25.7.09

Su propiedad es el robo

El actual gobierno aprista se caracteriza, igual que en su primer período, por la corrupción, el robo en gran escala con alevosía y ventaja. Es la línea general impuesta por el presidente Alan García.

Collique, Majaz, lotes petroleros, Doe Run, acaparamiento de tierras en el río Piura, remate a precio irrisorio de los puertos del Perú en provecho de Chile, construcciones y compras fraudulentas en EsSalud, aparte de anuncios no menos fraudulentos de inauguraciones y adquisiciones de equipos médicos financiados por los asegurados y pregonados como obra generosa del genial estadista. Para no hablar del plan de despojo de las comunidades que conduce a tragedias como la de Bagua.

Hay que remontarse a Fujimori para encontrar un punto de comparación.

Claro que el jefe de Estado buscará que se olvide todo eso en aras de exaltar las cifras del crecimiento macroeconómico, un crecimiento que sólo chorrea en salarios de hambre, privación de derechos sociales y despidos en masa para quienes se atreven a formar sindicatos o afiliarse a ellos.

Todo eso y mucho más viene a la mente en vísperas del 28 de Julio y del mensaje a la nación de García.

Al mismo tiempo, pueblan mi cabeza las páginas de un libro inolvidable, Ética para vivir mejor, del judío canadiense Peter Singer, Editorial Ariel, Barcelona, 1995. Allí se pronostica, con tres lustros de anticipación, la tragedia bursátil e industrial que iba a traer la carrera individualista, y corrupta, de ganar miles de millones de dólares sin mover un dedo, gracias a la especulación en la Bolsa de Valores de Nueva York, con la complicidad de informes ilegales de las autoridades que debieran controlar y fiscalizar.

He releído al mismo tiempo una fotocopia enviada por un lector que prefiere ocultar su identidad, y que me suele abastecer de textos en francés de notable calidad, guiado sólo por el amor compartido por la lengua francesa. Se trata en este caso de la obra del filósofo francés contemporáneo André Comte-Sponville La sagesse des modernes (La sabiduría de los modernos).

Escribe allí el joven pensador: “Que se evite votar por un imbécil, está claro. Pero esto no significa que se vote por el más inteligente, ni por el más sabio ni por el más competente”.

Sostiene Comte-Sponville: “Ustedes recuerdan lo que escribía Montesquieu. Cada tipo de régimen tiene su principio, que lo mueve o lo condiciona: el despotismo no va sin el miedo, ni la monarquía sin el honor, ni la democracia sin la virtud. No se trata de fundar la república sobre la moral, menos aún de reducirla a eso. Se trata de someter a los individuos, incluso cuando están en el poder, a cierto número de obligaciones legales y morales sin las cuales toda democracia se va a pique”.

En el Perú asistimos al naufragio de la democracia.

LA PRIMERA

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