10.11.09

Berlín 1989: el hueco en la pared

Por Mirko Lauer

Después de la caída del muro de Berlín la izquierda empezó a avanzar en América Latina. La Concertación chilena ganó su primera elección en ese año 1989 (ya había ganado un plebiscito contra Pinochet el año anterior). Aunque todavía en 1993 Jorge Castañeda en La utopía desarmada veía el futuro de esta izquierda, que nunca fue una sola, con pronóstico reservado.

Un efecto importante para la izquierda de la región fue que sus ideas y su presencia dejaron de ser vistas en Washington como extensiones de potencias enemigas. En eso el Comunicado de Shangai (1972) fue tan importante como la caída del muro. Así, Berlín 1989 deprimió a las izquierdas pro soviéticas, pero a su manera liberó a buena parte de las demás en América Latina.

La debacle de la URSS no produjo el fin de la historia, como arriesgó Francis Fukuyama, sino un mundo paradójico. Buena parte del futuro del capitalismo está en manos de un Partido Comunista. Desde su primer momento la crisis global del año pasado fue considerada una suerte de caída del muro de Berlín para el capitalismo ultra-liberal. Todavía estamos esperando esa Perestroika occidental.

Mientras tanto el poder soviético propiamente dicho ha desaparecido, pero aun antes de la crisis una parte del mundo no estaba convencida al 100% de las bondades del modelo occidental. El autoritarismo tiene seguidores firmes y el libre mercado críticos decididos. Extrañamente esto sucede incluso entre quienes no quieren volver al modelo soviético, y preferirían vivir en versiones de Europa o los EEUU.

A comienzos de este año en la encuesta Pew las cifras más bajas de apoyo al libre mercado estaban en Europa del Este (56%), seguida de (55%) en América Latina (10 y hasta 15% por debajo de otras regiones). Hay incluso países recalcitrantes como Bulgaria (42%). El Latinobarómetro muestra a Perú como el país que menos valora su democracia frente a las del resto de la región (7%).

En la Federación Rusa el Partido Comunista ocupa el segundo lugar, y entre 2003 y 2007 pasó de 12% a 16% del voto nacional. En Europa del este los PCs han ganado elecciones, e incluso formado gobiernos. La idea es que se trata de nostalgia por un pasado percibido como grandioso, o al menos más cómodo que el actual. Algo así como un malo conocido frente a las incertidumbres de la promesa capitalista.

Otro aspecto es que el discurso de izquierda, y dentro de ello el de los PCs supérstites, está entre los mensajes que canalizan el sentimiento de protesta en las sociedades, precisamente entre aquellos que no logran captar los beneficios de la caída del muro de Berlín.

LA REPUBLICA

No hay comentarios: