23.6.10

Un largo gemido

Uri Ben Schmuel


En esto del “debate ideológico” con Sendero se ha perdido completamente la brújula. ¿Acaso a alguien en su sano juicio se le ocurriría en Alemania debatir con neonazis colocados con toda razón fuera de la ley? Con asesinos no se debate. A los asesinos se los combate. En los hechos y con las ideas.
En todo caso de lo que habría que hablar es de dar la batalla ideológica. Y ésta no significa sentarse a filosofar frente a los representantes de una banda criminal (allá los que consideran a SL un partido político). Significa, más bien, desnudarlos en toda su vesania. Mostrarle a una generación que ha crecido escuchando como única “verdad” la de la CVR y las ONG derechohumanistas el real significado de Sendero Luminoso.
Y del MRTA, por cierto. Que es una banda tan criminal como la encabezada por Abimael y no un puñado de guerrilleros románticos. Contrabando tremendo éste, que aún hoy pretenden introducir en las mentes jóvenes algunas testas coronadas del caviaraje. Las mismas que ahora se rasgan las vestiduras porque los miraflorinos son “intolerantes” –¡hasta los han comparado con los nazis!– y no quieren que Lori Berenson viva en ese distrito, emblemático del sufrimiento causado por la subversión.
Y hay que ser muy cándido o muy mal intencionado para sostener, como lo ha hecho más de un columnista en días recientes, que es saludable para la democracia que SL desfile con sus trapos rojos por universidades y distritos. Dicen que esto es preferible a que asesinen o hagan estallar coches-bomba. Lo que estos corazones sangrantes no entienden (o se hacen que no entienden) es que las marchas y los trapos son el paso previo a los asesinatos y los coches-bomba. ¿O alguien por ventura cree seriamente que SL ha experimentado una epifanía y de súbito cree en el sistema democrático?
Pero ¡ay! durante muchos años, demasiados, se ha cedido terreno, palmo a palmo. Se ha permitido a los hijos de Gramsci copar la agenda y manejarla a su antojo. Deformaron el lenguaje –“militantes del PCP-SL”, “conflicto armado interno”, “violación sistemática de los DD HH”, “reconciliación”– como paso previo a la deformación de los hechos. Y a la persecución y satanización de los que ganaron la guerra contra el terror. Y a la excarcelación de los que la perdieron.
Y así estamos, a punto de regresar al casillero uno, a desandar todo lo andado. Y es lamentable que haya tanta gente detenida en el árbol, cuando sólo un poco más atrás está el bosque, y en él, una emboscada a la democracia. Como dice el verso de T. S. Eliot, parecería que nos desmoronáramos, no “de un grito, sino de un largo gemido”.

LA RAZON

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