1.12.10

La casa de un hombre es su castillo

El deterioro de la seguridad ciudadana que ha venido ocurriendo los últimos años en el país abarca a todos los estratos. Ya no es un tema limitado únicamente al pandillaje o al narcotráfico. El aumento del crimen se está dando en todas las ciudades y regiones, así como en todos los vecindarios.

Así tenemos que el robo a hogares se está convirtiendo en un mal endémico y, para colmo, como es un delito considerado menor son prácticamente cero las posibilidades de que la Policía atrape o siquiera busque al ladrón. Esa situación, sumada al incremento de hurtos al paso, está creando una sensación generalizada de inseguridad y de temor que se está convirtiendo en el principal problema de la población.

Por otro lado, el Gobierno trata de minimizar la gravedad de los hechos comparando las estadísticas de crímenes cometidos a nivel nacional con las de países cercanos. La verdad es que en este caso se aplica claramente el dicho de 'mal de muchos consuelo de tontos’, ya que a las víctimas de un asalto o al familiar de un asesinado les va a importar un comino, por ejemplo, el virtual estado de sitio en el que vive un venezolano.

Asimismo, si bien la inseguridad fue, junto a la inflación, la mayor preocupación durante dos décadas de la población, desapareció de la relación de principales problemas cuando el MRTA y Sendero fueron derrotados.

Sin embargo, sucesivos gobiernos se han confiado en la sensación de seguridad que se creó cuando acabaron los años del terror y han descuidado su labor. Ahora han pasado más de diez años y la comparación que hace el peruano ya no es con ese lejano período sino con el año pasado.

Por ello, para la gente es cada vez más evidente cómo sufre su calidad de vida ante el aumento de la delincuencia y la incapacidad de la Policía para combatirla. El problema también afecta a la actividad empresarial con muchas compañías teniendo nuevamente que aumentar sus presupuestos de seguridad, incurriendo en un sobrecosto que afecta nuestra competitividad internacional.

Por tanto, creemos que el gobierno debería tomar más en serio la preocupación por la seguridad del ciudadano. Interior ha sido claramente el sector más ineficiente durante toda esta administración y eso se refleja en sus pésimos resultados. Alan García debería tratar de revertir esa alarmante situación antes de que se termine su mandato.

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