22.6.09

Carta del nativo amazónico

Por: Richard Webb

Todo el país es testigo de que el Perú tiene dos constituciones, una para los peruanos en general, otra para los nativos amazónicos.

La dualidad legal no solo se observa en los actos del Estado, sino que está implícita en las críticas que se levantan cuando los gobiernos proceden como si todos los peruanos fuéramos iguales. Ante esta dualidad de facto, mejor sería formalizar una “carta amazónica”, para fijar los derechos, pero también las obligaciones particulares del nativo de la selva.

Un criterio para definir al “ciudadano amazónico” sería la lengua materna.

Según el censo nacional, en la selva peruana residen 223 mil personas nacidas en hogares donde el idioma de la madre era asháninka u otra lengua nativa de esa región, un minúsculo 0,8% de la población nacional, y apenas 5,2% de la población de la selva.

Para comparar, el número de nativos es solo un tercio del total de personas discapacitadas, otro grupo que merece atención especial.

Una definición más amplia podría basarse en la etnia, aplicando un examen genético a cada ciudadano y acordando oficialmente el porcentaje del DNA que califica para ser un nativo amazónico, procedimiento orwelliano pero tecnológicamente posible.

El derecho a tener un representante especial en el Congreso podría justificarse por el número de nativos, si tenemos en cuenta que la representación actual es de un congresista por cada 150 mil electores.

Otros temas para definir en la carta incluirían los derechos de transferencia y de uso de la tierra, obligaciones relacionadas a la conservación, atención especial de salud teniendo en cuenta lo insalubre del clima y las enormes distancias, educación bilingüe, y la eliminación de carencias relacionadas a la poca accesibilidad —6% carece de partida de nacimiento, 9% de DNI y 15% es analfabeto—.

Finalmente, la carta buscaría revalorar las culturas amazónicas que, por ser creaciones humanas, son riquezas nacionales que merecen hasta más atención y respeto que la flora y fauna.

Sin embargo, los autores de la carta deben tener en cuenta que la otra cara del trato especial es el paternalismo y la dependencia.

Ser nativo amazónico no debe ser un obstáculo para desarrollarse como buen profesional o empresario, y si el joven amazónico aspira a la vida de un nativo, será la de un nativo con un Blackberry escondido en su cushma.

EL COMERCIO

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