1.3.10

El Apra es un desierto

El Apra realiza esta semana su XIII Congreso Nacional en medio de tripulcas personales por cargos, candidaturas y ambiciones. La única novedad proviene de Alan García: hay que buscar rostros nuevos.

En ese desierto poblado por ambiciones personales y de grupo –confabuladas con transnacionales y oligarcas– hemos avistado un esfuerzo aislado pero notable. Es el contenido en dos escritos de un aprista virtualmente desconocido y que, hasta donde sabemos, no aspira a ningún cargo en el partido.

Nos referimos a Marco Antonio Flores Villanueva, peruano radicado en Boston, Estados Unidos, quien estudió Derecho en San Marcos y composición musical en Boston. El primero de sus escritos, que alguien nos envió hace meses, se titula Modernización del Aprismo.

Ese texto plantea que la idea de El antiimperialismo y el Apra, el libro clásico de Haya, sobre el carácter ambivalente del imperialismo, ya no tiene vigencia. El imperio no trae hoy industria y altos salarios, si es que alguna vez los trajo.

Las inversiones, se dirigen hoy a las propias grandes potencias. Estados Unidos, que en una época era el gran inversionista, se ha convertido en gran receptor de capital extranjero.

El imperialismo, apunta Flores, “acentúa hoy su carácter depredador en desmedro de la ‘tarea civilizadora y de modernización’.”

¡Qué diferencia con la paporreta de Mercedes Cabanillas en un artículo de La Tribuna, agosto de 2004, según la cual “el fenómeno imperialista como tal, por supuesto tomado en su connotación histórico y no simplemente en su notación (sic), ya ha sido superado por la globalización”!

¡Qué feliz me siento! El imperialismo se acabó: Irak, Afganistán, las bases en Colombia, no han ocurrido.

El otro texto de Flores es más reciente. Está fechado en mayo de 2008, y se titula Manifiesto por un nuevo aprismo democrático de izquierda.

Elijo sólo un fragmento de ese escrito que ojalá resonara en el espacio tiempo antihistorico del Apra:

“Para muchos el deterioro intelectual y moral del partido ha surgido como consecuencia de un liderazgo falaz que, alejándose de la inspiración que constituye la vida ejemplar y la obra de Haya de la Torre, ha convertido al partido en un instrumento para la particular satisfacción de personalidades mesiánicas cuya vida privada, boyante y licenciosa, claramente constituye no solamente un abierto desafío a la pobreza y la miseria que afecta a la gran mayoría de peruanos, sino también un baldón a la memoria inmortal de Haya de la Torre y los principios éticos que defendió con el ejemplo de su propia vida. Una vida al servicio del pueblo, sin riquezas, sin residencias borbónicas y acaudaladas”.

Estas palabras del músico culto Flores desafinarán sin duda en el Congreso de los García, Mulder y Del Castillo.



LA PRIMERA

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