28.6.10

Shock británico

El martes 22 el nuevo gobierno conservador-liberal británico anunció el mayor ajuste económico en una generación. El shock busca, además, una reestructuración del modelo social en el cual el Estado se retira cada vez más de la economía mientras el eje del crecimiento se centra en alicientes al sector privado y a sus exportaciones.

Para el gobierno de todo el grupo de las 20 potencias, el Reino Unido es la que tiene el mayor déficit. Mientras la previa administración laborista hablaba de recortar £73 mil millones ($110 mil millones) la coalición Cameron-Clegg pide un recorte 50% mayor (hacia £113 mil millones o $170 mil millones).

El nuevo secretario de la economía George Osborne propone �sanear� la economía consiguiendo £3.5 mil millones ($5 mil millones) congelando sueldos públicos, recortando £5.5 mil millones ($8 mil millones) en beneficio de los enfermos, desempleados y niños, generando £13 mil millones extra con un alza del impuesto al consumo del 17.5% al 20% y acumulando una gran suma eliminando un 25% los gastos de todos los ministerios (con excepción de salud y cooperación internacional).

Antes de las elecciones del 6 de mayo los conservadores prometieron que no subirían el impuesto a las ventas y los liberales les denunciaron por querer incrementarlo. Hoy estos dos partidos han acordado que para enero alzarán este impuesto al 20%, lo que implica que en un corto lapso la gente experimentará que el impuesto a las ventas crecerá en un tercio (con Brown del 15% al 17.5% y con Cameron del 17.5% al 20%).

El gobierno sostiene que se trata de un ajuste duro pero igualitario pues a todos afecta. Aceptando el postulado liberal de proteger a los más necesitados al no imponer impuestos a quienes ganen menos de £10,000 ($15,000) anuales. Sin embargo, los sindicatos sostienen que este ajuste promueve la �guerra de clases� pues son los pobres quienes deberán sufrir más el impuesto al consumo, se congelan sueldos y beneficios infantiles, habrá una ola de despidos masivos en el sector público y, encima, los actuales y los nuevos desocupados tendrán menos beneficios.

Las predicciones sostienen que la economía sólo crecerá 1.2% en el 2010 y el 2.3% en el 2011 (lo cual implica una tasa varias veces inferior a la de África) y que la tasa de desempleo será de un 8%. La oposición alerta que estas medidas paralizan la recuperación económica, aumentarán la desocupación en cifras mucho mayores a las indicadas y generan el riesgo de que el país entre a una inflación de dos dígitos.

Los mercados, en cambio, han reaccionado positivamente creyendo que estas medidas estabilizarán la economía. El sector privado es, precisamente, quien tiene la clave para ver si el nuevo modelo va a funcionar y a éste se le ha dado incentivos (como excepciones tributarias). Habrá que ver qué pasa en el Reino Unido y si esta nación logra virar rápidamente hacia un modelo tipo China o Alemania, centrado en el aliciente a las exportaciones privadas.

Un fantasma que amenaza al Reino Unido es una nueva ola de protestas sociales y sindicales, mientras que el laborismo quiere aprovechar el shock para potenciarse desde la oposición y buscando romper a los liberales entre ellos y entre estos y sus aliados conservadores.


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