20.7.09

Gracias, Micky

Ivlev Moscoso


“Qué hay, Ivlev”. Me dijo fiel a su costumbre cuando lo vi en cama del hospital. Micky hablaba igual que en la radio. Creo que eso fue la base de su éxito. Ser tan natural. No impostaba. Se dirigía de frente. Me enseñó muchos secretos que no se aprende en la universidad.

Un día cuando laboraba en el diario Ovación, me mandó a llamar. Me dijo que le haga una entrevista a Alfredo González. Quería que le sacara algo de Nicolás Delfino y Francisco Lombardi. “El gordo es picón. Si no te quiere decir nada, dile que un día tú escuchaste que ambos hablaban de él en el aeropuerto. Nada más”.

Y así fue. Alfredo me conocía poco. En la entrevista estaba cauto. No me daba “carnecita”. Así que me acordé del consejo de Micky. Le dije que escuché mencionar su nombre a ambos. Fue suficiente. González se mandó con todo y habló.

Así me dio consejos para hablar con el fallecido Beto Levy, con el “Pato” Souza con todos los pesos pesados. Micky sabía de mi honestidad y aprovecha para que pueda entrevistar al mismo Francisco Lombardi. Siempre me respetó. Jamás me cambió una palabra de lo que escribía. Siempre eran consejos, nunca imposición.

Cuando ya estaba en radio Ovación, Micky siguió enseñándome. Y me dio la base para que años más tarde fuera el director de deportes de CPN Radio, en la que me mantuve siete años.

Cierta vez estábamos entrevistando al “Puma” Carranza en radio Ovación. José es poco de hablar. A veces no coordina lo que quiere decir. Micky lo sabía perfectamente. “No le puedes poner las cosas difíciles, porque se va a poner nervioso. Debes ponerte a su nivel”, me dijo.

“¡Qué hay Puma!”, le dijo. Y Carranza entró en confianza. Y salió muy buena la entrevista. Hace poco veía a Beto Ortiz cómo se desesperaba cuando entrevistaba a la denominada “Mecánica del Floclore”, porque no la entendía. Me acordaba de Micky. ¡Cuánto sabía de entrevistas!

Ese día en el hospital, nos dimos la mano. Nos tomamos fotos. “Ivlev tenemos que hacer un programa de radio. No, mejor de televisión”. Un día antes que le hicieran la última quimio, supe que ya tenía todo listo en Panamericana. Gracias por todo lo que me enseñaste, “Gordo”.

LA PRIMERA

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