1.12.10

PPK SA

Por Mirko Lauer

Pedro Pablo Kuczynski ha avanzado su ficha política sin haber mejorado en las encuestas. Sigue siendo un candidato sólidamente pasmado muy por debajo del 5%. Pero ahora encabeza una coalición de cinco agrupaciones, y los medios lo ubican entre los competidores que conviene tomar en cuenta. ¿Cómo se explica esta situación?

En esta cooperativa del candidato propio hay de todo, como en botica: regionalismo empresarial con César Acuña, regionalismo de centro-izquierda con Yehude Simon, proyectos conservadores ultrapersonales con Humberto Lay y operaciones de rescate como la del PPC. Si a algo se parece esto, es a la votación de Susana Villarán, una vez desagregada.

Es evidente que sus aliados creen que PPK tiene reales posibilidades de superar su actual intención de voto cuando la campaña pase de periodística a abiertamente publicitaria. Si lo logra habrá servido bien a quienes quieren llegar al Congreso, y de paso demostrado las virtudes políticas de la perseverancia.

Pero hay aquí algo más que frío cálculo parlamentario. Quizás es la idea de que PPK es una figura en torno de la cual los votos de cada socio se potencian. De pronto sospechan que PPK, importante funcionario en por lo menos tres gobiernos pero nunca un político con peso propio, es el outsider al que se refieren las profecías.

Cuando PPK comenzó su carrera hacia la presidencia parecía impulsado por un capricho personal
, algo así como dejar de ser el tecnócrata sin base política propia, condenado a ser siempre reclutado por políticos con menos manejo de la gestión estatal. En esa hipótesis un porcentaje modesto le hubiera bastado para instalarse en el gremio.

Sin embargo su alianza con el pastor Humberto Lay, un empecinado chambero de la segunda división, reveló en PPK una adicional disposición a practicar el cubileteo político. Su descubrimiento fue que en la fragmentación política del país abundan agrupaciones con bases propias pero sin figuras capaces de circular en las grandes ligas.

De alguna manera lo anterior queda demostrado con la Alianza para el cambio. Salvo Lourdes Flores, PPK es la figura más mediática de toda la alianza. Además la derechización del espectro electoral ha esterilizado esa imagen pro-business que PPK trae desde los años 60, permitiéndole representar (es la palabra que él usa) desde Yehude Simon hasta Luis Bedoya.

Aunque el sistema fuenteovejuna tiene sus peligros. Podríamos ver, como sucedió con el Fredemo en 1990, grandes campañas sectoriales de voto preferencial que opaquen al candidato presidencial y escindan el voto, mismo Tupac Amaru II. Para llegar a alguna parte PPK necesita los votos completos de todos los asociados.

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