3.12.10

Rodríguez Cuadros

Por: Mirko Lauer

A estas alturas es casi seguro que Manuel Rodríguez Cuadros será el candidato de Fuerza social a la presidencia de la república. Si bien se trata de una irrupción inesperada, el embajador Rodríguez, uno de los autores del reencuentro diplomático con La Paz, tiene el perfil del izquierdista moderado y pragmático que FS necesita. Debemos entender que asume el encargo en condición de independiente.

La candidatura será un encargo complicado. Rodríguez y FS apenas se conocen. FS da la impresión de haber usado buena parte de sus recursos en la campaña municipal, y muchos de sus cuadros más destacados ya están comprometidos con las tareas del municipio. Por su parte Rodríguez, que se sepa, no tiene acceso a recursos económicos ni equipo propio. En la opción Rodríguez-Ollanta Humala muchas figuras de izquierda van a preferir ponerse de perfil.

Acaso su primera tarea sea reconvertir los hábitos del discurso diplomático y técnico a los reflejos del discurso político y mediático. Comentando al anterior embajador que tentó la presidencia, alguna vez el canciller José Antonio García Belaunde comentó que los diplomáticos siempre ofrecen menos de lo que pueden entregar, mientras que los políticos siempre ofrecen más de lo que pueden dar.

Rodríguez empezó esta carrera con ánimo algo dubitativo, y da la sensación de que prefiere tomarse su tiempo antes de lanzarse de lleno al ruedo. Lo cual no le impide opinar como un cuasi-candidato. Quizás la condición de reemplazante de una candidatura fallida tiene algo que ver con eso. Pero si insiste va a perder un valioso mes de los cuatro que va a durar la campaña.

FS entra a la campaña bajo la aureola mágica que produjo el triunfo de Susana Villarán. El halo se refuerza con la hipótesis de que con casi todas las candidaturas apiñadas del centro engañoso hacia la derecha franca, a un rostro nuevo de izquierda moderna le podría tocar una buena tajada del electorado. Aunque con las cifras de hoy, a FS y al humalismo no les queda más de un 20% para repartirse.

Pero la experiencia Villarán no demuestra que exista un electorado concreto de izquierda moderna, y la saga de Ollanta Humala por las encuestas de estos años incluso sugiere que el voto de izquierda en general se podría estar encogiendo. Entonces parte de la tarea de Rodríguez va a ser, como dijo el poeta, el relanzamiento del izquierdismo que anida en el alma electoral peruana.

Con todos los escollos detallados hasta aquí, para Rodríguez es una situación que no tiene pierde. Aun si no obtiene la presidencia, la experiencia podría colocar a Rodríguez sobre una vía rápida para ocupar la Cancillería con un próximo gobierno (gabinete en el cual podría encontrarse con Pedro Pablo Kuczynski).

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