13.11.09

Constancia

En la edición de hoy de The Economist, se proyecta que, en unos 10 años, Brasil se convertirá en la quinta economía del planeta. El secreto para el despegue brasilero ha sido, según ellos, la consistencia en política económica que han mantenido desde que Fernando Henrique Cardoso fuera nombrado ministro de Hacienda en 1993 –el éxito del plan real lo catapultó a la presidencia–. Luego de ello, el manejo prudente y ortodoxo de la economía fue continuado por el gobierno de Lula hasta la fecha.

En nuestro caso también, por primera vez en muchas décadas, se han mantenido sin grandes alteraciones las líneas maestras de la política económica desde comienzos de los años 90. Ha sido realmente inusual para nuestro país el que durante casi 20 años se haya respetado la iniciativa privada y se haya mantenido la disciplina fiscal. Como resultado, venimos disfrutando de un extenso periodo de crecimiento sostenido en una economía estable, sin mayor inflación.

Por otro lado, recordemos que, durante los años negros de la hiperinflación, las hipotecas se licuaron, por lo cual los bancos hipotecarios quebraron y tuvimos 20 años en los cuales la demanda insatisfecha por vivienda se fue embalsando. Hoy tenemos, gracias a la estabilidad de la economía, un mercado hipotecario desarrollado, y eso está posibilitando a cientos de miles de peruanos el aspirar a tener su casa propia. Así que uno de los sectores más beneficiados por la consistencia en el manejo económico ha sido el habitacional, el cual, durante décadas, estuvo limitado a la autoconstrucción.

Para asegurar que este boom, que aún tiene impulso en el mercado inmobiliario, llegue a todos los estratos, no solo hay que mantener la estabilidad económica, sino tratar de reducir algunos sobrecostos innecesarios. Por ejemplo, entre notarios y Registros Públicos se aumenta en casi 2% el costo de comprar un inmueble. Ello es debido a que la tasa registral es calculada en función del valor de la propiedad y no, como debería ser, por el costo de brindar el servicio, el cual debe ser la décima parte de lo que cobran en la actualidad.

Por ello, si consideramos lo que se desperdicia de una vivienda en el cumplimiento de una obligación que es solo formal, no tenemos duda que se debe actuar. El Gobierno debe recordar que el éxito económico se debe no solo a la constancia, sino también a la voluntad por reformar.


PERU 21

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