1.3.10

Educación vial

La problemática vial en Lima –y en el país– es tan aguda que sólo la educación, aunada a las normas técnicas adecuadas y estrictamente aplicadas –y debidamente sancionadas cuando sea menester-, además del mantenimiento y renovación de nuestra infraestructura de comunicaciones terrestres, demanda un abordamiento cabal y definitivo. En tal contexto son bienvenidas las medidas que apunten al objetivo de elaborar un plan integral de programas viales a nivel nacional.

Por ello hay que destacar el llamado a los docentes realizado por el viceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler, durante la inauguración del Primer Curso del Programa Nacional de Capacitación en Educación Vial, para que tomen conciencia de la importancia de recibir capacitación adecuada sobre educación vial, que les permita impartir conocimientos para prevenir accidentes de tránsito. La meta es capacitar a siete mil docentes en todo el país. En una segunda fase virtual –que se iniciará el próximo 1 de marzo– se pretende darle plena cobertura.

De la misma forma, merece subrayarse el proyecto para facilitar la identificación de los motociclistas, en vista de los múltiples robos al paso y asesinatos que se cometen usando este tipo de unidades. Así, dentro de 90 días, todos los conductores de motos que circulen en el país deberán usar cascos en los que se aprecie claramente el número de la placa de su unidad, además de un chaleco reflectivo que lleve la misma característica. Este anuncio fue hecho por el titular de Transportes y Comunicaciones.

Es importante aquí resaltar dos cosas: el trabajo intersectorial y la consideración del tema educativo. En efecto, la acción conjunta de los Ministerios de Transportes y del Interior tiende a articular esfuerzos para que no se pierdan o superpongan en un mismo objetivo común. De otro lado, la norma sobre los motociclistas prevé un tiempo de adecuación entre los usuarios que responde a justo criterio: es importante promover sanciones drásticas que ya existen, sino también cambios de actitud.

Ese cambio de actitud sólo se podrá conseguir con una intensa educación vial promovida en todos los niveles. Esa campaña debe correr pareja con otra a la cual en EXPRESO le damos un especial impulso e importancia: la de la promoción de los valores éticos y cívicos, que está en el sustrato pero que es fundamental porque soporta ese cambio de actitud y le da proyecciones. Sin educación de los usuarios de los servicios, conductores, pasajeros y peatones, las mejoras en infraestructura y las normas de prevención y sanción no cumplirán su cometido. Por ello demandamos a todos los actores de la problemática vial en el país a darle al componente educativo la importancia que tiene y que debe ir paulatinamente incrementándose con el desarrollo nacional.



EXPRESO

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