23.7.09

Caviares al borde de un ataque de nervios

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


Una vez más, las encuestas demuestran que la progresía y sus postulados “políticamente correctos” están a años luz del sentir popular. El último Barómetro de la U. de Lima es contundente: Keiko Fujimori le disputa a Castañeda la condición de político más confiable (y ojo que en el mayoritario sector E obtiene 35.5% y el alcalde de Lima 20 por ciento). No solo eso. También está segunda, detrás de Meche Cabanillas, cuando se indaga quién es el principal líder del Legislativo.
Pero es el resultado de otra pregunta –“¿Votaría por Keiko Fujimori para presidente del Congreso?”– el que hizo que anoche se agotaran las reservas de ansiolíticos en las zonas residenciales donde mora el caviaraje. Oído a la música, como diría El Veco: 82.8% respondió que sí, que elegiría para presidir el Parlamento a la hija del ex presidente, perdón, de esa bestia negra (en el “E” la cifra trepa a un récord de 95.7 por ciento).


Con esto no pretendemos desmerecer a Víctor Andrés García Belaunde, que ante la misma pregunta obtiene un sólido 95 por ciento. Pero el buen “Vitocho” le cae simpático a todo el mundo (menos, claro está, a Giampietri). En cambio, el porcentaje de Keiko se recoge luego de nueve años de incesante satanización a su padre (y últimamente a ella). En portadas, sesudos artículos, ilustradas columnas y bombásticos reportajes televisivos se ha tratado de pintar al ex mandatario –y de rebote a su hija– como poco menos que la encarnación del Mal en la tierra. Y luego, también, de tres condenas a las que habrá que sumar las que vendrán (¿o alguien cree que existe Justicia cuando de un Fujimori se trata?). Tanto odio, tanta bilis, tanta basura vertida sobre un solo hombre para que ahora gran parte la ciudadanía quiera que su hija presida el Congreso (sin mencionar que encabeza las encuestas de intención de voto para el 2011). ¿Será porque ese chino maldito derrotó el terrorismo, acabó con la hiperinflación, firmó la paz con Ecuador y sentó las bases de un Perú moderno? Preguntamos, nomás.

En cambio, ¿qué han logrado los perseguidores de la familia Fujimori? Mientras Keiko tiene 18.5% de confiabilidad como política, Susy Villarán –en estos días de descanso de sus labores revolucionarias en la proletaria Máncora– araña el patético 1.9% (¡0.0% en el E!). Y Javier Diez Canseco obtiene escuálido 1.3% (¡0.0% en el D, 0.0% en el E!). O sea que los voceros de la “sociedad civil” son un error estadístico. El pueblo en nombre del cual se llenan la boca (y los bolsillos) no los quiere ver ni en pintura.

Por supuesto, como los progres tienen el pellejo más grueso que el de un rinoceronte, hoy saldrán con alguna sabihonda interpretación sociológica para “explicar” tamaño papelón. Lo cierto es que a estas alturas son muy pocos los que se tragan el sebo de culebra que venden. Por más que la argolla mediática caviar intente tapar el sol con un dedo, lo que indican los sondeos es que en el 2011 puede haber un Fujimori de nuevo en Palacio de Gobierno. ¡Valeriana y agua de azahar para el soponcio, por favor!

LA RAZON

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