31.12.09

2009-2010

Este fue oficialmente el año de la unión nacional frente a la crisis externa y el próximo será el de la consolidación económica y social del Perú. Esta última denominación es el mejor balance que se puede hacer del 2009 ya que marca una continuidad a la que no estamos acostumbrados en el país. Efectivamente, la crisis mundial golpeó a todas las economías y fue un especial mérito del Perú haber resistido al embate, gracias a una política sostenida de crecimiento económico, estabilidad fiscal y promoción de las inversiones. En ese sentido, el hecho de que el año 2010 se consagre a la consolidación económica y social, significa que este 2009 que culmina fue, pese a todas las contingencias, un buen año para el país. Además, la denominación oficial del 2010 pone en la agenda nacional un imperativo: que el crecimiento y la estabilidad alcanzados vayan acompañados de inclusión social, requisito básico para que las políticas de desarrollo cumplan sus objetivos integrales.

Bajo el denominador común del enfrentamiento a la crisis externa, nuestro país avanzó en todos los campos. En unos más que en otros y consolidando su sistema democrático que supo encarar algunas crisis, producto de la fractura social
–aquella a la que se ha referido el presidente García– y del aprovechamiento malsano que de ella pretendieron hacer grupos radicales y ultras que pueden convivir con la democracia pero que en el fondo, aunque a veces no en la forma, reniegan de ella.

El año que empezará mañana nos presenta un reto gigantesco: hacer inclusivo nuestro crecimiento económico, nuestro progreso. Ya hemos dado algunos pasos pero son insuficientes; se precisa un salto adelante, fortalecer los programas sociales que sean eficaces, pero llevar la inversión y el dinamismo a las regiones más pobres, tal como se está haciendo en Educación con la lucha contra el analfabetismo y con Salud con el aseguramiento universal. Es en este contexto que hay que situar a la ley que exonera de tributos a las inversiones en las zonas altoandinas de nuestra patria.

El 2010 deberá ser, pues, el año de la apuesta social sobre la base económica alcanzada con gran esfuerzo. A ese objetivo deben apuntar nuestro empeño, sin que lo empañe la menor sombra de populismo o de afán electoral. La fractura social es tan grande y tan honda en el Perú que no podemos darnos el lujo de desandar lo que se ha avanzado en cerrarla en estos años. Manos a la obra, pues. En democracia y en libertad. Afianzando nuestra tradición y bajo la convocatoria del diálogo. Con disciplina fiscal y promoción abierta a las inversiones que generan empleo y bienestar. Pensando en la patria grande para lo cual se empieza trabajando por la patria chica
–nuestra familia, comunidad local o regional– cimentando sus valores económicos, sociales, ciudadanos, morales y éticos.


EXPRESO

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