22.6.09

K.O. técnico al sistema político

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Los daños políticos de la crisis amazónica.

La encuesta nacional de Ipsos-Apoyo revela que el impacto de la crisis en la Amazonía alcanzó a todos los políticos involucrados –del gobierno y de la oposición– dejando esa peligrosa sensación del pedido para ‘que se vayan todos’ los del elenco estable.

Ahora que la oposición está pidiendo la cabeza política del premier Yehude Simon, quien será interpelado este miércoles, le convendría revisar la percepción que la gente tiene de las responsabilidades en este proceso en un sentido más amplio.

Para empezar, la participación del presidente Alan García en el conflicto es la más desaprobada (84%), lo que ha sido el factor central para que la aprobación general a su desempeño caiga en nueve puntos porcentuales, llegando a 21%, lo cual lo devuelve a los niveles más bajos de su gestión de tres años, lo cual ocurrió alrededor de la crisis de los ‘petroaudios’.

La desaprobación al presidente en el (des) manejo de la crisis es muy superior a la del premier (69%) y más cercana a la de la ministra Mercedes Cabanillas (77%). En la actitud hacia ella han pesado las muertes pero, también, su intento de esquivar la responsabilidad, lo cual implicaría un replanteamiento de la función de un ministro pues parecería que esta consistiera solo en ir a entrevistas; o, alternativamente, la necesidad de buscar a alguien menos improvisado y que sí conozca del tema. La Policía es desaprobada por el 60%.

De otro lado, cuando se junten votos para censurar al premier Simon, los congresistas debieran revisar qué piensa la opinión pública del desempeño de las distintas bancadas en el conflicto de la selva. La peor evaluada es la aprista con una desaprobación del 82%, seguida de la humalista (68%).

Los principales líderes de la oposición también salen por las patas de los caballos pues su comportamiento durante la crisis también es desaprobado: Ollanta Humala (59%), Alejandro Toledo (57%), Lourdes Flores (53%) y Keiko Fujimori (52%). La opinión pública no siempre tiene la razón, pero en este caso es obvio que el Congreso tuvo una responsabilidad gravísima y vergonzosa en la generación y agravamiento de la crisis.

Por su parte, Alberto Pizango es desaprobado por el 58% pero las comunidades nativas son el único sector evaluado en la muestra que sale bien parado pues la aprobación a su actuación es del 51% (y la desaprobación de 37%), lo que indica que la gente cree que su reclamo era legítimo.

En este contexto, censurar a Simon o perseguir a Pizango empujándolo al asilo parece la búsqueda de chivos expiatorios por parte de una clase política –gobierno y oposición– a la que la gente le está diciendo que es una verdadera vergüenza y que esta vez volvió a encontrar, en el ring amazónico, otro K.O. técnico.

LA REPUBLICA

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