9.11.09

Con la yijad hemos dado, Sancho

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


Era de suponer que tarde o temprano Hugo Chávez iba a tocar tambores de guerra para desviar la atención de sus compatriotas ante la falta de agua y luz. Pero no ha tomado en cuenta que usar el argumento de Fidel Castro respecto a que Estados Unidos se ha anexionado Colombia –con el tratado que le permite usar bases militares– puede volverse cual bumerán en su contra.
Con ese criterio, podría decirse que Irán se ha apoderado de Venezuela tras los pactos militares suscritos con Ahmadineyad. Y esto sí es serio. No solo porque el demente de Teherán quiere borrar, literalmente, países enteros del mapa con bombas atómicas. Sino sobre todo porque el Duce llanero le ha abierto las puertas en nuestro continente a lo más selecto del radicalismo islámico, lo cual no es poco decir.

Miren lo que pasó en Texas, donde el mayor Nidal Malik Hasan asesinó a 13 personas e hirió a 21 al grito de Allah Akbar. Por supuesto, excepción hecha de Fox News, no encontrará en la hoy políticamente correcta gran prensa yanqui mención a este pequeño detalle. Como tampoco al hecho de que al momento de llenar la ficha con sus datos, Hasan, nativo de Virginia, consignó “palestino” y no “estadounidense” como su nacionalidad.

Ustedes dirán que una golondrina no hace un verano, aunque ametralle a 13. Y que el Islam es una religión de paz. Puede ser. Sin embargo, este columnista, por más que se esfuerza, no recuerda ningún caso de aviones secuestrados por católicos (o por protestantes, o por budistas o por judíos) para estrellarlos contra torres gemelas. Por eso, usted puede decirle vela verde al Papa –o a Cipriani– sin miedo a que una fatwa cuelgue sobre su cabeza (o que su cabeza termine colgando de la mano de un devoto musulmán).


Roland Emmerich, el director de 2012, lo sabe muy bien. Verán cómo en esa película vuelan en pedazos la Capilla Sixtina del Vaticano y la estatua del Cristo Redentor en Río. Pero no verán la destrucción de la Kaaba en La Meca. Hay que saber con quié


la razon

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