2.7.09

Miedo a los extremos

NI MISTIFICACIONES NI INTRANSIGENCIA

Por: Fernando Vivas Periodista

Los últimos conflictos permiten ver nuestros extremos al desnudo: la radicalidad de la protesta antisistema versus la mistificación de la propuesta de desarrollo. O, si prefieren tildarlos al revés, la protesta basada en mistificaciones ambientalistas y étnicas versus la radicalidad de una propuesta tan autosuficiente que genera inconsultas políticas de Estado.

Es muy difícil que tales opuestos se pongan de acuerdo, ni aun en una pacífica mesa de diálogo. Si crees que tu propuesta está bendecida por la razón y por la ciencia económica, entonces toda protesta es absurda, calificación que, por cierto, abunda en estos días impidiendo el análisis. Si, por el contrario, crees que tu protesta reivindica el estado ideal que debieran tener las cosas, donde la armonía social se funde con el equilibrio ecológico, entonces no hay espacio para la inversión privada u otros imponderables del satanizado sistema.

La violencia física suele estar del lado de la protesta, cuya primera fila es afecta a tirar piedras y bloquear pistas. Sin embargo, recién estamos aprendiendo a medir cuán provocadora, y por lo tanto irresponsable, puede ser una propuesta que no tenga en cuenta la protesta.

La información no necesariamente ayuda. Puede ser contraproducente si los ciudadanos airados no saben distinguir en ella la verdad de la fantasía. Basados en su percepción de que los medios son voceros de un sistema que los excluye, desconfían del mensaje del Gobierno pero creen en las campañas de los azuzadores. Y estas son muy efectivas cuando se basan en verdades oficiales: la evidencia —confirmada por Yehude Simon— de que en la provincia de Canchis se ha dado en concesión minera hasta el terreno bajo la Plaza de Armas contribuyó a enardecer a los revoltosos en Sicuani. Ante tal radicalidad de la propuesta, ¡qué se puede esperar de la protesta!

Hoy necesitamos un gabinete que le tenga miedo a los extremos y se consagre, por lo tanto, a la moderación política.

EL COMERCIO

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