8.12.09

El porter del hortelano

La conferencia que dictó Michael Porter ha generado un inusitado entusiasmo en círculos que uno no hubiera pensado. Esto es debido a que detalló las desventajas de nuestra economía en lugar de, simplemente, echarle flores al crecimiento de los últimos años, con lo que, sin querer, ha terminado como 'caballo de batalla’ para algunos que no creen en el mercado.

Si bien en la presentación hubo errores, lo importante es enfocarse en los retos que ha planteado. Así, para aumentar las exportaciones de manufacturas es vital asegurar el acceso a los mercados. Por ello es positivo que se haya ratificado el TLC con China, así como limado las asperezas que ponían en riesgo el acuerdo con la Unión Europea. Si García logra que el 75% del comercio exterior esté asegurado por tratados, sería la mejor herencia que podría dejar a los peruanos.

Por otro lado, Porter coincidió con muchos en los cuatro principales obstáculos que tenemos para desarrollarnos: una pésima calidad de la educación, un enorme déficit en infraestructura, una fuerza laboral de baja productividad y una frondosa maraña burocrática que fomenta la informalidad. No tengo duda de que si se le pidiera a Porter que corrigiera esas deficiencias, en ese instante perdería el entusiasmo de sus inusuales compañeros de travesía.

Primero porque para elevar la calidad de la educación hay que desmantelar las trabas creadas durante décadas por el Sutep a fin de que el maestro capaz y esforzado no sea recompensado. Mientras que la brecha en infraestructura solo se cerrará entregándola en concesión, siendo evidente el matrimonio sindicalista-mercantilista para bloquear esta pretensión. Restan solo meses para que el ciclo electoral complique aún más lograr inversión. Sería bueno que la Confiep se sacuda del desgano.

Asimismo, el desperdicio del trabajador peruano, en un 70% subempleado, solo se solucionará derogando la legislación laboral que lo ha causado. Si bien el Gobierno no parece dispuesto a hacerlo, al menos debería promover las leyes que ha promulgado. Finalmente, está la falta de una reforma del Estado y el ensanchamiento del aparato burocrático, cuya solución requiere de un gobierno audaz para aplicar una medida radical. Es paradójico, pero la corrección de los problemas identificados por Porter parte por desmantelar el andamiaje estatista-dirigente que siempre han apoyado quienes ahora lo citan a él, maravillados.


LA PRIMERA

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