23.2.10

La muerte sobre ruedas

Autor: Fritz Du Bois


Cincuenta muertos en un solo día, y lo más escalofriante es que no nos sorprende. Nos hemos habituado a que la muerte circule libremente por nuestras carreteras con la complicidad de todos aquellos que no cumplen correctamente con su función.

Entre estos últimos tenemos a los encargados en las garitas, que dejan pasar ómnibus hasta con pasajeros parados, así como a los inspectores de 'Tolerancia Cero’, que hace tiempo se olvidaron del objetivo para el cual fue creado ese programa. También la Policía, que deja que terminales informales aparezcan cada día y que miles de choferes sin brevete o embriagados conduzcan con baja probabilidad de ser detectados. En general, la Policía nunca puso en marcha la campaña para limpiar a sus malos elementos y evitar que el endurecimiento de las sanciones de tránsito no se convierta únicamente en un aumento de la coima o tarifa para transar.

Asimismo, están todas las entidades involucradas en la lenta saga del esquema de revisiones técnicas que ha llevado a que, luego de más de siete años hablando de él, este aún no se encuentre ni siquiera cerca de ser bien implementado. ¿Cómo puede ser que un tema tan claro que opera eficientemente en el resto del planeta, en nuestro país solo sirva para que abogados se la pasen interpretando un inexplicable contrato?
Adicionalmente tenemos a los jueces 'influenciables’ que permiten la importación de decenas de miles de carros inservibles que fueron dados de baja y prohibidos de circular por inseguros en otras partes. Sin embargo, esos mismos autos chatarra sirven aquí perfectamente para que estafen al consumidor vendiéndoles gato por liebre sin contarles que están adquiriendo un vehículo que se transformará en un ataúd ni bien falle.
En realidad, en el tema del transporte terrestre, nadie sale bien parado, el fracaso es generalizado. Están en el paredón de la opinión pública desde el Ministerio de Transportes hasta las municipalidades, incluyendo a la Policía y al Poder Judicial. Ojalá que un día tan espantoso como el de ayer, en lugar de confirmar que nos hemos resignado a vivir con la muerte sobre ruedas en nuestras carreteras, vuelva a generar indignación. Solo exigiendo al ministro del sector que se convierta en un zar de la seguridad vial se podría esperar algún resultado. Mientras las obligaciones sigan distribuidas, nadie se va a responsabilizar.



PERU 21

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