7.12.09

Policía ineficaz, justicia popular

Es claro que hay algo extraño en las 46 muertes de presuntos delincuentes ocurridas en 'enfrentamientos’ con la Policía en Trujillo, el último par de años. Las evidencias que van apareciendo –golpes, disparos en la nuca, maltratos– indicarían que se habrían producido actos de ajusticiamiento policial extrajudicial o, mejor dicho, estaríamos frente a un probable escuadrón de la muerte.

Por otro lado, es alarmante que recién el viernes, al exigir el presidente una explicación, la Policía habría iniciado la investigación interna y el primer paso habría sido pedir los antecedentes penales de los fallecidos, en algunos casos, 27 meses después del asesinato, sorprendentemente solo dos de las víctimas eran requisitoriados.

¿Uno se pregunta cómo podían salir el premier y el ministro del Interior a rechazar tajantemente cualquier insinuación cuando ni siquiera habían hecho el más mínimo esfuerzo por investigarlo? Creo que para beneficio de la credibilidad de la institución policial es fundamental no solo esclarecer lo antes posible este caso sino también que las declaraciones hechas a la ligera sean dejadas de lado.

Sin embargo, lo más perturbador de este incidente es la popularidad que tendría la existencia de un escuadrón de la muerte. Revisando los comentarios de la edición web de este diario, estos son abrumadoramente a favor del 'aniquilamiento’ de delincuentes. Esta posición tan dura también se refleja en la actitud de vecinos tomando la justicia en sus manos –rateros que son amarrados y linchados o incluso quemados vivos–. Asimismo, la agresividad de las respuestas está en línea con una tendencia ciudadana a exigir medidas extremas ante el incremento de la delincuencia. Una última encuesta en Lima encontró que el 84% quería ley seca, el 63% pena de muerte para violadores y el 59% toque de queda.

Entonces, lo que tenemos en el país es una situación realmente explosiva en la cual la población, ante el innegable fracaso de la Policía, pide a gritos cualquier solución, ya sea linchamiento, ajusticiamiento o lo que sea con tal de revertir una ola de criminalidad que llega a niveles insoportables. Por tanto, al margen de si el ministro se mantiene o no en su cargo, lo cual es irrelevante desde el punto de vista del ciudadano, es fundamental que este gobierno deje, de una vez por todas, de ignorar la inseguridad en nuestras ciudades.


PERU 21

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