Kevin Moncada Xespe
Como todos los años, el 22 de febrero se recuerda el onomástico de Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), esa sigla que quedó enfrascada en buenas voluntades, que luego quedaría sembrada como el Día de la Fraternidad. Cuando él la fundo representaba una constante lucha democrática, llena de valores cívicos, de mártires y catacumbas. Ahora lo fraterno se pierde en el olvido, porque aquel horizonte no es el mismo que persiguen las piaras de búfalos.
Bastó que Haya pasara a la eternidad para que sus seguidores hicieran pasto de todos los fuegos de su doctrina, de su larga ejecutoria moral de una vida entregada a un ideal; de una trayectoria cívica desdeñosa de los bienes materiales. Él cobró un sol mensual como presidente de la Asamblea Constituyente, que recuperó la democracia en 1979; para que sus militantes y otros siniestros personajes que ignoraban su ideología y estaban aupados a Alan García, en 1885, se dedicaran al saqueo de los fondos públicos, con puestos fantasmas en el entonces Programa de Apoyo de Ingreso Temporal (PAIT); o la Cooperación Popular, a la que el "populorum" bautizó como "RoboCoop"... otras entelequias movilizaron sus huesos y sus sombras en pro de sus causas, jamás las del pueblo.
La primera "faena" de Alan se cifró en un experimento económico, con el virolo César Vásquez Bazán, "Ojitos lindos", quien junto al asesor argentino Daniel Carbonetto hicieron parir las cifras de la hiperinflación y un completo descalabro económico.
Luego la historia y el pueblo peruano le dieron la oportunidad para un segundo período; y esta vez Alan cambió totalmente; dejó de coquetear con el comunismo anquilosado, se convirtió en un mandatario moderno y pragmático, burlándose de las ridículas tesis marxistas y de su propia partida de nacimiento: "Antiimperialismo y el APRA": El APRA nació marxista.
Es un cambio de forma, pero no de fondo, porque como vemos acá en Puno, los tagarotes que llegaron como militantes a ocupar cargos públicos han contaminado la moral y la decencia cívica de Haya de la Torre. Basta con mencionar a ese vil negociante de los procesos penales del Estado contra los corruptos: el infable "procurador comercial", al que otros apodan "el burrito", que al lado de sus zombis se dedicaron al saqueo de los fondos públicos, a pisotear los conceptos de honradez, laboriosidad y compromiso social.
Para ellos, subirse a un vehículo estatal para hacer sus orgías a cambio de cargos públicos es más productivo que "30 años de aprismo" o "Pueblo Continente". Además, la "Marsellesa aprista" es de lo más aburrida. Ellos prefieren la estridencia de cualquier música chicha, negociando licitaciones sobre un par de piernas, antes que ser iluminados por la doctrina. Eso de "joven prepárate para la acción y no para el placer", es un vacilón; lo mismo eso de "militantes puros y sinceros", se quedó en una triste tonada; sino vean dónde queda el aprista que se ha convertido en la "celestina" del gobierno regional, ¿lo han expulsado, sancionado o suspendido? No, porque "puede hablar" y embarrar a los demás bufaloides. Lo mismo pasa en todos los demás sectores.
Es que hasta ahora no han entendido que la corrupción mata la fraternidad. Por eso hoy el APRA sufre una metamorfosis, ahora el pueblo descifra sus siglas en Asociémonos Para Robar Algo. ¿Y quién lo va a dudar, si sus búfalos hambrientos dan vida a esa tesis?
CORREO
Como todos los años, el 22 de febrero se recuerda el onomástico de Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), esa sigla que quedó enfrascada en buenas voluntades, que luego quedaría sembrada como el Día de la Fraternidad. Cuando él la fundo representaba una constante lucha democrática, llena de valores cívicos, de mártires y catacumbas. Ahora lo fraterno se pierde en el olvido, porque aquel horizonte no es el mismo que persiguen las piaras de búfalos.
Bastó que Haya pasara a la eternidad para que sus seguidores hicieran pasto de todos los fuegos de su doctrina, de su larga ejecutoria moral de una vida entregada a un ideal; de una trayectoria cívica desdeñosa de los bienes materiales. Él cobró un sol mensual como presidente de la Asamblea Constituyente, que recuperó la democracia en 1979; para que sus militantes y otros siniestros personajes que ignoraban su ideología y estaban aupados a Alan García, en 1885, se dedicaran al saqueo de los fondos públicos, con puestos fantasmas en el entonces Programa de Apoyo de Ingreso Temporal (PAIT); o la Cooperación Popular, a la que el "populorum" bautizó como "RoboCoop"... otras entelequias movilizaron sus huesos y sus sombras en pro de sus causas, jamás las del pueblo.
La primera "faena" de Alan se cifró en un experimento económico, con el virolo César Vásquez Bazán, "Ojitos lindos", quien junto al asesor argentino Daniel Carbonetto hicieron parir las cifras de la hiperinflación y un completo descalabro económico.
Luego la historia y el pueblo peruano le dieron la oportunidad para un segundo período; y esta vez Alan cambió totalmente; dejó de coquetear con el comunismo anquilosado, se convirtió en un mandatario moderno y pragmático, burlándose de las ridículas tesis marxistas y de su propia partida de nacimiento: "Antiimperialismo y el APRA": El APRA nació marxista.
Es un cambio de forma, pero no de fondo, porque como vemos acá en Puno, los tagarotes que llegaron como militantes a ocupar cargos públicos han contaminado la moral y la decencia cívica de Haya de la Torre. Basta con mencionar a ese vil negociante de los procesos penales del Estado contra los corruptos: el infable "procurador comercial", al que otros apodan "el burrito", que al lado de sus zombis se dedicaron al saqueo de los fondos públicos, a pisotear los conceptos de honradez, laboriosidad y compromiso social.
Para ellos, subirse a un vehículo estatal para hacer sus orgías a cambio de cargos públicos es más productivo que "30 años de aprismo" o "Pueblo Continente". Además, la "Marsellesa aprista" es de lo más aburrida. Ellos prefieren la estridencia de cualquier música chicha, negociando licitaciones sobre un par de piernas, antes que ser iluminados por la doctrina. Eso de "joven prepárate para la acción y no para el placer", es un vacilón; lo mismo eso de "militantes puros y sinceros", se quedó en una triste tonada; sino vean dónde queda el aprista que se ha convertido en la "celestina" del gobierno regional, ¿lo han expulsado, sancionado o suspendido? No, porque "puede hablar" y embarrar a los demás bufaloides. Lo mismo pasa en todos los demás sectores.
Es que hasta ahora no han entendido que la corrupción mata la fraternidad. Por eso hoy el APRA sufre una metamorfosis, ahora el pueblo descifra sus siglas en Asociémonos Para Robar Algo. ¿Y quién lo va a dudar, si sus búfalos hambrientos dan vida a esa tesis?
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