22.7.09

Olga y Sarita

Por: Abelardo Sánchez León

Maruja, aquel personaje maravilloso de Enrique Congrains Martin, vive en Sarita y Olga. Ellas son dos muchachas de la convulsionada Lima. Viven en perenne lucha contra las dificultades de su entorno familiar, de su barrio y de la ciudad. Lima es bacán si tienes plata, pero si eres misio, la pasas mal. Sarita vive en Villa El Salvador y ha decidido salir adelante sin el padre de su hija, una niña de 7 años que la pone al día en la agenda cultural: quiere ver “La bella durmiente”, ha leído “El Principito”, practica karate y en vacaciones piensa terminar los volúmenes que le faltan de Harry Potter. Olga es soltera, pero tiene que lidiar con la cultura machista de sus hermanos que viven con ella en Chorrillos, pues consideran que una mujer carece de vida propia y que son ellos los que deben administrar su sueldo mínimo. Olga quiere comprarse una casaca en Gamarra de 120 soles y lo piensa tres veces.

Hace un tiempo, Sarita abandonó la peluquería donde trabajaba, y ahora atraviesa la ciudad para atender a sus clientes. Trabajaba por una bicoca y la propina era una miseria. Maneja sus tiempos. En su mochila lleva sus instrumentos de trabajo. Lima es un monstruo al que debe enfrentar. No le teme. Sonríe. Confía. El tema de los hombres no la obsesiona. En su familia se ayudan para sacar a su hija adelante.

Olga tiene esa educación plagada de lagunas. No conocía los cinco continentes y desconoce los nombres fundamentales de nuestra triste historia. Pero quiere aprender. Sarita se queja de la programación televisiva. Las dos se han hartado, lo juro, de las historias sobre el asesinato de Marco Antonio, los chismes de Magaly, de los titulares que leen desde la combi. Les fastidia que les programen su vida y que piensen de ellas como si fuesen cerdos que se alimentan de basura. Hay algo en las dos que no ha muerto antes de cumplir 30 años: crecer como seres humanos. Sarita ha leído dos veces “Cien años de soledad”, la primera para ver de qué trataba y la segunda para entenderla. Olga está contenta porque ya conoce dónde queda Argelia. Sus principales enemigos, sin duda, son Lima, la televisión y los hombres. Entre los tres se ponen de acuerdo para devorarlas de a poquitos. Pero, lo juro, no las vencerán.

EL COMERCIO

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