

Un riesgo de desenchufarse temporalmente del acontecer noticioso –como me pasó ayer por la tarde– es que, al reconectarse, algunas noticias parezcan inverosímiles o bromas.

Eso me ocurrió al enterarme, al inicio de la noche, del problema en el que se habían metido –los habían metido, más bien– el artista ‘Cherman’ Kino Ganoza y el publicista Fernando Iyo, quien había colgado en el balcón de su casa de Miraflores una obra del primero en la que aparece una bandera peruana con la imagen de Túpac Amaru al estilo ya característico de este notable diseñador gráfico peruano.

La reacción de los vecinos, alertados por algunos medios de comunicación que deslizaron la versión de que era una ‘bandera emerretista’, convocó al barrio al resto de la prensa pero, principalmente, a la policía. El ‘inquilino-transgresor’ fue conducido entonces a la comisaría para que ofrezca sus ‘descargos’.

Lo ocurrido es absurdo. ‘Cherman’ es un artista reconocido, cuyas obras llevan su estilo personal inconfundible y se han exhibido en lugares ‘no muy subversivos’ como el Ministerio de Relaciones Exteriores o la Universidad del Pacífico.

Pero lo ocurrido también es irritante pues se produce en un contexto en el que estamos asistiendo en el Perú a una cacería de brujas lamentable y vergonzosa, que es auspiciada por una alianza de algunos políticos con algunos medios que se han propuesto la ‘loable’ misión –de clara intención macartista– de extirpar hasta el último trapo rojo o cualquier expresión que no encaje con su visión intolerante sobre cómo debe ser el país.

¿Qué les irán a preguntar al artista y al publicista cuando hoy deban presentarse, pues han sido citados, en la comisaría de Miraflores? Yo, por si acaso anoche procedía a ocultar algunas pruebas del ‘delito’ que tengo en mi casa: una serigrafía de Lucha Reyes de ‘Cherman’, dos cuadros del ya vetado Piero Quijano, una ilustración de la colección ‘Limeña girl’ de Sheila Alvarado donde se ve bastante más que la entrepierna, y mis tres tomos de Carlitos Marx que tengo bien subrayados desde cuando estudiaba en la Universidad del Pacífico. También, por si acaso, evitaré ir, por un tiempo, a los restaurantes ‘La 73’ y ‘550’ de Israel Laura donde se exhiben obras peligrosas de ‘Cherman’.

Fuera de bromas, un triste legado del segundo gobierno de Alan García es –por rodearse de macartistas como su cardenal, su ministro defensivo y su vicealmirante agresivo– un tufo de persecución lamentable por el modo de pensar.

De paso, los medios de comunicación más prestigiosos del país (prestigiosos en Palacio de Gobierno, quiero decir) debieran ser más cuidadosos con la manera como informan pues, con frecuencia, sus rumores son interpretados como expedientes de acusación y órdenes de captura.



LA REPUBLICA

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