20.7.09

Un hito histórico

Por: Manuel Luque C Ingeniero

Durante siglos la Luna ha sido objeto de inspiración de poetas, pintores y literatos, así como de sueños e imaginarios viajes; en 1657 Cyrano de Bergerac en su “Viaje a la Luna” arriba a ella gracias a una máquina impulsada por cohetes de agua.

Julio Verne en su obra “De la Tierra a la Luna” se adelantó a su tiempo; y en ella destaca la similitud de circunstancias con la Misión Apolo 11. Los protagonistas de Verne enviaron a la Luna una “bala” espacial donde viajaban tres hombres, comparable a lo que hizo la NASA.

“Un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”, fueron las palabras que pronunció Neil Armstrong, comandante del Apolo 11, aquel memorable 20 de julio de 1969, cuando descendió del módulo lunar Eagle y pisó la superficie de nuestro satélite al sur del denominado Mar de la Tranquilidad, convirtiéndose así en el primer ser humano en imprimir sus huellas en la Luna.

La misión, definitivamente, marcó un hito en la historia de la humanidad.

Este evento —del que fuimos testigos a través de la televisión aquella madrugada de 1969— es solo comparable con otros grandes hitos históricos de la humanidad, desde el descubrimiento del fuego hasta la invención del automóvil.

El escenario histórico que envolvió la llegada del hombre a la Luna es muy distinto al actual, en esta era de la globalización. Corrían los años 60 con un movimiento hippie en apogeo (Woodstock 1969), con un equilibrio del terror en plena guerra fría, con Estados Unidos librando aún la Guerra de Vietnam.

Sin duda, era una época de tensiones políticas, con un mundo bipolar y de enfrentamientos entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética por lograr la hegemonía mundial y espacial; la llegada a la Luna formaba parte de esa competencia.

Hoy son nuevos los retos que enfrenta la humanidad, como el acelerado cambio climático, la sostenibilidad del planeta, la preservación ambiental, la escasez de agua, la lucha contra la desnutrición, la pobreza, la violencia terrorista, la crisis financiera, las migraciones y las epidemias. Han pasado 40 años de aquel evento y con ello cabe preguntarse si la conmemoración de este suceso histórico puede augurar un relanzamiento de la carrera espacial, de sus investigaciones y logros tecnológicos, que luego puedan ser usados para solucionar problemas terrenales.

La humanidad crece en proporciones geométricas y enfrenta la realidad de una disponibilidad de recursos limitada, un cambio climático acelerado que puede complicar la habitabilidad en nuestro planeta.

Quien sabe si por estas razones la humanidad en el futuro vuelva sus ojos a la Luna —sustituyendo así su visión romántica por una visión de subsistencia—, como un hábitat alternativo.

EL COMERCIO

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