24.2.10

Luke vs. Darth

Uri Ben Schmuel
uribs@larazon.com.pe


Muy buena la aparición de Keiko Fujimori en CPN y en la rueda de prensa al salir de la cabina. En política las formas importan tanto como el fondo. Y a veces más. En este sentido, su lenguaje corporal, su tono de voz y sus respuestas –cortas, concretas y mesuradas– la mostraron distinta. Cuajada, madura, determinada. Y con la dosis exacta de ají. En apenas una frase (“alianza de perdedores”) lanzó tremendo jab a las mandíbulas de Lourdes Flores y Alejandro Toledo.
Muy bueno también su comentario respecto a que la campaña electoral debe girar en torno a ideas –tema sobre el cual, como le consta a nuestros lectores, se ha insistido una y otra vez en esta columna– y no a buscar una polarización. La ciudadanía está harta del demopolitainment, es decir la demolición política como entretenimiento. Y de candidatos incapaces de debatir con altura.


Lo que el ciudadano quiere son propuestas concretas sobre problemas concretos: los accidentes en las carreteras, la ola de delincuencia, la forma de convertir a un Estado elefante en uno pantera, que no demore tres años en reconstruir ciudades devastadas por un terremoto y que mejore la educación y la salud públicas, por citar algunos. Y Keiko parece haberlo entendido.

En la otra orilla, en cambio, insisten en presentar las próximas elecciones como un enfrentamiento entre el Bien y el Mal (los buenos, por supuesto, son ellos). Quieren hacernos creer que la corrupción empezó en 1990 y terminó en el 2000. Que antes y después nos gobernaron querubines, serafines y arcángeles.

Pero seamos francos: si –es un decir­– se hubieran instalado cámaras y grabadoras en las instalaciones públicas desde 1821 en adelante, otra sería la historia, con mayúscula y minúscula, de nuestro país. Nos la habríamos pasado de un “megajuicio” a otro. Y con varios inquilinos de Palacio entre rejas. Con una diferencia: Alberto Fujimori fue uno de los pocos presidentes realmente eficaces (y, por cierto, no se ha podido probar que él fue corrupto). Le duela a quien le duela. Por eso sigue concitando adhesión. Por eso su hija tiene grandes posibilidades de triunfar el próximo año.

La argolla políticamente correcta, cuando se aborda este tema, argumenta que eso se debe a que nuestro pueblo es amoral. No. Nuestro pueblo es inteligente y se da cuenta de que el mantra de la corrupción ha sido y es usado selectivamente. Y eso lo irrita profundamente. Por eso no ha hecho caso a una feroz campaña de satanización que lleva una década.

Esto, que es tan simple, no lo comprenden aquellos que ven el 2011 como un duelo entre Luke Skywalker y Darth Vader. Si siguen con esta guerra de las galaxias, efectivamente, no serán más que una alianza de perdedores.


LA RAZON

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