22.6.10

Rumbo a la tragedia, otra vez

Uri Ben Schmuel


En El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, escrito entre diciembre de 1851 y marzo de 1852, Marx pretendió refutar la idea hegeliana de que la historia siempre se repite por ciclos, independientemente de los personajes, los esquemas productivos y culturales y las circunstancias. Y entonces colocó en su libro una frase que desde entonces se ha usado hasta el hartazgo: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez, como farsa”.
En eso, como en muchas otras cosas, el viejo Carlos se equivocó. En numerosas ocasiones, la Historia se repite como tragedia. En el Perú, en estos días, somos testigos de eso, con una estremecedora sensación de déjà vu. Otra vez ondean, con absoluta impunidad, los trapos rojos senderistas con la hoz y el martillo. No solo en universidades. También, como mostramos en esta edición, en Villa El Salvador, Huaycán y otras zonas densamente pobladas de la capital.
Y también ahora, como hace treinta años, hay quienes pretenden minimizar lo que ocurre. Los mismos sectores “políticamente correctos” que en los ochenta decían que las torres voladas y los perros colgados en los postes eran obra de “grupos parapoliciales” hoy afirman sueltos de huesos que se está inflando el tema del terrorismo con propósitos electorales. Que se agitan fantasmas para favorecer una determinada candidatura. Solo falta que digan –todo es posible en este Macondo– que no son senderistas los que desfilan con gesto desafiante sino fujimoristas disfrazados.
Llorar sobre la leche derramada –la desactivación de los servicios de Inteligencia, la flexibilización del régimen carcelario para los terroristas, la persecución inmisericorde contra las FF AA y PNP, la torcida utilización de los DD HH que blindó a senderistas y emerretistas, las mentiras convertidas en única verdad oficial por la CVR y un larguísimo etcétera– a estas alturas ya no sirve de nada.
Miremos pues hacia adelante. La defensa nacional, junto con la seguridad ciudadana, debería figurar en primer lugar de la agenda de los aspirantes al sillón de Pizarro. Eso y no la cuestión económica. Porque el rumbo está asegurado en ese aspecto, al margen de quien llegue a Palacio de Gobierno en 2011. Castañeda, Keiko o Toledo, con muy ligeros matices, van a mantener las mismas recetas de libre mercado.
Cierto que en tiempos electorales, es difícil hablarles a los políticos de nada que no tenga efectos inmediatos para la atracción de votos. Pero aparte de la agenda mediática que instalan los candidatos, lo que la ciudadanía debe exigirles son respuestas claras y no frases prefabricadas. Qué harán (y sobre todo cómo) para evitar, si llegan al poder, que a la vuelta de la esquina empiecen los coches-bomba, los asesinatos selectivos, los apagones y las masacres de campesinos. Porque hacia allá vamos si no se toman medidas efectivas: camino a repetir la misma trágica historia.

la razon

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