27.2.10

Política sobre el clima en punto crítico

Martin Khor
Colaborador


La Conferencia de Copenhague adoptó los informes de dos grupos de trabajo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Pero el pequeño grupo de autoridades presentó un “Acuerdo de Copenhague” que varios países desarrollados están promoviendo agresivamente para convertirlo en la base de un nuevo acuerdo sobre el cLima.

Ahora, detrás de bambalinas, la verdadera batalla radica en quién tendrá la responsabilidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, en cuánto, de qué forma y quién deberá cargar con los costos de evitar el cambio climático y adaptarse a él.

Como jefe de la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas, Ivo de Boer quedó atrapado en el medio de esta batalla. Y aunque su mandato expiraba en setiembre, el 18 de febrero anunció que se retirará en julio.

Algunos medios de prensa presentaron su renuncia como un obstáculo para lograr un acuerdo sobre el cLima este año. Pero un factor más importante será la actitud de los principales actores respecto al ámbito y los contenidos de las negociaciones.

Los informes de la Convención se basan en que habrá una meta general vinculante y con base científica para que los países desarrollados reduzcan sus emisiones entre 25% y 49% para 2020, comparado con los niveles de 1990. Cada país desarrollado tendrá también una meta nacional vinculante, es decir, obligatoria. El Acuerdo de Copenhague sostiene el criterio opuesto: no hay una meta general y cada país desarrollado es libre de fijar su propia meta, la cual no es vinculante.

El ámbito más indicado para discutir todos los temas sin duda es la Convención Marco de las Naciones Unidas. Sin embargo, Estados Unidos expresó su disgusto con la misma y sugirió el G-20.

Las opiniones de China y otros tres grandes países en desarrollo (India, Brasil y Sudáfrica) son significativas ya que sus representantes participaron del Acuerdo de Copenhague junto con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el último día de la Conferencia.

Por esto debe darse su debida importancia a la carta del primer ministro de China, Wen Jiabao, dirigida a Ban Ki-moon, en la que ratifica que “no es viable ni aceptable iniciar un nuevo proceso de negociaciones fuera del marco de la Convención” y también subrayó que los dos grupos de trabajo “son los órganos legales para tales negociaciones” y los proyectos de texto propuestos por los presidentes de los mismos constituyen “las bases legítimas”.


LA PRIMERA

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