22.6.10

Colombia unida

El casi 70 por ciento de votos con el que abrumadoramente ha ganado en segunda vuelta la presidencia de Colombia el candidato oficialista, Juan Manuel Santos, derrotando al candidato del Partido Verde, Antana Mockus, muestra a las claras que el mensaje que los colombianos han querido dar a la región –y al mundo– es que se encuentran unidos contra el terrorismo que las FARC representan. Porque ha sido el gobierno de Álvaro Uribe –a cuyo régimen sirvió como ministro el electo presidente Santos– uno que, con política firme, sin concesiones ni medias tintas, ha logrado aislar y debilitar a las FARC al punto que, podría decirse, se hallan en fase de derrota y desintegración; aun cuando –como en el caso de Sendero Luminoso–siguen siendo una amenaza para la estabilidad y la democracia. Precisamente por ello el pueblo colombiano ha respaldado al heredero político de Uribe. Porque no quiere dar marcha atrás en esa batalla para recudir el enorme costo de vidas y recursos para Colombia que representa el terrorismo de las FARC. Y porque, además, ese pueblo ha comprobado que la seguridad y la promoción de las inversiones es la fórmula adecuada para apuntar al progreso. Todos los indicadores socioeconómicos muestran una Colombia pujante que, a pesar de las FARC, avanza en todo aspecto.

Por ello, las primeras palabras del presidente elegido, Santos, no hacen sino reflejar ese sentimiento popular. “Soy el presidente electo de todos los colombianos, de todos los que me apoyaron y también de los que no me apoyaron”, agregando que su acuerdo de unidad nacional "ya está en marcha". Crear prosperidad democrática con salud, educación de calidad, vivienda digna y oportunidades para todos, seguridad en las ciudades y combate a la corrupción y la impunidad, son sus ejes más importantes y la principal obligación de todo buen gobernante: mejorar la calidad de vida de la población.

Pero esta unidad no sólo se ha manifestado abiertamente en contra del terrorismo de las FARC sino en respaldo a la política firme que Colombia ha mantenido frente a Hugo Chávez y su régimen, encarando sin subterfugios sus amenazas, sus constantes bravatas, sus infundadas acusaciones. En repetidas ocasiones Chávez dijo que su enemigo era el gobierno y no el pueblo colombiano, al que llamó a la buena vecindad. Sin embargo, ahora ese pueblo se ha pronunciado contundentemente en defensa de su gobierno, de aquel que puso los puntos sobre las íes y desenmascaró a Chávez. Pese a ello, el presidente electo ha señalado con talante de estadista –cosa que por cierto Chávez desconoce– que dos gobiernos pueden ser como el agua y el aceite pero si se enfrentan los que sufren son los pueblos.

Las FARC deben entender el mensaje del pueblo colombiano y, antes que nada, liberar a los militares y policías que permanecen secuestrados –exigencia que Juan Manuel Santos ha vuelto a reiterar– como paso previo a su rendición definitiva. Colombia unida ha demandado –con la votación del domingo– su afirmación democrática y la apuesta nacional por la inversión, la estabilidad, el orden y la justicia social.


expreso

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