26.7.09

El mensaje (y futuro) diferente

“Compatriotas, el último año ha sido el peor de mi segundo mandato, lamentablemente olvidamos muchos de los compromisos que asumimos en el discurso inaugural de 2006, por ello ahora los repito y me comprometo a retomarlos.

A partir de la fecha volveré a tratar de ser el defensor del ciudadano para evitar los abusos del Estado. Por cada dos peruanos con empleo adecuado hay uno que trabaja para el Estado, la carga que representa para el contribuyente el aparato estatal es tremenda y no presta ningún servicio de calidad a cambio.

Por ello será el objetivo de mis últimos dos años de gobierno iniciar finalmente una verdadera reforma del Estado, porque el Perú ve al Estado y al sistema político como centros de frivolidad con nombramientos a parientes, paisanos, amigos, partidarios. Tenemos un empleo público que se agiganta, pero que no sirve para nada. Adicionalmente, el Estado tiene una clara tendencia a caer en dispendio con viajes placenteros, autopublicidad vanidosa y asesores innecesarios.

Por tanto, tendremos una austeridad real, mejoraremos la calidad del gasto público y estableceremos compras centralizadas, fusionaremos entidades innecesarias y programas sociales que no llegan a los necesitados, daremos protección a los ciudadanos en lugar de guardaespaldas a los funcionarios, introduciremos concursos de méritos y desterraremos el nombramiento a dedo, en suma, cuidaremos cada sol del erario.
Adicionalmente, tenemos que convocar a todos los peruanos, no podemos depender únicamente de los partidarios, así que el Gobierno debe reconstruir su capacidad de convocatoria para atraer técnicos independientes al gabinete y a todas las instancias del Estado. Especialmente a aquellas entidades encargadas del diálogo con la población insatisfecha a la cual, lamentablemente, hemos ignorado y que tanto daño nos ha causado.

Por otro lado, si bien nuestro país puede no estar tan bien como quisiéramos, tampoco está tan mal como algunos pregonan, y seremos de cualquier forma la economía con el mejor desempeño en América Latina este año, por lo que contamos con una base muy sólida para seguir atrayendo inversiones. Para esto debemos garantizar transparencia y reglas de juego estables en todos los procesos que convoca el Estado evitando, asimismo, que el Congreso continúe promulgando leyes con nombre propio de allegados. Quien desee invertir creando empleo en nuestro país debe contar con un marco legal claro y con reguladores confiables de mercado, no es en modo alguno sano que un inversionista interesado requiera de audiencias en Palacio o en cualquier despacho.

Compatriotas, en esta ocasión sí cumpliremos nuestras promesas y lograremos que los últimos dos años no sean un período sin imaginación y con cansancio o, peor aún, una repetición de los tristemente recordados años de Hidalgo con partidarios desbocados. Me comprometo a que serán más bien dos excelentes años de bienestar y prosperidad a fin de poder dejarle a mi sucesor un país con optimismo y entusiasmo”.

PERU 21

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