19.7.09

El alegato de un mentiroso

Raúl Wiener

No hubo video Kuori-Montesinos, tampoco crisis electoral en el primer semestre del 2000, ni la “Marcha de los Cuatro Suyos”. Lo que pasó, y no lo sabíamos, era que el hombre que torció su propia Constitución a través de una “interpretación auténtica”, para lograr una segunda reelección, que ordenó a destituir a medio Tribunal Constitucional y que lanzó toda la fuerza del Estado contra la protesta ciudadana, quería en realidad ser elegido para luego renunciar y dejarle el cargo al único que había sido capaz de bailar peor que él, con el fondo del “baile del chino”.

En 2000 no había manifestaciones todos los días, lavados de banderas y acumulaciones de basura en la puerta de las casas de los ministros, ni tránsfugas parlamentarios, ni militares reconociendo la re-reelección cuando la población reclamaba nuevas elecciones. En realidad, cuando muchos peruanos ilusos quisimos impedir que Fujimori volviera a jurar la presidencia, el presidente y su asesor no se ponían de acuerdo en torno a la pretensión del “Chino” de cumplir su destino franquista de dejar el poder en manos del derecho de sangre, que como sabemos ahora, Pancho Tudela ejerce en forma implacable.

El 18 de setiembre de 2000, cuando Fujimori le entrega los 15 millones de dólares para que Montesinos no haga el golpe, se había olvidado que él mismo ya había renunciado dos días antes y se había comprometido en un proceso de retiro que culminaría el 28 de julio del 2001, con nuevas elecciones en las que no participaría. Más aún, el día 25, cuando firma la resolución secreta para autorizar el desembolso ya realizado, lo que consigna es un reconocimiento por los servicios prestados por el asesor. Para entonces Vladimiro ya se encontraba en Panamá y así hubiera querido no hubiera podido hacer nada contra el gobierno que iba ya camino de salida.

No hay duda que con la historia inconcebible del alegato de Fujimori antes de recibir sentencia, han quedado probadas algunas cosas: (a) que este señor gobernó el país en una enorme burbuja de mentiras que se sostenían por el inmenso poder que disponía en esa época y que hoy suenan absolutamente ridículas; (b) que el mismo tipo que dice que nos salvó del terrorismo y es el único que podría volver a hacerlo (aunque sea como asesor de su hija), fue todo el tiempo un inmenso cobarde ante los uniformes y entendió su relación con ellos y con el ex asesor como un asunto de grandes sumas de dinero; (c) que Fujimori jamás entendió la profunda crisis política y social que precedió a su caída, porque andaba demasiado ocupado en tapar sus incontables delitos.

LA PRIMERA

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