30.6.09

Frazadas sí, pero con estrategia

QUE EL FRÍO NO NOS SORPRENDA

Por: Alfredo Guzmán*

La sociedad civil se ha movilizado para recolectar frazadas y ropa de abrigo con el fin de ser enviada a las zonas altoandinas de nuestro país donde las bajas temperaturas están causando la muerte de niños por afecciones respiratorias.

Lamentablemente este es un problema recurrente y que necesita un manejo integral con políticas y estrategias claras y no solo el paliativo del abrigo temporal. La población más afectada se encuentra en comunidades aisladas en territorios por encima de los 4.000 metros y, por supuesto, sin acceso a luz, agua limpia y en condiciones mínimas de saneamiento. La temperatura al interior de la casa tiene variaciones de hasta 12 grados entre el día y la noche. La mayoría de los niños son anémicos y desnutridos y muchos sufren de parasitosis. Generalmente los padres carecen de educación.

Con esas condiciones es muy poco lo que pueden hacer las ayudas caritativas, por ello lo que se necesita es cambiar en lo posible esa realidad. Lo que se debe hacer es poner en práctica muchas de las iniciativas que recomienda la Organización Mundial de la Salud y que algunas ONG del país, entre ellas Sembrando, están realizando en algunas zonas del país. Se deberá empadronar a la población, determinar su nivel de anemia, desnutrición y parasitosis, en lo que se llama una línea de base. Iniciar el manejo terapéutico necesario. Aplicar el esquema de vacunación completo a todos los niños, incluyendo la vacuna contra el neumococo

Que se le enseñe a la comunidad a construir una cocina mejorada, es decir aquella que le permita cocinar sin contaminar. Mejorar el piso de la vivienda. Colocar un “muro trombe” en la parte externa de la casa, donde cae el sol, que es una técnica muy simple que permite proveer de aire caliente al hogar e impedir las variaciones de temperatura. Explicarles cómo hacer una bolsa de dormir con hilado de vicuña como lo promueve la FAO. Construir una letrina para la familia. Buscar una fuente de agua limpia y canalizarla. Enseñarles a cultivar con semillas resistentes a bajas temperaturas. Brindar educación en salud y alimentación, con énfasis en lactancia materna, cuidado durante el embarazo, parto y posparto, así como de los cuidados del niño, signos y síntomas de alarma. Todo ello luego acompañado por monitoreo semestral por parte de una brigada del personal de salud. No podremos cambiar su entorno, pero al menos les daremos los instrumentos que les permitan ser menos vulnerables al frío.

(*) Consultor en salud pública

EL COMERCIO

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