26.8.10

lA sexta estrofa

En breve el Ministerio de Educación iniciará una campaña educativa en los colegios, institutos y escuelas superiores del país, para que sus estudiantes, docentes, trabajadores administrativos, auxiliares y de servicios entonen con fervor patriótico el coro y la sexta estrofa del Himno Nacional del Perú. El plan, que abarcará las instituciones de Educación Básica Regular y Educación Técnico Productiva, busca fortalecer la identidad peruana y la conciencia histórica y nacional. La campaña se ha oficializado con la publicación de una resolución ministerial en el Diario Oficial El Peruano.

A pesar de que el himno nacional, como todos los de su género, es una vibración patriótica que alude a los símbolos de la nación que nos vio nacer y a la cual pertenecemos, ello no significa que su letra constituya un elemento secundario, sobre todo si de ella se deriva una actitud, un gesto, un sentimiento que prefigura un sentir individual y colectivo. En ese contexto, la estrofa que hemos cantado por décadas de décadas no debiera ser la más representativa del sentir nacional, pues es un texto clara y terminantemente derrotista y plañidero, imposible de conjugar con una justa y apropiada visión de nuestro pasado histórico y, menos, con una real y optimista visión de nuestro futuro, más aún si nos encontramos en un sostenido periodo de crecimiento económico y desarrollo social.

También desde décadas se ha insistido en nuestro inveterado sentimiento de culpa y de derrota que podría explicar muchas de nuestras reacciones y omisiones como pueblo ante eventos determinantes de nuestra historia. Por ello la importancia, primero de la decisión de impulsar oficialmente el canto de la sexta estrofa de nuestro himno, y segundo, de divulgarla y hacerla efectiva en los colegios del país, en donde está la simiente de nuestro inmediato porvenir.

Es obvio que términos como “peruano oprimido”, “ominosa cadena”, “cruel servidumbre”, “indolencia de esclavo” y “humillada cerviz” pertenecientes a la segunda estrofa, no se condicen con una genuina autoestima nacional cuya promoción es deber del Estado. De otro lado, tampoco se trata de modificar o introducir un nuevo texto –cosa imposible en un himno que se funda en la tradición– sino de recoger otra de las estrofas del mismo himno en su concepción original. Y eso es lo que se hace con la sexta estrofa que como ninguna de las otras que conforman el himno, recoge el sentir de libertad y lo proyecta con bríos, además de resaltar nuestra imponencia geográfica y el tesón que costó a varias generaciones la independencia nacional.

Apoyemos la campaña del Ministerio de Educación impulsando en nuestros propios ámbitos de trabajo, recreación y de otras actividades diarias, el canto de la sexta estrofa del himno en sustitución de la segunda. Y en torno de sus frases felices, construyamos en unión y democracia un país cada vez más fuerte y justo de tal manera que podamos decir siempre con máximo orgullo: Somos libres, seámoslo siempre.


EXPRESO

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