24.7.09

Hijos pródigos de la democracia

Por: Mirko Lauer

En junio pasado uno de los dos dirigentes del partido Patria Libre que participaron en la conferencia de prensa que les armó esta semana el congresista Víctor Mayorga envió una carta a un diario local para argumentar y defender su situación personal y política.

En esencia fue el reconocimiento de haber participado en la lucha armada junto al MRTA, y de haberlo pagado con casi 17 años de prisión, así como su actual compromiso con la promoción de “una alternativa política, democrática y ética en nuestro país”.

La explicación de lo que dicha alternativa significa se encuentra en los 14 puntos acordados por la primera convención de Patria Libre y figura (junto con la carta) en la página http://patrialibre21.blogspot.com/2009/06/carta-abierta-al-diario-correo....

El planteamiento está todo lo a la izquierda que se usa en estos tiempos en América Latina, pero no es un llamado a la lucha armada. Su panteón de héroes reconocidos es un mix de insurgentes e intelectuales, guerrilleros y un militar de la resistencia antichilena del siglo XIX.

Aunque les toca a ellos mismos decirlo, el texto no trae nada que no podrían firmar el humalismo o algunos otros grupos de la izquierda legal. Lo cual sirve para recordarnos que en cuanto a ideas, no métodos, sobre política y sociedad el MRTA ha sido de un izquierdismo bastante convencional.

Si hemos entendido bien, aunque a Patria Libre le cueste un poco decirlo en su prosa, los integrantes ex MRTA han decidido impulsar sus ideas por la vía electoral. Un tipo de viraje que hizo Patria Roja a comienzos de los años 80, y en el que se ha mantenido desde entonces.

En la teoría muchos de estos procesos se conciben como un cambio de táctica para tratar de alcanzar los mismos objetivos. Pero la experiencia sugiere que una nueva táctica puede modificar a una organización mucho más allá de sus objetivos originales. Somos muchos los hijos pródigos de la democracia.

Para el sistema democrático es una buena noticia que antiguos cultores de la violencia se incorporen a los mecanismos electorales. La sospecha es comprensible (sobre todo cuando se escucha loas a connotados terroristas), pero no descalifica el intento de cambiar.

En la expresión de su incomodidad, el congresista Mayorga se ha excedido. Ha preferido quedar como un bobo sorprendido en lugar de tomar distancias con la arenga de sus invitados pero sostener el derecho a realizarla. ¿No era la invitación precisamente parte de una futura alianza electoral?

Esta democracia debe aprender a luchar con eficacia contra los insurgentes, pero también debe aprender a convivir con todas las ideas ubicadas dentro de la legalidad, vale decir la libertad de expresión y el estado de derecho. ¿Suena ingenuo? Más ingenuo es alimentar las filas de la subversión.

LA REPUBLICA

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