22.7.09

Hecho impropio

CESAR LEVANO


El programa Techo Propio en Sitio Propio que el régimen definió como cimiento de su vocación de justicia distributiva, ha sido interrumpido por falta de fondos.

La parálisis tiene efectos múltiples. En primer lugar, para los más pobres, que alistaron sus terrenos, destruyendo a veces sus viviendas precarias, con el fin de construir una nueva morada con los 16,750 nuevos soles de bono familiar no reembolsable ofrecido por el gobierno.

Esas familias se han quedado a la intemperie. Otro sector afectado es el de las empresas constructoras privadas que contrajeron deudas con los bancos y contrataron personal para la construcción de viviendas a la fecha terminadas, y también para continuar con el programa.

El problema exhibe dos males incurables de la actual administración. La distancia entre los hechos y las palabras; entre las promesas y la realidad. Las encuestas han revelado más de una vez que la opinión reprocha al presidente García el ser mentiroso.

El otro estigma es el de privilegiar a los ricos y desproteger a los pobres. A éstos se les pueden arrebatar derechos y beneficios. A los otros no se les tocan las ganancias ni con los pétalos de un impuesto.

El caso de Techo Propio es alarmante. En primer lugar, por el abandono de un proyecto social; pero además porque éste formaba parte del Plan Anticrisis elaborado en vista de que, contrariamente a los anuncios optimistas del presidente Alan García, la crisis global ya tocaba a nuestras puertas.

No sólo el techo esperado se viene abajo para muchos. También se resquebraja el Plan Anticrisis.

El caso descubre varias fallas típicas de los actuales gobernantes: la incapacidad de prever, calcular y presupuestar; y la incoherencia. Esto último se transparenta en que una cosa es el acuerdo del Consejo de Ministros, y otra, la decisión del Ministerio de Economía.

Ello ocurre en momentos en que el jefe de Estado llama a gastar sin medida ni clemencia. En el primer semestre del año hemos crecido apenas 0.5%, o sea nada. La inversión pública demora y la inversión privada se ha detenido.

En tal coyuntura la suspensión de programas sociales no sólo afecta a los beneficiarios previsibles, sino también a la economía en su conjunto.

OTROSÍ.- En mi texto de ayer sobre Nadeira Barahona omití dos datos: siendo colegiala, ella dirigió, como secretaria general de los estudiantes apristas de Secundaria, una huelga por la gratuidad de la enseñanza y, cuando, bajo Odría, la apresaron, fue conducida, junto con otros presos, al despacho del siniestro Esparza Zañartu, director de Gobierno. Éste los sermoneó. Al final, Nadeira avanzó hacia él y le asestó una bofetada sonora. Por eso ella permaneció en prisión, en completo aislamiento. La visité, a los días de haber salido yo libre, con un mensaje secreto.


LA PRIMERA

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