25.7.09

Érase una vez “la de Lima”

Yo, un distraído pelucón urbano, obnubilado y enfrascado en los libros de la biblioteca. Ella, una estudiante de Derecho, con los ojos verdes sólo para la plástica de izquierda, con algunos guiños entre acordes de Pablo Milanés y subrayados de Mi planta de Naranja-Lima (Qué, tú ya dijiste “¡me hice famosa!”, pasa pasa nomás). Para mí sólo existía un gordo buk en inglés de la poesía contemporánea norteamericana (From the other side of century: a new American poetry 1960-1990. Messerli, Douglas), mi Biblia de nuevas formas. Eran los tiempos de lectura de Andrés Bello mientras Emilio Bustamante dictaba sus clases y yo, el choteado del salón, caballero nomás por faltoso lector desubicado -junto a Tato, cusqueño casi cajacho porque el jazz lo quiso así-. Mis causas de la ‘rampa’ me jalaban para chupar con las nais sandungueras en las mesas de la lleca frente al recién lubricado Jockey Plaza, pero prefería escribir un poema a la leidi de mis ojos, cual huevonauta frente a la sartén del futuro aceite rompecorazones. Eso sí, días tan felices cual bolsillo de travestido el domingo por la mañana en el puente Atocongo. Recuerdo un haiku político mío publicado en “Factoría” (pág. 19; 2002), revista de Comunicaciones de la universidad (profe: Teresina Muñoz- Nájar). Eran los tiempos del Chino rat bones fugado a Japón. Y dice así… música no, maestro, perreo sí: “Escatología del Primer Ministro Koizumi: después del golf/ baño bach bush/ remind me the global zone/ piedras pedos Perú”. PD.- Acabo de leer “Nexos”, publicación periodística de la beloved “La de Lima”; me llegó embolsadita al buzón de mensajería a The First -el único diario respetable que no vive de la publicidad del Estado, pe, chúpate ese limón, Alditus, sigue ‘rompiéndote la nariz’… con mi eskeibor –. Ah, altamente recomendable “La escritura 3.0” de Eloy Jáuregui; y Alan Morales, sobre los subtes

LA PRIMERA

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