10.11.09

El muro del TC

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


Resulta irónico que los miembros del Tribunal Constitucional hayan elegido justamente este lunes para prohibir al Gobierno que venda a precio simbólico o regale la “píldora del día siguiente”. Y es que, como todos sabemos, ayer se celebraron veinte años de la caída del Muro de Berlín, símbolo por excelencia del totalitarismo. En vez de sumarse a los festejos, con ese fallo unánime, sin dudas ni murmuraciones, los magistrados prefirieron imitar a Walter Ulbricht y Erich Honecker.
Igual que los jerarcas comunistas en 1961, los del TC han levantado una pared que separa a los peruanos. Aquellos con dinero son, digamos, los berlineses occidentales. Pueden entrar a cualquier farmacia y comprar el Anticonceptivo Oral de Emergencia (AOE). Los pobres, en cambio, semejan a los berlineses orientales. Los han dejado sin libertad de elegir.

The Economist anota que la caída del Muro de Berlín sirvió para corroborar que la libertad económica baña de prosperidad las naciones donde ésta se permite. Pero, agregamos, de nada sirve eliminar el intervencionismo económico si en otros ámbitos se coacta al ciudadano.


Es una paradoja que vivamos en una economía de mercado y al mismo tiempo se impida que millones de individuos puedan decidir por su cuenta en la esfera más íntima: su dormitorio. Doble paradoja, en realidad, ya que en este caso es un organismo del Estado –el TC– que prohíbe a otro –el Ejecutivo– poner al alcance de los sectores de escasos recursos una herramienta de planificación. Porque, contrariamente a lo que dice el TC, no existe un solo estudio científico serio que demuestre que el AOE tiene un efecto abortivo.

No somos precisamente hinchas de las feministas, pero suscribimos lo que una militante de este movimiento comentó días atrás: si los hombres fueran quienes corrieran el riesgo de quedar embarazados, el AOE se regalaría en cada esquina desde hace rato. Con el TC en pleno aplaudiendo a rabiar, añadimos.

Así pues, festejamos la caída de un muro en Europa sin darnos cuenta que entre nosotros hay varios igual de injustos. Esos muros, emulando a los berlineses, deberíamos derrumbarlos a martillazos.


LA RAZON

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