7.12.09

Escuadrones para matar

Una acuciosa investigación de Ricardo Uceda publicada en la revista “Poder” ha tenido la virtud de acumular pruebas e indicios sobre un escuadrón de la muerte armado por la policía en Trujillo, sin duda bajo la inspiración del presidente Alan García, quien para eso acababa de dictar el Decreto Legislativo 982, que garantiza impunidad para las fuerzas del orden.

Uceda presenta precisiones y testimonios sobre la matanza de 46 presuntos delincuentes, muertos, según versión policial, en el curso de enfrentamientos durante el 2007 y el 2008.

LA PRIMERA había publicado el 28 de enero de 2009 una información titulada “Lo tildan de asesino”. Hacíamos referencia a que en la Feria del Libro de Trujillo, el ex ministro del Interior, Luis Alva Castro, fue recibido por una manifestación hostil de familiares de 46 personas supuestamente asesinadas extrajudicialmente bajo la jurisdicción de Alva Castro.

Los manifestantes gritaron “¡asesino!” al hoy presidente del Congreso de la República. Alva Castro había acudido a la Feria para presentar una nueva edición de su libro Víctor Raúl, el señor asilo.

Por supuesto, Alva Castro (a quien se sindica como autor intelectual de los crímenes organizados por el poder político y ejecutados por el entonces coronel Elidio Espinoza) no sabe nada.

Según todos los datos disponibles, el aparato asesino empezó a organizarse en el 2006, cuando el actual ministro del Interior, Octavio Salazar, era jefe de la región policial de La Libertad.

No se puede omitir el hecho histórico de que el Apra, durante el primer periodo de Alan García, estructuró dos escuadrones de la muerte, el “Rodrigo Franco” y el “Colina”.

A mediados de marzo del 2008, LA PRIMERA denunció la existencia de un aparato policial secreto, destinado a matar opositores que se presentaran en mítines de masa. Hubo campesinos y mineros muertos por obra de ese operativo.

Recuerdo que a raíz de esa denuncia fui citado por el ministro del Interior, Luis Alva Castro. Amigos muy cercanos me recomendaron no acudir al encuentro. “Te van a meter preso”, me decían. Fui al ministerio. Un trío a la defensiva me recibió: Alva Castro; Danilo Guevara, general PNP retirado, entonces viceministro del Interior y ahora jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia; y el general PNP Octavio Salazar, jefe de la Policía.

El argumento fue que ese organismo criminal paralelo no existía.

Señalé que había pruebas de su existencia en mensajes con amenazas de muerte, mensajes que decían salir en defensa de militares y policías acusados de violar derechos humanos. El general Guevara dijo que conocía uno de esos mensajes, que yo cité.

Implícitamente, el general reconocía la existencia de un organismo paralelo, cuyos textos están ornados por una explícita calavera.


LA PRIMERA

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