Por Mirko Lauer
Lo que acaba de suceder con la candidatura de Alex Kouri va a tener un largo alcance en la política. Kouri no solo ha sido tachado, sino que ya tenía la derrota más o menos asegurada para octubre. Esto no solo modifica la topografía de la campaña municipal en Lima. Trae, además, algunos efectos que se dejarán sentir en el 2011, y más allá.
º Lo más notorio es que el bloque fujimontesinista y su periferia vergonzante llegarán a las elecciones generales bajo la sombra de la derrota de Kouri. La denuncia de la indecencia de los años 90 demostró tener más peso electoral del que se pensaba, causada por el enlace oposición/anticorrupción a lo largo de este quinquenio.
º La decisión del JNE es un golpe institucionalista que introduce en los procesos electorales una nueva intensidad en la gravitación de la ley y el orden. Aplicar la norma y no ceder ante el hecho aparente consumado de un candidato en campaña ha sido una verdadera novedad, y obligará a los partidos del 2011 a ser bastante más cuidadosos.
º Si bien la decisión del JEE y el JNE es meritoria, lo sucedido muestra la necesidad de un sistema de chequeo previo de la idoneidad de las candidaturas, para evitar delitos contra la fe pública. La situación de Kouri era pública y notoria desde antes de su inscripción, y no se precisaba una tacha para impedirle candidatear.
º El salto de los votos de Kouri hacia Susana Villarán demuestran un avance en la desideologización del voto. Un sentido de esto es que el famoso núcleo duro de la candidata fujimorista, que arrastra acusaciones similares a las de Kouri, podría no ser la fortaleza inexpugnable que se suponía hasta ahora.
º La relativa facilidad con que Villarán se ha instalado en una posición expectante empieza a sugerir que para el votante de izquierda en el 2011 hay más salidas que ser compañero de ruta de Ollanta Humala. No descartemos que con 20% o más del voto en Lima Villarán se sienta tentada a candidatear a la Presidencia de la República.
º Kouri ha empezado a ser vapuleado por sus propios seguidores en los medios, probable indicio de que el fujimorismo no lo va a querer a bordo para las elecciones generales. Ostracismo que podría negarle incluso lugar en la lista parlamentaria. No porque le falten votos para llegar, sino por el efecto negativo sobre la imagen de la candidata.
º El intento de meter al abogado de Kouri por los palos como candidato, y la oferta de meter a Kouri mismo por la puerta falsa como una suerte de gobernador de Lima (?) si Cambio Radical llega a ganar, son movidas salidas del riñón del montesinismo. Motivo de más para negarles los últimos votos que les quedan.
LA REPUBLICA
Lo que acaba de suceder con la candidatura de Alex Kouri va a tener un largo alcance en la política. Kouri no solo ha sido tachado, sino que ya tenía la derrota más o menos asegurada para octubre. Esto no solo modifica la topografía de la campaña municipal en Lima. Trae, además, algunos efectos que se dejarán sentir en el 2011, y más allá.
º Lo más notorio es que el bloque fujimontesinista y su periferia vergonzante llegarán a las elecciones generales bajo la sombra de la derrota de Kouri. La denuncia de la indecencia de los años 90 demostró tener más peso electoral del que se pensaba, causada por el enlace oposición/anticorrupción a lo largo de este quinquenio.
º La decisión del JNE es un golpe institucionalista que introduce en los procesos electorales una nueva intensidad en la gravitación de la ley y el orden. Aplicar la norma y no ceder ante el hecho aparente consumado de un candidato en campaña ha sido una verdadera novedad, y obligará a los partidos del 2011 a ser bastante más cuidadosos.
º Si bien la decisión del JEE y el JNE es meritoria, lo sucedido muestra la necesidad de un sistema de chequeo previo de la idoneidad de las candidaturas, para evitar delitos contra la fe pública. La situación de Kouri era pública y notoria desde antes de su inscripción, y no se precisaba una tacha para impedirle candidatear.
º El salto de los votos de Kouri hacia Susana Villarán demuestran un avance en la desideologización del voto. Un sentido de esto es que el famoso núcleo duro de la candidata fujimorista, que arrastra acusaciones similares a las de Kouri, podría no ser la fortaleza inexpugnable que se suponía hasta ahora.
º La relativa facilidad con que Villarán se ha instalado en una posición expectante empieza a sugerir que para el votante de izquierda en el 2011 hay más salidas que ser compañero de ruta de Ollanta Humala. No descartemos que con 20% o más del voto en Lima Villarán se sienta tentada a candidatear a la Presidencia de la República.
º Kouri ha empezado a ser vapuleado por sus propios seguidores en los medios, probable indicio de que el fujimorismo no lo va a querer a bordo para las elecciones generales. Ostracismo que podría negarle incluso lugar en la lista parlamentaria. No porque le falten votos para llegar, sino por el efecto negativo sobre la imagen de la candidata.
º El intento de meter al abogado de Kouri por los palos como candidato, y la oferta de meter a Kouri mismo por la puerta falsa como una suerte de gobernador de Lima (?) si Cambio Radical llega a ganar, son movidas salidas del riñón del montesinismo. Motivo de más para negarles los últimos votos que les quedan.
LA REPUBLICA
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