20.7.09

Puro cuento chino, Chino

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Ahora Fujimori quiere desmarcarse del ‘Doc’

La historia contada el viernes por Alberto Fujimori en la intervención final del juicio que le siguen por apropiarse de US$ 15 millones del erario –o sea, robarlos– para entregárselos a Vladimiro Montesinos, supuestamente para facilitar su fuga del país, es un cuento chino más cuya fragilidad narrativa expresa la severa decadencia que enfrenta el fujimorismo.

El cuento del procesado, guardado bajo llave durante ocho años y que recién desempolva cuando va a ser condenado por robarse US$ 15 millones del dinero de todos los peruanos

–como debiera ocurrir hoy en la corte instalada en la Diroes–, es que Fujimori tuvo que comprarle a Montesinos su salida del país, dentro de una figura que se quiere vestir como CTS cuando no es otra cosa que un crimen y una inmoralidad, con el fin de salvar la democracia y la estabilidad política.

Ese cuento se cae por inconsistente, especialmente al escucharlo, de un modo más sazonado, por parte del congresista Carlos Raffo. El fujimorismo cree que los peruanos somos unos tetudos y entonces inventa historias inverosímiles con las que espera salir del paso, de la misma forma como cuando se difundió el video Kouri-Montesinos que hizo colapsar el régimen y se lo quiso explicar como plata para comprar un camioncito que el tránsfuga usaría para repartir pescado a los pobres.

Pero lo más interesante del cuento narrado el viernes por Fujimori y el fin de semana por Raffo en varios programas periodísticos es que constituye la primera vez que, durante el juicio, rompen palitos abiertamente con Montesinos. Ambos han señalado que la compra de congresistas tránsfugas era para conformar ‘la bancada parlamentaria del Doc’.

Todo eso apunta a fortalecer la versión de que Montesinos era el perverso y Fujimori simplemente el ingenuo bien intencionado. Ahí radica la mentira más grande del argumento que están exponiendo, ya no para el tribunal presidido por el magistrado César San Martín, el cual ha demostrado tener las cosas claras, sino para la opinión pública, especialmente pensando en la elección presidencial del año 2011.

Hoy, con toda la información disponible, es imposible admitir la hipótesis de que Montesinos era el malo y Fujimori el tonto. Ambos eran socios fundamentales del fujimontesinismo, el régimen más corrupto de la historia del Perú, lo que no es poca cosa en un país con una antigua y sólida trayectoria, donde los gobernantes muy rara vez distinguen el bolsillo privado del arca pública.
La separación entre Fujimori y Montesinos es la mentira más grande con la que este sector político pretende construir la candidatura de Keiko Fujimori, y ese el objetivo central del cuento que expusieron en la Diroes.

LA REPUBLICA

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