27.6.10

Cuadro colgado en la pared

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

¿Se necesita, realmente, un ministerio de cultura?

HUARAZ.- Desde que el presidente Alan García anunciara, en julio de 2008, la idea de crear un ministerio de cultura, el proyecto ha ido madurando y ahora se encuentra pendiente de aprobación en el Congreso de la República. ¿Es necesario o no?

La respuesta a dicha pregunta no tiene nada que ver con esas frases rimbombantes que se suele escuchar para estas ocasiones, las cuales apuntan a justificar la creación de dicho ministerio solo por la relevancia del acervo cultural del país.

“Si hay un país que tiene no solo el derecho sino la obligación de tener un ministerio de cultura, es el Perú”, dijo hace un año el presidente García. “El rico acervo cultural del país, el patrimonio y las variadas manifestaciones creativas nos llevan a asumir que esa riqueza requiere proyecto, organización y fomento”, acaba de escribir el ex senador Enrique Bernales.

La innegable variedad y valor del patrimonio cultural peruano no es argumento suficiente para crear un ministerio con el fin de promoverlo. La pregunta relevante que el Congreso debe evaluar es si la forma de organización ministerial es la más conveniente para lograr dicho objetivo.

La simple creación de un ministerio no garantiza que el tema que se le asigne vaya a ser necesariamente resuelto. Sin ir muy lejos, tenemos, desde hace mucho tiempo, un ministerio de educación, pero la situación educativa de nuestra niñez es un desastre. Y lo mismo podría decirse de muchos otros sectores que poseen un ministerio.

Inversamente, hay varias actividades que se han desarrollado con éxito sin que exista un ministerio para ello. Es el caso, por ejemplo, de la gastronomía, que ha tenido en los últimos años una evolución espectacular gracias a iniciativas privadas; incluso, se podría señalar que, de haberse creado un ministerio para dicho fin, el resultado habría sido un desastre.

La creación de un ministerio de cultura no debe ser una consecuencia de que el Perú tenga un patrimonio cultural rico y variado, ni de que el presidente García necesite una línea más para sus exóticos avisos ‘El Perú avanza’, sino de la demostración de que la forma organizacional del ministerio será superior a otras para la promoción de la cultura.

La pregunta relevante es, entonces, qué podría hacer un ministerio de la cultura que hoy no puede hacer el INC. Y ello pasa por asuntos como el presupuesto que tendrá, las entidades que se le adscribirán, o el respaldo político que realmente tendrá el nuevo ministerio para evitar que, al final, solo quede como un bonito cuadro colgado en la pared pero sin más utilidad que esa.


LA REPUBLICA

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