22.6.10

(Editorial) Metropolitano: una obra que no debe politizarse

Existe una intencionalidad politiquera de inmiscuir a los medios de comunicación independientes en estrategias electorales que no les corresponden
Martes 22 de junio de 2010 - 07:16 am

Bien podría decirse que el Corredor Segregado de Alta Capacidad (Cosac), conocido como Metropolitano, ha sido, por lo menos en el último año, el hecho que mayor debate y preocupación ha concitado en la capital.

Las razones son claras: desde su construcción, a fines del 2006, técnicos y urbanistas han reconocido que puede ofrecer múltiples beneficios al pasajero y a la ciudad, lo que reconocemos. Sin embargo, en estos casi cuatro años, tampoco han pasado desapercibidas las denuncias de sobrecostos y postergaciones que, desde nuestra opinión, podrían haber sido aclaradas oportunamente. Primero, por Pro Transporte, que no fue suficientemente claro y explícito; y segundo, por el propio alcalde, para no afectar el desarrollo de este costoso e importante proyecto. Después de todo, si bien el Metropolitano solo atenderá entre el 7% y 9% de la demanda, Lima necesita construir no uno, sino varios corredores similares para ordenar el transporte, que es uno de los problemas más graves después de la delincuencia, según las últimas encuestas de El Comercio, elaboradas por Ipsos Apoyo S.A.

Desde este punto de vista, la prensa en general ha cumplido un papel medular. No solo para dar a conocer el avance de las obras y difundir la información oficial de la Municipalidad de Lima, sino también los aportes de técnicos especializados, interesados en que el Metropolitano funcione bien y sea una estructura con accesibilidad arquitectónica y urbanística, pero también un espacio público de convivencia, pensado para y por los ciudadanos.

Como El Comercio solo puede responder por su propia agenda informativa, debemos señalar que hemos estado presentes en los momentos más gravitantes del proceso. Cuando se dio a conocer el hallazgo de cables de alta tensión, restos arqueológicos y otras estructuras en la avenida Grau; o cuando se anunciaron licitaciones, compra de buses y la ampliación de los presupuestos, que demoraron las obras, como reconoció el alcalde Luis Castañeda, en entrevista con nuestro Diario en julio del 2009.

Igualmente, hace poco, difundimos el inicio de los recorridos que, a manera de ensayo, puso en marcha la comuna.

Pero, este Diario —que se debe al público, no a intereses partidarios— tampoco podía dar la espalda a las quejas de los vecinos, como los de Barranco y Chorrillos, afectados por las alteraciones producidas en sus distritos; o a los problemas de planificación, que se pusieron en evidencia en el cierre simultáneo e inconsulto de varias calles. Además, no podía ignorar los informes de la contraloría sobre errores en el trazo de la ruta; las marchas y contramarchas en la suspensión de las rutas que circulaban originalmente en la Vía Expresa; ni el escandaloso caso de un chofer del Metropolitano con más de 90 papeletas.

En conclusión: Así como reconocemos la importancia de este sistema, también cumplimos con reportar los planteamientos de técnicos, urbanistas, vecinos y usuarios sobre una obra que, en lugar de convertirse en eje de innecesarias polémicas, debería someterse a ajustes y correcciones, para concluirse de una vez por todas. Por lo mismo, queda en claro que la supuesta demolición de candidatos es inexistente y que, más bien, existe una intencionalidad politiquera de inmiscuir a los medios de comunicación independientes en estrategias electorales que no les corresponden.

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