31.12.09

La TV ruca

César Hildebrandt
Columnista


Si ahora la TV tiene aspecto constipado, la de Fujimori –su precursora y madre putativa- era la imagen de una ETS (enfermedad de transmisión sexual). Recordar esa época, con pelos y señales y nombres y apellidos, no sólo es imprescindible: funciona como vacuna. Porque lo que se viene es bravo.

La carne se pudre con honestidad. Se agusana y desaparece lentamente, devorada por sus enemigos intrínsecos. Pero con la televisión el asunto no es así de autofágico y natural.

Para llegar a un Lúcar, a una Delta, a una Lola, a un Jara, a un Guzmán, es necesaria la confluencia de diversos factores epidémicos: el bicho mexicano del seguidismo (también conocido con el gonococo zabludovski), las bacterias que salen de las deudas tributarias, el virus agudo encontrado en los cubrecamas de las suites de Barranco, el estafilococo del miedo, el dengue de la miseria humana y el proceso complejo de la quiebra por saqueo (es decir, el llamado Síndrome de Indecopi).

A toda esta batería de la pestilencia hay que añadir la enzima que disuelve los expedientes judiciales (la vibratum pezuña, descubierta por Montesinos) y el fluido bronquial que producen los falsos habanos en las corridas de toros. Todo esto, debidamente orquestado por una inteligencia más bien meníngea, construye un Lúcar o una Delta (o los demás agentes apenas nombrados líneas arriba).

Estos individuos infiltran el sistema de la TV y avanzan desde la periferia hasta el centro mismo, logrando, en oleadas sucesivas, vencer a todos los macrófagos que se les pongan por delante.

Cuando la infección tiene el aspecto de un masivo talkshow y la palidez de esos maquillajes que embalsaman, estos seres prodigiosos se apoderan, por último, de la pantalla en pleno y la poseen de un modo tan perfecto que partículas del mal llegan por la cablería desde el núcleo de la emisión hasta las salas de recibo y cocinas de las víctimas.

Eso se conoce como el fenómeno Poltergeist-Crousillat. De ese modo, la epidemia se extiende por el aire (es literal) y lo que nació en VTR y circuitos digitales adquiere la dimensión de una catástrofe médica.

Y cuidado que el propósito ulterior, como decía el parte médico, es eliminar todos los ganglios del país, todos los glóbulos blancos y todos los portadores de oxígeno (el hematí Canal N, la hemoglobina Liberación, algunas plaquetas de Caretas) para lograr que la Federación Retroviral y el Sindicato de la Neumonía se adueñen del organismo nacional.

Cuando eso suceda, saldremos a besar a Laura Bozzo y a pedirle la mano a Mónica Delta y a subir a Lúcar en hombros de la multitud, del mismo modo que él cargó a Hugo Blanco sobre sus propios hombros de trotskista para todo uso.

Y votaremos otra vez por Fujimori con la convicción rural de un buey de arado. Que en eso consiste el derecho de ser bestia.


LA PRIMERA

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